eToro: la red social de los inversores mileniales
La plataforma de inversión para pequeños ahorradores ultima su salida a Bolsa valorada en 8.740 millones de euros
De niño, cuando la familia de Yoni Assia iba a su restaurante favorito, el padre los hacía detenerse frente a la pantalla del banco donde se transmitían los resultados del mercado. De ahí no se movían hasta que aparecieran las acciones de su empresa, Magic Software, la primera firma israelí de software que cotizó en el Nasdaq. Hoy, él y su hermano, Ronen, se preparan para estrenar su propia compañía en el parqué tecnológico estadounidense: eToro, la plataforma de inversión para pequeños ahorradores en Bolsa, divisas, cript...
De niño, cuando la familia de Yoni Assia iba a su restaurante favorito, el padre los hacía detenerse frente a la pantalla del banco donde se transmitían los resultados del mercado. De ahí no se movían hasta que aparecieran las acciones de su empresa, Magic Software, la primera firma israelí de software que cotizó en el Nasdaq. Hoy, él y su hermano, Ronen, se preparan para estrenar su propia compañía en el parqué tecnológico estadounidense: eToro, la plataforma de inversión para pequeños ahorradores en Bolsa, divisas, criptomonedas y materias primas conocida por popularizar el social trading, una especie de red social para inversores.
Con 20 millones de usuarios, eToro prevé incorporarse en el Nasdaq durante el tercer trimestre del año con una capitalización de mercado aproximada de 10.400 millones de dólares (8.740 millones de euros). Mientras su competidor estadounidense Robinhood ultima los planes para una oferta pública de venta (OPV) para aterrizar en el parqué, la compañía israelí utilizará una empresa de adquisición de propósito especial (SPAC por sus siglas en inglés): una entidad sin actividad que cotiza en Bolsa con el único objetivo de reunir dinero para adquirir otra empresa que ya tenga un negocio en marcha.
“Es un producto financiero innovador que permite acelerar el paso de una compañía al mercado cotizado”, asegura el director ejecutivo de eToro. Estudió varios casos antes de elegir como socia a FinTech Acquisition Corp. V, una SPAC liderada por Betsy Cohen, una banquera de 79 años que ya suma nueve fusiones de este tipo con firmas como Payoneer, otra fintech israelí. “Para nosotros, [decidirse por una SPAC] se basó en haber encontrado un gran grupo patrocinador”, explica el ejecutivo. “Han hecho varios tratos como el nuestro con éxito, Betsy tiene un doctorado en derecho y sabe mucho de gestión corporativa y de formar parte de la junta de una empresa que cotiza”.
La operación se ejecuta en pleno auge de la inversión minorista, que ha beneficiado a eToro: sus usuarios crecieron un 33% en 2020 y la facturación, que en 2019 se había desplomado un 34%, se disparó un 147% hasta alcanzar los 605 millones de dólares (497 millones de euros). “No creo que haya sido necesariamente por la pandemia”, asegura Assia, “sino un contexto más amplio en el que se juntan varias circunstancias que crearon un punto de inflexión para toda una generación a nivel global: tipos de interés muy bajos, estímulos fiscales y bancos centrales alrededor del mundo imprimiendo dinero”, señala. “Al mismo tiempo, la gente está en casa, así que ya no tienen esas cosas en las que normalmente se gastaban el dinero y cuentan con más tiempo para pensar en sus finanzas. Creo que esto ha conducido a una de las conversaciones sobre el dinero y su valor más grandes de la historia. A esto se suma que, en marzo del año pasado, el mercado cayó significativamente… Y donde los inversores institucionales vieron riesgo, los minoristas vieron una oportunidad de entrar al mercado”.
Programador de profesión, Assia se unió a su hermano, diseñador industrial, para fundar junto a David Ring, otro informático, en 2007 una página web de inversión online. El objetivo era hacer el trading más accesible al usuario promedio. “Yo tenía 25 años y era la época en que Facebook y Twitter empezaban a surgir como plataformas poderosas”, recuerda, “y nos dimos cuenta de que mejorar la experiencia de usuario constaba de dos partes”. La primera: simplificar la interfaz para que comerciar acciones fuese “tan fácil como hacer compras por internet”. La segunda: “Vimos que uno requiere ayuda para tomar decisiones y aprender sobre los mercados. El motivo por el que son complejos y dan miedo no solo está en la interfaz, que en muchos casos es muy mala, sino en que la gente necesita educarse a sí misma. Y, muchas veces, les hace falta hablar con otros”.
Con el sitio web ya en marcha, eToro fue incorporando herramientas para que los usuarios se comunicasen entre sí. “Cuando permitimos que pudieran hablar unos con otros, notamos que la pregunta principal que se hacían era: ‘¿En qué estás invirtiendo?’ Así que comenzamos a abrir la red para que pudieran ver los portafolios de otros y su historial”, explica. De esta manera, acabó tomando forma en 2010 la primera plataforma de social trading. Ahora, los clientes también pueden elegir a quien les parezca más hábil y dar la orden a la plataforma de que replique de manera automática todas las transacciones que haga ese inversor; una práctica conocida como copy trading. “Cuando era joven, entraba en muchos foros como Yahoo! Finance donde la gente hablaba de los mercados. El problema era que no sabía en quién confiar porque no sabía lo buenos que eran y si lo que decían era verdad”, afirma Assia. Para él, que eToro deje confirmar lo buenos traders que son quienes dan consejos, “crea otro nivel de confianza en el diálogo”.
Puntos débiles
Hay unos 1.500 inversores populares en eToro, una hazaña que la plataforma recompensa con pagos adicionales. Juntos, sus carteras obtuvieron en 2020 un retorno promedio del 51%. Esta es la función más característica de eToro y la que más valoran muchos clientes. Sin embargo, la empresa no está libre de críticas.
Sus detractores rechazan que solo la inversión en Bolsa esté libre de comisiones y que haya que pagar por otras operaciones, como retirar dinero, un precio algo mayor que el de varios competidores. Otra crítica frecuente se centra en lo fácil que es operar con contratos por diferencia (CFD por sus siglas en inglés) en su plataforma. Los CFD son productos derivados en los que no se compra el activo, sino que se apuesta con el bróker que su precio va a bajar o subir en el futuro. Quien gane deberá pagarle al otro la diferencia entre el precio final y el que tenía en el momento del acuerdo. Pueden parecer operaciones convencionales pero no lo son, porque el usuario no compra ni tiene la propiedad del activo. Más del 80% de los inversores pierde dinero, según la CNMV, y en algunos países, como Estados Unidos, están prohibidos.
En eToro, la distancia entre comprar un activo y un CFD es de unos pocos clics. El mismo sitio web advierte que el 67% de sus cuentas de inversores minoristas pierden dinero cuando operan con CFD. Assia defiende que las transacciones ejecutadas en eToro son un 95% más baratas que en los bancos y sostiene que se esfuerzan por asegurarse de que los usuarios comprendan los riesgos. “Si sentimos que no es apropiado que un cliente opere con CFD, no le habilitaremos la opción de hacerlo”, afirma en referencia al test sobre inversión que se rellena al abrir una cuenta. El ejecutivo no comparte la opinión de que eToro sea una de las plataformas que hacen que el trading se parezca cada vez más a un juego y asegura que la empresa no apuesta contra sus usuarios negociando CFD. “No es que, por defecto, seamos la contraparte que asume la exposición al mercado contra los clientes. Nosotros, por defecto, estamos agrupando las posiciones de los clientes y compensándolas en los bancos más grandes del mundo”.
Esta división, la de las acciones, se consolidó como su mayor fuente de ingresos en 2020: supuso un 44% del total frente al 11% en 2017. Los criptoactivos, por el contrario, se han encogido del 63% al 16% en los últimos tres años, al igual que el sector de las divisas (del 14% al 8%), mientras que las materias primas han ganado terreno (del 11% al 32%). Con la salida a Bolsa, los planes de la empresa pasan por crecer en Estados Unidos (de momento, el 69% de sus usuarios está en Europa) y aprovechar las licencias e-money para incursionar en nuevas ramas del sector fintech, como ha hecho en el Reino Unido, donde ha lanzado una tarjeta de débito: eToro Money. “No nos veo convirtiéndonos en un banco, necesariamente”, dice Assia, “pero sí veo a eToro proveyendo más servicios parecidos a los de un banco”.