Tecnología espacial 100% española
La compañía alicantina Emxys consigue dos millones para desarrollar plataformas de pequeños satélites
El martes pasado tuvieron suerte, por decirlo de alguna manera. Los ingenieros de la empresa Emxys habían trabajado duro en el proyecto Ultraviolet and Visible Atmospheric Sounder (UVAS) liderado por el Instituto de Química-Física Rocasolano, que iba a enviar al espacio componentes para obtener información sobre procesos atmosféricos. Sus aparatos iban a viajar en el mismo vuelo que partió de la Guayana francesa con el satélite español SeoSat-Inge...
El martes pasado tuvieron suerte, por decirlo de alguna manera. Los ingenieros de la empresa Emxys habían trabajado duro en el proyecto Ultraviolet and Visible Atmospheric Sounder (UVAS) liderado por el Instituto de Química-Física Rocasolano, que iba a enviar al espacio componentes para obtener información sobre procesos atmosféricos. Sus aparatos iban a viajar en el mismo vuelo que partió de la Guayana francesa con el satélite español SeoSat-Ingenio y que desapareció ocho minutos después del despegue, dando al traste con una década de investigación y 200 millones. “Por temas de calendario no dio tiempo y nuestro material se quedó en tierra”, explica Francisco García de Quirós, cofundador de la empresa junto a José Antonio Carrasco. “Fue una desgracia”, continúa el ingeniero de telecomunicación y doctor en ingeniería espacial por la Universidad de Glasgow. “Como en España se hacen tan pocos proyectos... lanzar un satélite es algo singular, casi único, ha sido una pena”.
García de Quirós conoció a Carrasco, físico por la Universidad de Valencia y doctor en ingeniería electrónica, en la Universidad Miguel Hernández de Elche, donde ambos comparten trabajo como docentes. Con una carrera en el sector privado a sus espaldas, en 2005 decidieron poner en marcha una spin-off para desarrollar su visión industrial y emprendedora. Pensaron que era buena idea hacerse un hueco en sectores que necesitaran sistemas electrónicos de alta fiabilidad y precisión. “Fundamos la empresa con 3.000 euros y fuimos ganando proyectos en temas relacionados con nuestra área de conocimiento”, repasa Francisco. En su primera década de vida, Emxys consiguió participar en tres misiones espaciales como subcontratista. “Llegó un momento en que, a base de reinvertir los ingresos, llegamos a tener una experiencia grande en proyectos espaciales. Nunca hemos tenido pérdidas”.
Hasta que en 2017 decidieron dar un vuelco a la orientación de la compañía porque el mundo estaba cambiando: de un entorno exclusivo de competencia entre países, el mundo aeroespacial había virado al llamado NewSpace dando paso a una industria privada emergente cuyo camino desbrozó SpaceX, la empresa del fundador de Tesla. “Fue un cambio de paradigma, una aproximación completamente nueva que hizo que creciese un tejido industrial alrededor de los lanzamientos de satélites completamente privados, algo que hace años era impensable”.
Profundizaron en el modelo de negocio de los pequeños satélites, los cubesats, y se enfocaron en productos, como el desarrollo de una plataforma de satélites con comunicaciones ópticas que no dependiesen tanto de los planes de inversión nacionales. “Pero los márgenes [de beneficio] en esta industria son cada vez menores. Si queríamos dar un salto a este modelo necesitábamos ayuda”.
Abrieron una ronda de financiación hace dos años, y gracias a la formación que recibieron en Wayra (de Telefónica) y a Javier Navarro, su socio financiero a través de Vinca Capital, aprendieron a comunicar su proyecto sin que sonase a chino. Hace un par de semanas recibieron una inyección de dos millones del fondo Mundi Ventures y del CDTI a través de Innvierte.
“El nuevo enfoque es una apuesta adecuada para una empresa de nuestro tamaño”, reflexiona el cofundador, que ve en el momento actual una oportunidad más allá de la crisis. “Es bueno para nosotros coger este testigo ahora, con un tamaño que nos permite modular nuestra infraestructura y adaptarla a la demanda del mercado real”. Con cerca de 400.000 euros de facturación y ocho empleados, saben que no es fácil abrirse camino desde un país que invierte poco en innovación. “Europa se ha acostumbrado a ir por detrás de países como Estados Unidos o China. Aquí la industria es muy madura, con un alto nivel de protección estatal que permite conservar sus estructuras aunque sea a costa de eficiencia”, frente al dinamismo de otros mercados.
Emxys espera demostrar que hay agua en el desierto. “Nuestro futuro inmediato es difícil de establecer. Queremos meternos en un segmento de comunicaciones ópticas, que no tiene competidores claros en España. Queremos convertirnos en fabricante integrador de satélites a escala mundial. El mercado es gigantesco, y podremos ocupar una fracción en los próximos cuatro o cinco años”. Y también demostrar que dos emprendedores que pasan de los 40 pueden abrirse un camino prometedor en el espacio.