El Gobierno elimina burocracia e impuestos para poner a España en el radar de las ‘start-ups’
La nueva ley pretende beneficiar a 7.000 empresas emergentes, y concede ventajas a los ‘nómadas digitales’ para que se instalen en el país
Las empresas tecnológicas como Cabify, Idealista, Glovo, eDreams y Wallapop son hoy parte consolidada del ecosistema empresarial, pero su historia es la de una élite minoritaria: la de las start-ups (emergentes) nacidas en España que han logrado disparar su valoración y se han afianzado en el mercado. El Gobierno busca hacer crecer esa lista, y tras consultar al sector ha aprobado este viernes en Consejo de Ministros un proyecto de ley que ofrece una riada de incentivos fiscales a estas compañías emergentes, comúnmente asociadas a la mística del garaje y la innovación, pero con un rever...
Las empresas tecnológicas como Cabify, Idealista, Glovo, eDreams y Wallapop son hoy parte consolidada del ecosistema empresarial, pero su historia es la de una élite minoritaria: la de las start-ups (emergentes) nacidas en España que han logrado disparar su valoración y se han afianzado en el mercado. El Gobierno busca hacer crecer esa lista, y tras consultar al sector ha aprobado este viernes en Consejo de Ministros un proyecto de ley que ofrece una riada de incentivos fiscales a estas compañías emergentes, comúnmente asociadas a la mística del garaje y la innovación, pero con un reverso menos épico: la mayoría tiene una corta esperanza de vida, y naufraga en sus primeros años debido a la alta competencia y los problemas de financiación.
El Ejecutivo quiere hacerles la vida más sencilla. La batería de medidas es amplia: los primeros 100.000 euros de inversión en una emergente estarán libres de impuestos —hasta ahora eran los primeros 60.000—, el tipo de deducción pasa del 30% al 50%, y la categoría de start-ups se ensancha para incluir a las compañías con hasta cinco años de vida (siete en el caso de las biotecnológicas), frente a los tres años anteriores. Además, se reduce el tipo impositivo en el impuesto de sociedades y en el IRPF de no residentes del tipo general del 25% al 15% durante los primeros cuatro años. Las stock-options, una forma de retribución muy habitual en este ámbito, ven elevarse de 12.000 a 50.000 euros el umbral a partir del cual deben rendir cuentas al fisco, y retrasan su tributación al momento de la venta de las participaciones. También se creará una ventanilla única para que sea posible constituir una emergente de forma telemática en cuestión de horas, sin costes notariales ni registrales.
Los inversores no residentes en España solo necesitarán tener Número de Identificación Fiscal (NIF) y no NIE (Número de Identidad de Extranjero), como hasta ahora, un modo de eliminar trabas al dinero foráneo. Para los llamados nómadas digitales, es decir, aquellos emprendedores y teletrabajadores que se desplacen a territorio español, también hay ventajas. Podrán residir y trabajar en España durante cinco años, acogerse al régimen tributario especial y tributar por el impuesto sobre la renta de no residentes. Para repatriar talento, se relaja de 10 a 5 años el requisito de no residencia previa en España.
La eliminación de trabas burocráticas beneficiará, según fuentes de Economía, a unas 7.000 start-ups. Zityhub, fundada en 2019 gracias a una ronda de financiación inicial de 1,6 millones de euros, es una de ellas. En pleno debate sobre la reducción del trabajo presencial, su modelo de negocio se basa en permitir a las empresas ofrecer a sus empleados lugares de trabajo en hoteles, espacios compartidos y compañías repartidas por España. Su cofundador, Ángel Serrano, cree que algunos puntos de la nueva ley son mejorables. “Si bien hay una rebaja en el tipo de Sociedades, es muy difícil que una start-up obtenga beneficios durante los primeros años, con lo que no pagan esa tasa. Lo que se necesitan son ayudas para los comienzos, y hubiera sido interesante plantear rebajas en las cuotas de la Seguridad Social para facilitar la contratación de talento cualificado”, argumenta.
El sector biotecnológico es uno de los que esperaba la nueva ley con más impaciencia. Ion Arocena, director general de AseBio, la patronal del sector, hizo aportaciones en la consulta pública abierta por el Gobierno. Se muestra satisfecho por el hecho de que la norma les extienda más que al resto la condición de empresa emergente, hasta los siete años, aunque cree que el acompañamiento debe durar más. “Son empresas con largos ciclos de maduración. Se puede tardar más de 10 años en llegar al mercado desde que se empieza a desarrollar un proyecto”, explica.
Eso cuando llegan. Arocena asegura que al trabajar en tecnologías disruptivas en ámbitos como la creación de un medicamento, de nuevos ingredientes nutricionales enfocados a la alimentación, o productos para frenar plagas, el riesgo tecnológico es alto, por lo que a veces hay éxito y otras, no. Por eso, celebra que el Gobierno permita a los emprendedores que fracasen beneficiarse de estas ventajas en hasta tres proyectos seguidos, mientras que antes solo había una oportunidad.
Sylvain Montoro, vicepresidente financiero de BlaBlaCar, la plataforma francesa de viajes en coche compartido, considera que la ley española va por buen camino. “En BlaBlaCar todos los empleados tienen acciones de la empresa. El nuevo marco fiscal sobre las stock options nos ayudará a atraer talento español”, celebra. Aunque ve margen de mejora. “Es importante, por ejemplo, tener un marco que ayude a las start-ups a obtener fácilmente fondos a través de créditos fiscales para los que invierten directamente en dichas empresas”.
La falta de financiación es uno de los principales obstáculos que afrontan los emprendedores. “Las exenciones fiscales que contempla la nueva ley son muy interesantes en ese sentido”, opina Paco Álvarez, consejero delegado de Maricoin, una criptomoneda concebida para la comunidad LGTBI. La firma cuenta con el respaldo de la tecnológica Algorand en Miami (EE UU) y el fondo de capital riesgo Borderless, y se prepara para cotizar en la plataforma Binance. Fue constituida en Miami, “por las ventajas extraordinarias que hay en Estados Unidos para las start-ups”. En su caso, no cree que los cambios legislativos le animen a trasladar la firma a España, porque la regulación en Florida es favorable a las criptodivisas. “El alcalde de Miami [Francis Suarez] anunció en noviembre que cobraría su salario en bitcoins”, destaca Álvarez, “mientras en España el regulador bursátil reprende a Iniesta por hacer publicidad de los criptoactivos”. La innovación, resume, “tiene sus riesgos”.
Sin embargo, el emprendedor sí considera que la nueva ley pueda atraer a determinadas empresas. “El país puede resultar más atractivo, porque esta ley puede servir para estimular el mercado financiero, y sobre todo se puede intentar ocupar el hueco que dejó el Reino Unido tras salir de la UE”, opina Álvarez, que también es consejero delegado en Startify, una empresa que ayuda a despegar a emergentes españolas y que ha impulsado el Master Internacional Avanzado en Modelos de Innovación en la Universidad Complutense de Madrid.
España busca ascender puestos
Los grandes centros de operaciones de emergentes en Europa se han situado tradicionalmente en Londres, París y Berlín, pero ahora España quiere ocupar un puesto relevante. Desde la Asociación Española de start-ups, una de las organizaciones que lleva años pujando por la nueva ley, lamentan que no exista una estadística oficial sobre este tipo específico de empresas. Estos son algunos datos recogidos en algunos informes de referencia sobre dónde, quién y por qué se emprende en España.
Más de 7.000 empresas. En Europa hay más de 140.00 emergentes, de ellas unas 7.300 en España. Con relación a la población, España se sitúa en la posición 18º, con 157 firmas por millón de habitantes, por debajo de la media europea (190), según los datos de Atomico, el fondo de inversión de capital riesgo fundado entre otros por el creador de Skype Niklas Zennström.
Más financiación. Las emergentes españolas han logrado acaparar en los nueve primeros meses del año 2.936 millones de dólares (unos 2.600 millones de euros), el triple que en todo 2020, lo que ha permitido a España adelantar a Suiza en el sexto puesto en la clasificación por capital captado, según un informe reciente de Atomico. Por delante están el Reino Unido (26.921 millones de dólares), Alemania (12.375 millones), Francia (8.534 millones), Suiza (7.124 millones) y Países Bajos (4.985 millones).
Los sectores más activos. El comercio electrónico, tanto destinado al consumidor final como entre empresas, acapara gran parte del capital que se invierte, así como las aplicaciones financieras (fintech). También está en ascenso el sector de tecnología relacionado con la ciencia, los fármacos y la energía.
40 años de media y renta alta. Según el último Global Entrepreneurship Monitor (2019-2020), elaborado por expertos en materia de universidades e institutos de investigación, la edad media del emprendedor es de 40 años en España, y su nivel de renta suele estar en el tercio superior. El sector tecnológico es el más asociado a las emergentes, pero la construcción y la manufactura suponen ya el 20% de los nuevos negocios, frente al 15% de 2015. El sector de servicios a empresas alcanza casi un 35%, en comparación al 30% de 2015. Cerca de 9 de cada 10 nuevas empresas cuentan con menos de cinco empleados, pero el porcentaje de aquellas que emplean a más de cinco personas ha aumentado de un 4,6% a un 13% durante el último lustro. Aun así, no llega a un 20% el porcentaje de personas emprendedoras que aspira a desarrollar un negocio que emplee a más de cinco personas dentro de cinco años.