Aramco se asienta en el podio de empresas más valiosas del mundo tras triplicar sus beneficios
Las acciones de la mayor petrolera del mundo baten máximos históricos al calor del encarecimiento del crudo
La mayor petrolera del mundo vale más que nunca antes. Tras anotarse unos beneficios de 67.000 millones hasta septiembre, las acciones de la estatal saudí Aramco marca este martes nuevos máximos históricos que le permiten asentarse como la tercera mayor cotizada del mundo, solo por detrás de Microsoft y Apple. Dejando a un lado a las tecnológicas, dominadoras absolutas de los parqués en los últimos tiempos, Saudi Aramco no solo sería la compañía más valiosa del mundo sino que más que cuadruplicaría en valor a su más inmediata pe...
La mayor petrolera del mundo vale más que nunca antes. Tras anotarse unos beneficios de 67.000 millones hasta septiembre, las acciones de la estatal saudí Aramco marca este martes nuevos máximos históricos que le permiten asentarse como la tercera mayor cotizada del mundo, solo por detrás de Microsoft y Apple. Dejando a un lado a las tecnológicas, dominadoras absolutas de los parqués en los últimos tiempos, Saudi Aramco no solo sería la compañía más valiosa del mundo sino que más que cuadruplicaría en valor a su más inmediata perseguidora, el banco JP Morgan. Tras unos meses de zozobra, en los que su negocio parecía entrar en una fase de capa caída y la tecnología parecía ser el único sector posible en la mente de los inversores, las fichas del puzle parecen recolocarse de nuevo.
La petrolera saudí bien puede dar por superado el enorme escollo de la pandemia, cuando sus ganancias cayeron a la mitad por una combinación de menores precios y menores volúmenes y fue rebasada en capitalización bursátil tanto por Apple como por Microsoft. En un solo trimestre, el último, ganó casi 26.300 millones de euros, unos números propios de los años anteriores a la crisis sanitaria y económica. Y el pasado domingo, cuando hizo públicas sus cuentas, la firma con sede en Dhahran achacó la notable mejora en el resultado al “incremento en los precios del crudo y en los volúmenes vendidos” y mostró su “optimismo” sobre la demanda futura a pesar de la reciente ralentización del rebote económico global.
Los beneficios cosechados por la firma energética en lo que va de año son la última confirmación de una tendencia global: con el petróleo y el gas al alza, y a pesar de la obsolescencia futura de su mayor línea de negocio, las petroleras se han convertido en las últimas apuestas seguras de los inversores. La producción de petróleo y gas fue la mejor línea de negocio de Aramco en el último trimestre, con un beneficio más de un 20% superior al mismo periodo del año anterior y el más alto desde 2018.
85 dólares por barril
El crudo Brent, la referencia europea, cotiza en cerca de 85 dólares por barril y son legión las voces de quienes dudan de que haya tocado techo: tanto Bank of America como Goldman Sachs creen que no sería nada descabellado verlo cotizar por encima de los 100 dólares. Y esa mezcla de presente y buenas perspectivas es una muy buena noticia para Aramco, que cuenta con las mayores reservas probadas de crudo del mundo, superiores a la suma de Exxon Mobil, Chevron, Royal Dutch Shell y Total.
Aramco espera elevar sus bombeos hasta los 10 millones de barriles de crudo diarios en el tramo final de este año, a medida que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP, que lidera Arabia Saudí) flexibiliza las restricciones impuestas sobre la producción. Y hasta unos 12 o 13 millones en 2027, ajeno al paulatino descenso en el consumo a medida que las energías renovables y la electrificación del transporte van abriéndose paso.
Sin cambios en el dividendo
A pesar de que la suerte del gigante saudí ha cambiado por completo en cuestión de meses, siempre en paralelo a la evolución del precio del petróleo, a diferencia de otras grandes petroleras mundiales, que han anunciado un incremento del dividendo, Aramco ha optado por mantener sin cambios la retribución al accionista, en niveles notablemente inferiores a los de sus competidoras estadounidenses y europeas.
Tras su salida a Bolsa muy poco antes de la pandemia, el Estado saudí aún retiene casi el 98% del capital de la petrolera. Aun así, el Reino del Desierto ha abierto negociaciones en los últimos meses con grupos inversores para obtener recursos con la venta de paquetes accionariales.