Las empresas del Ibex mantienen a raya su deuda pese a la pandemia

El pasivo financiero neto agregado se situó a 31 de diciembre pasado en 157.899 millones de euros, un 1,1% menos que en 2019

Un panel muestra la evolución del Ibex 35, la semana pasada en la Bolsa de Madrid.Altea Tejido (EFE)

Las empresas españolas cotizadas sufrieron un año para olvidar en 2020 con pérdidas millonarias. A pesar de la caída de las ventas y del menor resultado de explotación, las compañías del Ibex 35 lograron mantener a raya su balance. En concreto, la deuda financiera neta agregada se situó a 31 de diciembre pasado en 157.899 millones de euros, un 1,1% menos que en 2019. En cambio, el ratio de apalancamiento, debido a la menor generación de flujo de caja, aumentó.

Cuando llegó ...

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Las empresas españolas cotizadas sufrieron un año para olvidar en 2020 con pérdidas millonarias. A pesar de la caída de las ventas y del menor resultado de explotación, las compañías del Ibex 35 lograron mantener a raya su balance. En concreto, la deuda financiera neta agregada se situó a 31 de diciembre pasado en 157.899 millones de euros, un 1,1% menos que en 2019. En cambio, el ratio de apalancamiento, debido a la menor generación de flujo de caja, aumentó.

Cuando llegó la Gran Recesión, los grupos cotizados españoles estaban muy endeudados, lo que redujo bastante su margen de maniobra para capear la crisis que empezó en EE UU en 2007 con las hipotecas basura. Accionistas, bancos de inversión y agencias de calificación de riesgos presionaron entonces para que se produjera una rápida reducción de los compromisos. En esta crisis, provocada por los estragos económicos del coronavirus, las grandes empresas españolas parecen haber aprendido la lección y afrontan las turbulencias con una mayor disciplina financiera.

Las desinversiones, el ahorro de costes o el uso de otras vías para captar recursos como las ampliaciones de capital permitieron a los grupos del Ibex (sin incluir bancos ni aseguradoras) concluir 2020 con una deuda financiera neta agregada de 157.899 millones, es decir, 1.746 millones por debajo de la que tenían un año antes. La tendencia a aligerar el balance fue bastante generalizada, con un total de 14 compañías que llegaron al final del curso con una deuda menor a la de 2019.

En términos porcentuales, ArcelorMittal fue la compañía del Ibex que más se afanó en rebajar su balance. En concreto, el gigante siderúrgico logró recortar su deuda un 31%, dejándola en 5.245 millones. También fue significativa la caída en Repsol. El grupo petrolero tenía a 31 de diciembre pasado una deuda de 3.042 millones, un 27% por debajo de la cifra de un año antes.

En el lado opuesto, la empresa del Ibex que más incrementó sus compromisos fue ACS. El grupo constructor y de servicios presidido por Florentino Pérez, que había hecho un esfuerzo en los últimos años para dejar su deuda financiera casi a cero (54 millones en 2019) elevó sus compromisos hasta situarlos en 1.820 millones. Otro repunte importante (65%) lo experimentó Cellnex. La empresa de infraestructuras de telecomunicaciones está en plena expansión con la compra de numerosos activos y ya tiene una deuda de 6.500 millones.

El sector turístico, ahogado por el cierre de fronteras y la ausencia de turistas, también tuvo que echar mano de los préstamos para sobrevivir. Por eso, dos de los representantes de esta industria en el Ibex destacaron también por el incremento de su balance. En el caso de Meliá Hotels, la deuda subió un 28% hasta los 2.603 millones. En el caso de IAG, grupo matriz de Iberia, el nivel de endeudamiento creció un 29% hasta los 9.762 millones. Amadeus, cuya actividad principal es ser una central de reservas de viajes, también echó mano de los créditos y elevó su deuda un 11,4%, dejándola en 3.073 millones.

En términos absolutos, la empresa que más deuda tiene dentro del selectivo es Telefónica con 35.228 millones (sin contar arrendamientos), un 6,6% menos que en 2010. Con motivo de la presentación de resultados, la operadora anunció un recorte del 25% en el dividendo para 2021. En noviembre pasado, la agencia de calificación de riesgos Standard & Poor’s rebajó el rating de Telefónica por el impacto de la pandemia y la debilidad de las divisas en las que opera. La empresa presidida por José María Álvarez-Pallete prevé llevar la deuda a 26.000 millones una vez cerradas la fusión de 02 y Virgin Media y la venta de las torres de Telxius.

Tras Telefónica, la empresa que presenta un balance más voluminoso es Iberdrola. A pesar de haberla reducido un 6% durante 2020 gracias en buena medida a la desinversión de su participación en Siemens Gamesa, la deuda del grupo eléctrico suma 35.142 millones. La compañía dirigida por Ignacio Sánchez Galán tiene el 71% de sus compromisos a tipo fijo o con coberturas, y el plazo medio de sus vencimientos es a siete años.

El caso de Inditex

En el Ibex 35 solo hay dos empresas que tengan caja neta (lo contrario a la deuda). El caso más destacado es el de Inditex, con una posición de tesorería de 8.265 millones. Esta cifra corresponde a la situación del 31 de octubre pasado, pues el grupo textil tiene un año fiscal irregular y aún no ha presentado sus cuentas anuales. También presenta posición de caja neta Pharma Mar. La farmacéutica gallega ha pasado de tener una deuda de 60,8 millones en 2019 a una situación de tesorería positiva por valor de 163 millones.

Aunque la reducción de la deuda haya sido la tónica habitual entre los grandes grupos, lo cierto es que no ha servido para reducir en la mayoría de los casos el apalancamiento. Este ratio, que indica la capacidad de las compañías para hacer frente a sus compromisos, compara el endeudamiento con la generación de caja o Ebitda. En 2020, debido al parón económico provocado por la pandemia, la capacidad de las compañías para generar recursos fue menor, lo que provocó ese mayor apalancamiento. Es previsible que a medida que la actividad económica repunte con la llegada de las vacunas, las empresas tengan más capacidad de lograr liquidez y reduzcan su apalancamiento.

El BCE contribuye a la financiación barata

Las compañías españolas se encuentran ahora menos endeudadas que cuando estalló al Gran Recesión. Además, cuentan con un gran apoyo que no tenían hace una década: el del Banco Central Europeo (BCE). Al mismo tiempo que compra a manos llenas deuda pública de los Estados, el organismo que preside Christine Lagarde acude de forma regular a las emisiones de bonos que hacen los grupos cotizados. La financiación en el mercado de las empresas con una nota mínima de BBB-, el umbral que separa el grado de inversión del bono basura por alguna de las cuatro grandes agencias de calificación —S&P, Moody's, Fitch y DBRS—, cuenta con este sostén del BCE, que desplegó su cañón de liquidez tras estallar la crisis del coronavirus en marzo de 2020. El giro estratégico de Fráncfort también ha hecho caer en picado los costes de financiación corporativos gracias a su política de mantener los tipos de interés al 0%.


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