La empresa familiar advierte sobre el impacto de la falta de suministros y la subida de precios en la recuperación económica
El 53% cree que habrá un moderado crecimiento y una limitada creación de empleo, y el 38% piensa que la expansión será frágil sin más puestos de trabajo
Las empresas familiares aprueban por los pelos la situación económica, a la que dan una calificación del 4,94 sobre nueve (4,1 el año pasado, mientras que en 2019 fue de 5,33), pero la mayor parte (un 58%) se muestran muy preocupadas por la inflación y la falta de suministros, por delante de la falta de reformas (20%) y la deuda pública (17%). Los resultados de este año quedan lejos del 5,48 obtenido en 2018 e incluso del 6,22 de 2017, la mejor calificación desde que comenzó a hacerse la encuesta en 2008.
Según la votación interactiva celebrada entre los cerca de 500 asistentes al ...
Las empresas familiares aprueban por los pelos la situación económica, a la que dan una calificación del 4,94 sobre nueve (4,1 el año pasado, mientras que en 2019 fue de 5,33), pero la mayor parte (un 58%) se muestran muy preocupadas por la inflación y la falta de suministros, por delante de la falta de reformas (20%) y la deuda pública (17%). Los resultados de este año quedan lejos del 5,48 obtenido en 2018 e incluso del 6,22 de 2017, la mejor calificación desde que comenzó a hacerse la encuesta en 2008.
Según la votación interactiva celebrada entre los cerca de 500 asistentes al XXIV Congreso de la Empresa Familiar que se celebra estos días en Pamplona, las empresas muestran todavía reparos sobre la recuperación: el 53% cree que habrá un moderado crecimiento y limitada creación de empleo, mientras que un 38% piensa que el crecimiento será frágil sin creación de empleo, lo que supone un retroceso claro sobre el 68% de 2020. El 35% de los encuestados espera elevar su plantilla en 2022 y un 58% mantenerla.
Asimismo, el 50% afirma que la empresa ha alcanzado los niveles previos a la pandemia y el 63% prevé un aumento de la cifra de ventas frente a un 31% que cree que será similar al año anterior. De cumplirse las previsiones, el 74% de las compañías reinvertirán la mayor parte de sus beneficios, el 7% lo destinará a dividendo, el 12% a disminuir la deuda y el 7% no tendrá beneficios. Por otra parte, el 64% sostiene que la una modificación del impuesto de sucesiones descapitalizaría su empresa y el 20% que tendría que vender o cerrar la empresa. En ese plano, las empresas familiares consideran que el momento actual es óptimo para hacer crecer mediante compras (un 28%) y orgánicamente (27%), mientras que un 25% se inclina por reforzar el control de la sociedad. En menor medida, un 15% prefiere dar prioridad a la liquidez y un 5% a reducir el endeudamiento.
Foco en el papel social de la empresa
Si hace dos años la preocupación estaba en la inestabilidad política y Cataluña, y el año pasado (en un congreso telemático reducido) se centró en la crisis de la pandemia, este año el acento se ha puesto en el papel social de la empresa como generador de sostenibilidad económica, medioambiental y del empleo. En ese sentido, el presidente del Instituto de la Empresa Familiar (IEF), Marc Puig, ha destacado: “Nosotros sabemos muy bien la importancia que el empleo tiene para que la prosperidad llegue a todos, vamos a esforzarnos en seguir creando empleos de calidad y pedimos que nos permitan hacerlo, que no nos pongan condiciones peores que a los países vecinos con los que competimos”.
Puig (presidente a su vez de la multinacional Antonio Puig, líder mundial de cosmética y perfumería) se remitió en su discurso ante el Rey al Compromiso Institucional que firmó el domingo con los presidentes de las 18 asociaciones territoriales. Un compromiso que, bajo el eslogan Trabajamos para una sociedad mejor, persigue “fomentar la diversidad, la promoción de la igualdad entre los géneros, la inclusión social y la generación de empleo estable y de calidad adecuado a las necesidades de las empresas y trabajar de forma respetuosa con el medioambiente, adoptando las modificaciones que sean necesarias en sus procesos para reducir las emisiones de CO2″.
La declaración hace hincapié en que las empresas se ofrecen a liderar y participar de forma activa en las inversiones de los fondos europeos. En ese sentido, las empresas reseñan la necesidad de impulsar la colaboración público-privada para aprovechar el tirón de las ayudas europeas y crear empleo de calidad. Precisamente, un 59% de las empresas reconoce que no participa en los fondos comunitarios, según la encuesta, que recoge también que entre el 54% y el 57% de las empresas realiza inversiones en áreas sociales y medioambientales.
El Rey: “Donde hay empresas familiares, hay futuro”
El rey Felipe VI, cuya presencia en las inauguraciones de los congresos de este colectivo es habitual, respaldó la citada declaración institucional firmada el domingo y puso el acento en que “el liderazgo empresarial vaya siempre acompañado de un compromiso social”. “Allí donde hay empresas familiares comprometidas, hay futuro”, afirmó el Rey, que se sumó a “la convicción de que la sostenibilidad (medioambiental, económica y social) es fundamental para pasar el testigo a las próximas generaciones en las mejores condiciones posibles”.
El monarca ha destacado también la importancia de la colaboración público-privada para que “la Administración y las empresas puedan abordar conjuntamente y con mayor eficacia los retos y las situaciones difíciles que afrontamos como sociedad”. En ese punto, puso como ejemplo los fondos europeos, que la empresa familiar se ofrece a liderar.
Por su parte, la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, que acompañó al monarca, planteó la necesidad e un gran pacto de estado por la industria, la elaboración de una política industrial 2030 para impulsar y mejorar la competitividad y una nueva ley de Industria que sustituya a la de los años noventa.