Rebeca Grynspan: “América Latina no podrá salir de la crisis sola”
La secretaria general Iberoamericana pide poner al continente “en el centro” de la agenda de los organismos internacionales para impulsar la recuperación de la peor crisis desde que hay registros
Las evidencias se amontonan con el paso de las semanas: pese a la reciente revisión al alza del cuadro macroeconómico del Fondo Monetario Internacional (FMI), el zarpazo de la crisis sobre América Latina será el mayor del mundo —solo por detrás de los países del euro— y la recuperación, lenta. Por primera vez en la historia del continente ...
Las evidencias se amontonan con el paso de las semanas: pese a la reciente revisión al alza del cuadro macroeconómico del Fondo Monetario Internacional (FMI), el zarpazo de la crisis sobre América Latina será el mayor del mundo —solo por detrás de los países del euro— y la recuperación, lenta. Por primera vez en la historia del continente la salida de capitales, la caída en las exportaciones y el hundimiento del turismo coinciden exactamente en el tiempo. Solo las remesas aguantan el tipo mejor de lo esperado en la que ya es la recesión más severa desde que hay registros. La pobreza, tras la fuerte mejora de las últimas décadas, volverá a crecer con fuerza tanto en su variable moderado como en la extrema, la más lacerante. Y la región, en fin, se expone a otra década perdida.
“América Latina está siendo especialmente golpeada en esta crisis sin precedentes y no podrá salir de ella sola”, ha subrayado este jueves la secretaria general Iberoamericana, Rebeca Grynspan, en la presentación de un texto de título elocuente —América Latina: una agenda para la recuperación—, una suerte de hoja de ruta trazada por el banco de desarrollo CAF, la Fundación Iberoamericana Empresarial y la Fundación Euroamérica para salir del atolladero. “En la crisis de 2008 el G-20 actuó mucho más rápidamente", ha alertado Grynspan. "Olvidarse ahora de los mal llamados países de renta media es olvidarse también de 5.000 millones de personas, las dos terceras partes de la población mundial. Y sería ir al fracaso en la recuperación de la economía global y pondría al mundo en una repetición permanente de crisis”. Su ruego es nítido: “Pedimos poner a América Latina en el centro y que los organismos internacionales respondan con muchos más recursos”.
El coronavirus, dice la secretaria general Iberoamericana —que por estas fechas debería estar preparando la cumbre de líderes de ambas orillas del Atlántico, inicialmente agendada para el mes que viene en Andorra pero que ha quedado pospuesta para mediados de 2021 ante el repunte de la pandemia— “está actuando con los países de la misma manera que con los cuerpos: exacerba las condiciones previas. Y en la región teníamos asma de informalidad, diabetes de pobreza, arritmia de polarización, dificultades vasculares de acceso a los servicios y problemas cardíacos de digitalización”. De ahí que el impacto de la crisis sanitaria esté siendo tan duro en términos de bienestar. “La letalidad de este virus surge no solo de la enfermedad que produce, sino también de la manera en que interactúa con las estructuras sociales, económicas y políticas en los países que afecta, y eso lleva a América Latina a un terreno desconocido: nunca antes tuvo tanto sentido aquello de que cuando teníamos las respuestas nos cambiaron las preguntas”.
El “silencio estruendoso” de los multilaterales
“Hay un silencio bastante estruendoso de los organismos multilaterales: no he escuchado a la OCDE, por ejemplo, y Europa tiene una mirada demasiado apática hacia América Latina”, ha criticado Ramón Jáuregui, presidente de la Fundación Euroamérica, exministro y exeurodiputado. “El virus es global, sí, pero en América Latina se han concentrado especialmente sus efectos. El virus no conoce de clases sociales, también, pero los pobres se contagian más”. Necesitamos, ha completado Josep Piqué, máximo responsable de la Fundación Iberoamericana Empresarial y también exministro español, “que las organizaciones multilaterales entiendan que América Latina no puede quedarse descolgada en las circunstancias actuales: es algo que nos interesa a todos”.
El estudio, presentado este jueves en Madrid, aboga por que la región utilice al máximo la capacidad de préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI), pide sendos aumentos de capital en los dos principales bancos de desarrollo con presencia en la región —el BID y la CAF—, llama a los bancos centrales del área a profundizar en las políticas ultraexpansivas y pide avanzar en la integración económica y comercial. Se trata, según han enfatizado sus autores y las autoridades presentes en su puesta de largo, pretende ser una inyección de optimismo para la región en medio de este mar de pesimismo reinante. “Apostamos por el optimismo y la esperanza, pero para salir del paso de la crisis hacen falta propuestas concretas”, ha remarcado Román Escolano, coordinador del trabajo.
América Latina, ha recordado Grynspan, es un continente joven —la tercera parte de la población tiene entre 15 y 29 años— y cuenta con una matriz energética notablemente más sostenible que el resto del bloque emergente. “Hay razones para la esperanza. Podemos dar un salto hacia adelante en lugar de los retrocesos que la fría aritmética nos presenta, pero solo [será posible] con una política con P mayúscula”. En este proceso, según ha refrendado la secretaria de Estado de Asuntos Exteriores e Iberoamérica, Cristina Gallach, las autoridades españolas estarán a su lado. “Nuestra política exterior solo tiene sentido cuando tiene a América Latina y el Caribe en el centro. España se empequeñece sin Latinoamérica”.