El precio de la luz subirá este sábado y suma ya 10 días seguidos por encima de los 200 euros por megavatio hora
Pese al repunte, los precios frenan el ritmo de la escalada y apuntan a una cierta estabilización
Ni el efecto fin de semana, cuando la demanda desciende y el precio de la electricidad suele moderarse, hará bajar la luz este sábado. El megavatio hora (MWh) se pagará a una media de 211,2 euros, casi un 4% más que este viernes, y encadenará su décima jornada consecutiva por encima de la barrera psicológica de los 200 euros. Es, también, el tercer sábado de octubre en el que la luz está por encima de esa cifra.
La franja horaria en la que más caro saldrá consumir electricidad este sábado será entre las ocho y las nueve de la noche, cuando rozará los 257 euros por MWh, según los ...
Ni el efecto fin de semana, cuando la demanda desciende y el precio de la electricidad suele moderarse, hará bajar la luz este sábado. El megavatio hora (MWh) se pagará a una media de 211,2 euros, casi un 4% más que este viernes, y encadenará su décima jornada consecutiva por encima de la barrera psicológica de los 200 euros. Es, también, el tercer sábado de octubre en el que la luz está por encima de esa cifra.
La franja horaria en la que más caro saldrá consumir electricidad este sábado será entre las ocho y las nueve de la noche, cuando rozará los 257 euros por MWh, según los datos publicados este viernes por el Operador del Mercado Ibérico de Energía (OMIE). En el lado contrario, el momento más económico de la jornada será entre las tres y las cuatro de la tarde, un tramo en el que el consumo cae con fuerza los fines de semana y la luz bajará de los 180 euros por MWh.
La luz será este sábado un 7% más barata que el mismo día de la semana pasada, pero más de cuatro veces y media más cara que hace un año, cuando la demanda aún arrastraba el lastre de la pandemia, las renovables eran capaces de cubrir un porcentaje mayor de la energía consumida y el gas era mucho más asequible que hoy, cuando cotiza cerca de su pico histórico. Este brutal encarecimiento de la luz en el último año es común a todos los grandes mercados europeos, aunque el español suele ser más volátil: tanto cuando sube como cuando baja, lo hace más rápido que el resto.
Con todo, el ritmo de la escalada se ha estabilizado en los últimos días: gracias en gran medida al frenazo en seco en el encarecimiento del gas natural —la materia prima que utilizan los ciclos combinados, la tecnología que suele marcar el precio en varios momentos del día—, los precios de la electricidad en España se alejan poco a poco del récord histórico que marcó hace dos semanas. Una tendencia que invita a pensar en una cierta estabilización del mercado. Pero el camino no será ni mucho menos corto: Francisco Valverde, responsable de Renovables de la consultora Menta Energía, confía en que a mediados del año que viene el mercado eléctrico español se mueva en un rango de precios “mucho más razonables” a medida que el gas vaya abaratándose.
La reciente subida de precios en el mercado mayorista español se deja sentir de manera directa sobre 10,7 millones de usuarios que cuentan con tarifas reguladas, más económicas en el largo plazo pero que en fases de volatilidad extrema como la actual sufren antes los incrementos. Para el resto de abonados, aquellos que negocian con las eléctricas en el mercado libre (16 millones), esta alza solo tendrá impacto un poco más adelante, cuando venza su contrato y la suministradora les traslade los recargos. Antes o después, sin embargo, afectará a todos los consumidores.
Presión sobre la industria y los precios al consumo
Más allá de lo doméstico, la subida en el precio de la luz está teniendo incidencia directa sobre la industria. Grandes nombres del sector secundario español, como Sidenor, Fertiberia, Ferroatlántica o Asturiana de Zinc, han empezado a aplicar parones de producción en las últimas semanas ante el recrudecimiento de los incrementos. Y las compañías electrointensivas, aquellas en las que esta supone hasta el 60% de sus costes, proyectan que este año pagarán 1.500 millones de euros más que sus competidoras europeas, una dinámica que —según denunciaron la semana pasada— está “poniendo en jaque su supervivencia”. Según las últimas cifras de la asociación que agrupa a esos grandes consumidores de luz para sus procesos de transformación, a principios de octubre el diferencial de precio de la luz respecto a sus competidores alemanes y franceses era de 38 y 74 euros por MWh, respectivamente, muy por encima de los 20 y 25 euros de hace solo dos años.
El aumento en el precio de la electricidad tiene, además, una derivada macroeconómica de primer orden: su escalada presiona al alza de los precios al por menor, y ese incremento de la inflación mete presión a los bancos centrales para que aceleren en la retirada de los estímulos y suban tipos de interés, lo que pondría trabas sobre la recuperación. Con todo, tanto el BCE como la Reserva Federal, así como el Fondo Monetario Internacional (FMI), mantienen su pronóstico de que este incremento será pasajero y se diluirá a mediados del año que viene. Esa previsión depende, en cualquier caso, de lo que ocurra con la energía, de largo el componente más volátil y el que más está empujando los precios.