El BCE levanta el veto a los dividendos pero insta a los bancos a que no distribuyan más del 15% de los beneficios
El supervisor limita la medida hasta septiembre y pide que sean “muy moderados” con la remuneración variable
El Consejo de Supervisión del Banco Central Europeo (BCE) ha acordado levantar el veto a los dividendos de los bancos, aunque les insta a que no distribuyan más del 15% de las ganancias acumuladas en 2019-2020 o no sobrepasen 0,20 puntos de la ratio de capital CET 1. De ambas cantidades deben escoger la más pequeña. La medida estará en vigor hasta septiembre de 2021, cuando se revisará para estudiar si se puede levantar en función de la situación económica. Este límite queda muy por debajo de lo que repartían antes de esta crisis, entre el 40% y el 50% del beneficio.
El BCE sigue recome...
El Consejo de Supervisión del Banco Central Europeo (BCE) ha acordado levantar el veto a los dividendos de los bancos, aunque les insta a que no distribuyan más del 15% de las ganancias acumuladas en 2019-2020 o no sobrepasen 0,20 puntos de la ratio de capital CET 1. De ambas cantidades deben escoger la más pequeña. La medida estará en vigor hasta septiembre de 2021, cuando se revisará para estudiar si se puede levantar en función de la situación económica. Este límite queda muy por debajo de lo que repartían antes de esta crisis, entre el 40% y el 50% del beneficio.
El BCE sigue recomendando no realizar ningún tipo de remuneración a los accionistas para conservar el mayor capital posible. No obstante, los bancos que decidan seguir adelante con los pagos tendrán que asumir la restricción impuesta y deberán hablarlo con el supervisor, que además prohíbe el reparto de dividendos a cuenta de los resultados de 2021. En este sentido comenta que deben informar de sus planes como muy tarde el 15 de enero y no pueden hacer pública su posición antes de contrastarla con el BCE.
En una carta dirigida a las entidades de crédito, el BCE también ha reiterado sus expectativas de que sean extremamente moderadas en relación con la remuneración variable de los directivos durante el mismo período que el previsto para los dividendos y la recompra de acciones (30 de septiembre de 2021). El supervisor evaluará detenidamente las políticas de remuneración, advierte a los bancos.
¿Qué pasará en septiembre? Ese mes “si no median circunstancias adversas importantes, la intención del BCE es derogar la recomendación y volver a evaluar los planes de capital y de reparto de dividendos de las entidades sobre la base del resultado del ciclo de supervisión normal”, indica en la nota.
Dividendos solo para los bancos rentables
El supervisor justifica esta limitación a “la persistente incertidumbre sobre el impacto económico de la pandemia de coronavirus”. Advierte que las entidades que se propongan repartir dividendos o recomprar acciones “deben ser rentables y tener trayectorias de capital sólidas. Se espera que se pongan en contacto con su equipo conjunto de supervisión para determinar si el nivel de distribución previsto es prudente”. Fuentes financieras consideran que los bancos que se encuentren en pérdidas por realizar provisiones extraordinarias, como cubrir el fondo de comercio, que es el caso del Santander, no estarían impedidas para el reparto de dividendos, aunque deben aclararlo con el supervisor.
En la revisión de su recomendación, el BCE reconoce el descenso de la incertidumbre en las proyecciones macroeconómicas. “A pesar de los retos actuales, las proyecciones revisadas están próximas al escenario central utilizado en el análisis de vulnerabilidad realizado por el BCE en el primer semestre del año, que confirmó la capacidad de resistencia del sector bancario europeo”, explica en la nota.
Y aclara que “el objetivo de la recomendación revisada es salvaguardar la capacidad de las entidades para absorber pérdidas y prestar apoyo a la economía”. Pide a las entidades que sigan usando sus colchones de capital y de liquidez para conceder crédito y absorber pérdidas. “El BCE no les exigirá que comiencen a restituir sus colchones de capital antes de que este alcance el nivel máximo de caída”, explica para darles más tranquilidad.
Fráncfort también considera que sigue siendo necesario mantener “un enfoque prudente, dado que el impacto de la pandemia no se ha manifestado plenamente en los balances de las entidades en un contexto en el que las entidades siguen beneficiándose de diversas medidas de respaldo público y considerando que los deterioros crediticios se producen con retraso temporal”.
El BCE recomienda que los supervisores nacionales apliquen el mismo enfoque a las entidades menos significativas que supervisan directamente, por lo que la medida afectará a todas las entidades financieras españolas.
La responsabilidad recae en los gestores
Los bancos españoles tienen unos seis millones de accionistas que se pueden ver beneficiados por esta medida. El BCE ha tomado la decisión más esperada por el sector financiero y por muchos pequeños ahorradores que cuentan con los dividendos de los bancos como un ingreso complementario para su economía, aunque la cuantía de los dividendos será escasa. Las firmas de analistas confían en que el reparto de dividendos empuje más las cotizaciones de los bancos, que han subido un 47% en noviembre y llevan un 6% en diciembre.
Fuentes financieras ven esperanzador que el BCE haya dicho que revisará la media en septiembre y que abra la mano a repartir el 15% de los beneficios. Sin embargo, también admiten que la medida supone que los gestores de los bancos deberán asumir la responsabilidad de esa medida en mitad de una crisis cuyo final y profundidad es incierta.
La mejora de las perspectivas económicas por el adelanto en la llegada de las vacunas es un factor que también han esgrimido los bancos para poder repartir dividendos. El BCE está preocupado por el aumento de los morosos a medida que avance la crisis y se acaben las moratorias sobre los créditos que ahora están activadas.
Finalmente no ha habido un condicionante que lo vincule directamente al nivel de capital. Eso no habría favorecido a los bancos españoles, que están a la cola de Europa por la ratio CET 1 fully loaded, que mide el capital de máxima calidad. Esto es lo que quedó demostrado en el reciente examen de la banca realizado el 11 de noviembre por la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés). Kutxabank, Unicaja y Bankia son las tres entidades españolas que tienen más capital, mientras que Bankinter, Santander y BBVA están a la cola.
Pese a estas ratios, el Santander y el BBVA han insistido en ocasiones que cuentan con un colchón de capital suficiente para premiar al accionista por medio de dividendos o recompras de acciones sin que eso suponga quedar expuestos a las potenciales réplicas de la crisis una vez se retiren los estímulos públicos y aumenten las quiebras de empresas no rentables o insolventes. El límite se ha fijado en esos 20 puntos básicos (100 puntos básicos equivalen a un punto porcentual) de capital principal.
En 2019, la banca española repartió algo más de 8.000 millones de euros en dividendos, pese a los recortes que algunas entidades realizaron al estallar la crisis sanitaria. El Santander canceló un dividendo a cuenta de 2019 y CaixaBank redujo a la mitad el dividendo que iba a entregar sobre los beneficios de 2019. Bankia también anuló un dividendo extraordinario de 2.500 millones con el que quería retribuir a sus accionistas, sobre todo el Estado que controla el 62% de las acciones, tras conseguir un alto exceso de capital.
El Banco de Inglaterra ya marcó el camino al regreso de los dividendos la semana pasada, cuando anunció que permitiría la entrega de hasta un 25% del beneficio, recompras de títulos y la vuelta de los bonus a los directivos, aunque recomendó al sector que fuera prudente ante la alta incertidumbre y evitara premiar a sus altos directivos con retribuciones excesivamente elevadas.
Presión de la banca al supervisor
La banca española y europea han ejercido toda la presión posible sobre el supervisor de Fráncfort para que permita repartir dividendos porque el sector considera que esta situación les hunde en Bolsa porque pierden interés para el inversor. En España, una de las entidades más activas ha sido el Santander, que afirmó que el reparto de dividendos era una manera de reactivar la economía, ya que supone inyectar dinero a las familias y empresas.
También apuntaron desde el Santander y otras entidades que si los bancos no repartían dividendos se verían obligados a recortar el crédito porque se elevaba el coste del capital que precisan para conceder préstamos. El Banco de España, por boca de su gobernador, Pablo Hernández de Cos, negó este argumento y explicó que el coste de capital de los bancos se había estabilizado tras subir al inicio de la pandemia. El no reparto de los dividendos es otro factor que podría anular o reducir el bonus de los directivos bancarios, como los del Santander.
Según Joaquín Maudos, catedrático de Economía de la Universidad de Valencia, con esta decisión el BCE ha logrado “un difícil equilibrio contentando solo en parte a los bancos al permitirles destinar un reducido porcentaje del beneficio a dividendos”. “El gran interrogante es qué bancos españoles podrán pagar dividendos dado que en general están en la parte baja del ranking de solvencia y cómo valorará esta decisión la Bolsa”, añade. Maudos no cree que exista un posible estigma sobre los bancos que no repartan dividendos porque “con la información que publicó la semana pasada la EBA ya hay mucha información transparente de la salud de cada entidad”.
La última posición pública de un organismo europeo sobre esta cuestión fue la declaración del pasado viernes de la Autoridad Bancaria Europea, cuando hizo hincapié en que siguen siendo necesarias políticas prudentes en cuanto a la distribución de capital de las entidades, a pesar de que estas hayan logrado mantener una sólida posición de capital y liquidez durante la pandemia de la covid-19.