Las Bolsas europeas prolongan su racha alcista a la estela de la vacuna de Pfizer

El Ibex se anota un 3,4%, lidera la tabla de ganancias en Europa y acumula una ganancia de más del 12% en dos días. Los valores turísticos y bancarios son, una jornada más, los más beneficiados

Madrid -
Paneles en la Bolsa de Madrid.Altea Tejido (EFE)

La buena noticia de la vacuna de Pfizer no parece flor de un día. Las Bolsas prolongan este martes la escalada iniciada ayer, después de que la farmacéutica estadounidense anunciase que su inyección de dos dosis tiene una efectividad del 90%, animadas por los mismos protagonistas que brillaron el lunes —las empresas vinculadas al transporte y la banca—, junto a la petrolera Repsol y Telefónica. El Ibex,...

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La buena noticia de la vacuna de Pfizer no parece flor de un día. Las Bolsas prolongan este martes la escalada iniciada ayer, después de que la farmacéutica estadounidense anunciase que su inyección de dos dosis tiene una efectividad del 90%, animadas por los mismos protagonistas que brillaron el lunes —las empresas vinculadas al transporte y la banca—, junto a la petrolera Repsol y Telefónica. El Ibex, el selectivo que reúne a las 35 mayores cotizadas de España, ha cerrado con un alza del 3,38%, liderando de nuevo la tabla de ganancias de los parqués europeos y anotándose más de un 12% en dos sesiones. En el resto de grandes índices, las subidas son generalizadas pero también más tímidas: en el entorno del 1%. El petróleo, el otro gran beneficiado por la expectativa de un acelerón en los calendarios iniciales de vacunación —su demanda depende casi íntegramente del ciclo: no hay más que observar lo ocurrido en abril, cuando en mitad de los confinamientos llegó a cotizar en negativo por unas horas—, amplía también las ganancias cosechadas el lunes.

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La vacuna era el elemento que muchos inversores esperaban para redoblar su apuesta por unas Bolsas, las del Viejo Continente, que palidecían en la comparativa transoceánica: mientras al otro lado del Atlántico los parqués estadounidenses flirteaban con sus máximos históricos ajenos a los devastadores efectos macroeconómicos de la pandemia, los europeos solo han podido recuperar una pequeña parte del terreno perdido. Y, dentro de esa cesta, el índice español —mucho más expuesto a valores típicamente cíclicos, como los vinculados al turismo y, sobre todo, la banca— había sido, por mucho, el más castigado. Con este impulso, el Ibex regresa a niveles de junio, cuando la economía se sacudía el pesimismo tras los confinamientos más estrictos y enfilaba un verano de paulatino regreso a la actividad finalmente truncado por la segunda ola del otoño.

Todo eso puede empezar a cambiar cuando haya un remedio médico efectivo, y los datos sobre la vacuna de Pfizer son alentadores en esa dirección: frente a una inmunidad esperada de entre el 60% y el 70%, el 90% exhibido por la farmacéutica con sede en Nueva York es una muy buena noticia. En lo puramente médico, y también en lo económico. “Las noticias sobre la posible vacuna reducen el miedo y los consumidores pueden reducir su ahorro preventivo con la esperanza creíble de una normalización económica en 2021”, valora Paul Donovan, economista jefe del gigante de la inversión UBS: “El periodo de demanda débil se ve ahora limitado y esto puede animar la inversión o evitar nuevos cierres de empresas”. Y “aporta a los inversores algo de seguridad de que una solución de largo plazo puede estar en camino”, subraya Randeep Somel, de la gestora británica de inversiones M&G. La vacuna es, en otras palabras, un asidero para la esperanza: en la salud y en la economía.

“Ha sido lo más parecido a una inyección de hormonas de la felicidad para los mercados financieros”, apunta Norbert Rücker, jefe de análisis del banco suizo Julius Baer, en una nota para clientes. “En el escenario de reapertura de la economía en 2021, el crecimiento rebotará. Y ese es un telón de fondo favorable para los activos de riesgo en todo el mundo”, completa Mona Mahajan, de Allianz Global Investors. Con todo, las incertidumbres son máximas y convendría no echar las campanas al vuelo demasiado pronto: incluso cuando se confirme que la vacuna de Pfizer —o cualquier otra— está plenamente lista para su aplicación, inmunizar a un número suficiente de personas en todo el mundo como para asegurar que la transmisión del virus se frene en seco seguirá siendo un reto de primer orden.

¿Hasta dónde pueden llegar las subidas? Es imposible de saber, pero una cosa parece clara: tras meses de alegrías —poco justificadas, a la luz de los datos de PIB y empleo— en los índices estadounidenses, ahora parece el turno de sus pares europeos. Tras los severos castigos de los últimos tiempos, es en el Viejo Continente donde parece haber mucho más recorrido: las cotizadas están más baratas y, por tanto, gozan de un margen de subida mucho mayor. La volatilidad, sin embargo, seguirá mucho tiempo pululando en los pasillos de las Bolsas: cualquier revés científico —una novedad negativa sobre las vacunas— o médico —un nuevo aumento de los contagios que lleve a confinamientos más estrictos— podría dar al traste con estos poderosos aunque aún incipientes brotes verdes en los parqués. De momento, en optimismo sobre la vacuna, a los mercados no les gana nadie.


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