Los trabajadores de Amazon rechazan por mayoría la creación de un sindicato en Alabama
Es una gran victoria para la tecnológica, en el punto de mira de las autoridades por su fiscalidad y por las condiciones laborales
Victoria por goleada de Amazon frente a los sindicatos y aviso para navegantes dirigido a la plantilla del gigante del comercio electrónico y otros grandes del sector tecnológico en EE UU. Los trabajadores de un almacén de Amazon en Bessemer (Alabama) han rechazado por 1.798 votos frente a 738 la propuesta de formar un sindicato, lo que habría sentado un precedente en la segunda empresa privada con mayor número de empleados del país, que además ...
Victoria por goleada de Amazon frente a los sindicatos y aviso para navegantes dirigido a la plantilla del gigante del comercio electrónico y otros grandes del sector tecnológico en EE UU. Los trabajadores de un almacén de Amazon en Bessemer (Alabama) han rechazado por 1.798 votos frente a 738 la propuesta de formar un sindicato, lo que habría sentado un precedente en la segunda empresa privada con mayor número de empleados del país, que además se halla actualmente bajo los focos por su laxa fiscalidad y por condiciones laborales que muchos consideran deficientes. De los 5.805 trabajadores de Bessemer con derecho a voto, votó poco más de la mitad, 3.215, siendo el récord de abstención otro tanto a favor de la empresa y sus intentos de desanimar la movilización sindical. Las acciones de Amazon han subido este viernes un 1,7%.
El Sindicato de Comercio Minorista y Mayorista (RWDSU, en sus siglas inglesas), que tutela la movilización de Alabama, confiaba también en la victoria para revertir el inexorable declive en el número de afiliados, en un sector especialmente afectado por la pandemia. En el conjunto de la población activa estadounidense, la representación sindical ha caído del 20% de afiliados en 1983 al 11% en 2020, según la oficina de Estadísticas de Trabajo de EE UU.
Pese al exiguo censo del centro de Bessemer, el proceso no ha podido ser más complejo. Siete semanas de votación, entre febrero y marzo, luego de que las autoridades diesen la razón a los trabajadores para votar por correo a causa de la pandemia (la empresa insistió hasta el último momento en una votación presencial). Una semana más, a puerta cerrada, para que representantes de Amazon y del RWDSU certificaran la validez de los votos (emitidos en un sobre doble, en el interior, secreto, la papeleta; en el de fuera, la identificación del trabajador), con el resultado de 500 sufragios en disputa. Y apenas dos días, este jueves y viernes, para el escrutinio público, ante funcionarios de Trabajo y retransmitido vía Zoom a más de 200 periodistas, abogados y observadores, desde un centro de Birmingham, la mayor ciudad de Alabama.
El medio millar de votos en disputa podría haber supuesto una baza para los partidarios de sindicarse de haber sido menor el margen de la derrota, pero desde las primeras papeletas contadas, este jueves, quedó claro el triunfo por goleada de la empresa. El sindicato ha anunciado en su cuenta de Twitter que recurrirá los resultados por interferencia de la empresa en el proceso. “Solicitamos una investigación a fondo sobre el comportamiento de Amazon y sus intentos de pervertir esta elección”, ha anunciado Stuart Appelbaum, presidente de RWDSU, en lo que constituye un casus belli que podría dar lugar a una batalla judicial.
Se trata de una gran victoria para el gigante del comercio online, que en los últimos meses se ha visto contra las cuerdas por la acción conjunta de las autoridades y la justicia por sus supuestas prácticas monopolísticas; por las críticas a su elusiva fiscalidad por parte del presidente Joe Biden y por la denuncia de las deficientes condiciones laborales que sufren algunos de sus trabajadores, por ejemplo los conductores, obligados a orinar en botellas de plástico por falta de baños, como la empresa se vio obligada a reconocer el pasado viernes tras una gran polémica en las redes sociales. Todo ello, por no hablar de las denuncias de presiones durante el proceso electoral en Bessemer; según los críticos, incluso mediante la creación de perfiles falsos de trabajadores para desanimar a aquellos con veleidades sindicales.
La principal baza que Amazon ha esgrimido para frenar la movilización sindical ha sido el salario: 15 dólares la hora. Un desiderátum para la mayoría de los trabajadores estadounidenses (el salario mínimo lleva años congelado en 7,25 dólares) que el presidente Joe Biden quiso hacer realidad a escala federal, aunque tuvo que aparcar el propósito para que el Congreso aprobara el plan de estímulos contra la pandemia, en marzo. Quince dólares la hora es el salario mínimo que representantes del ala izquierdista demócrata, con el senador Bernie Sanders o la senadora Elizabeth Warren a la cabeza, defienden desde hace años. Sanders visitó Birmingham a finales de marzo y participó en una manifestación junto a trabajadores de Amazon en favor de la creación del sindicato. Una delegación del Congreso visitó el centro logístico de Bessemer a primeros de marzo para mostrar su apoyo a los empleados.
Amazon ha desalentado durante años los intentos de sindicación entre sus más de 800.000 empleados en EE UU mediante formación específica de sus cargos intermedios para identificar la actividad sindical; con el aumento de los salarios y advirtiendo a sus empleados que las cuotas sindicales reducirían la nómina, según diferentes vídeos de formación de cuadros intermedios, declaraciones públicas y el sitio web electoral de la firma. También ha defendido que el RWDSU no representa ni por asomo la postura mayoritaria entre los trabajadores.
La Junta Nacional de Relaciones Laborales (NLRB, en sus siglas en inglés), una agencia federal independiente que protege los derechos de organización de los trabajadores del sector privado, ha ejercido de árbitro y será la primera instancia a la que el RWDSU deba recurrir, previo traslado del caso a la justicia ordinaria. Amazon dice haber seguido fielmente las reglas de la junta de arbitraje durante el proceso, mientras asegura que ha animado a votar al mayor número posible de trabajadores, algo que la elevada abstención entre la plantilla de Bessemer parece contradecir.