Edward Rubin: “Crecimiento económico y cuidado del medioambiente son compatibles"
El Premio Nobel de la Paz 2007 ha indicado que la emergencia sanitaria puede desviar la atención de la lucha contra el cambio climático
Tener un crecimiento económico y al mismo tiempo hacer frente al cambio climático, mediante la reducción de los gases de efecto invernadero, es posible. “Es un error pensar que las dos cosas no son compatibles. Se pueden tener ambas. Esto siempre ha sido un falso dilema”, ha asegurado Edward Rubin, Premio Nobel de la Paz 2007. Durante su participación en el ciclo de encuentros digitales organizado por EL PAÍS, CincoDías y BBVA, el experto en temas medioambientales ha indicado que la reducción en el coste de las tecnología...
Tener un crecimiento económico y al mismo tiempo hacer frente al cambio climático, mediante la reducción de los gases de efecto invernadero, es posible. “Es un error pensar que las dos cosas no son compatibles. Se pueden tener ambas. Esto siempre ha sido un falso dilema”, ha asegurado Edward Rubin, Premio Nobel de la Paz 2007. Durante su participación en el ciclo de encuentros digitales organizado por EL PAÍS, CincoDías y BBVA, el experto en temas medioambientales ha indicado que la reducción en el coste de las tecnologías verdes permite a los países seguir produciendo sin tener que dañar el planeta. “De ahí viene el gran interés en generar energías renovables de fuentes como, por ejemplo, el viento o el sol. Podríamos hasta cierto punto, usar y quemar menos carbón, petróleo y gas natural. Esa es la solución”.
Durante su participación en el evento Inversión sostenible: impacto medioambiental y social, el catedrático de la Universidad Carnegie Mellon ha explicado que esta lucha por mejorar el planeta no está siendo sencilla. Por un lado, la discusión se ha transformado en un asunto político. “Básicamente dependemos de que más gobiernos se preocupen por el impacto del cambio climático para que por fin decidamos entrar en acción”, ha dicho. Por otro lado, los niveles de gases contaminantes crecen a gran velocidad. “La concentración de dióxido de carbono (CO₂) en la atmósfera está en su nivel récord en los últimos 800.000 años... Vamos por mal camino”, ha añadido.
Con una crisis sanitaria en ciernes, que no para de lastrar el avance de la economía, los objetivos planteados sobre la reducción de gases contaminantes se vuelven cada vez más endebles. “Las consecuencias de la pandemia pueden revertir el avance que se ha hecho en los últimos años en la lucha contra el cambio climático”, ha advertido durante su participación en el evento. “Si vemos que la pandemia empeora y que la gente enferma más en lugar de mejorar, lo que se hará es darles los recursos que necesiten”, ha destacado. Esto provocará cierto descuido en los planes de reducción de emisiones. “Pero espero que hayamos aprendido en estos últimos seis u ocho meses a mirar al futuro de manera más sabia”, ha añadido.
Rubin forma parte de diversos comités de asesoramiento de organismos gubernamentales y fue autor principal y coordinador del informe especial de 2005 sobre captura y almacenamiento de dióxido de carbono publicado por el Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC), uno de los receptores del premio Nobel de la Paz de 2007. Hoy, es uno de los mayores expertos en temas relacionados con el aumento de la temperatura en la Tierra. “El cambio climático es un problema global. No es algo que un país o un estado pueda resolver por su cuenta”, ha espetado. Encontrar una solución en conjunto resulta cada vez más complicado. “La clave es el liderazgo”, ha señalado.
Pero mientras el mundo está en busca de alguien que dirija los esfuerzos para mitigar el aumento de las temperaturas, muchas zonas del planeta han empezado a convulsionar. “Los huracanes, las inundaciones y los incendios provocados por las sequías, cada vez son más graves y más frecuentes”, ha destacado. “Las preguntas que se nos plantean ahora son varias: ¿las consecuencias pueden ir a peor? Y si es así, ¿a qué velocidad se agravarán? Y ¿qué podemos hacer para evitar el cambio climático en un futuro y para adaptarnos a los cambios a los que estamos abocados?”.
Por ejemplo, supongamos que el fregadero de su cocina está rebosando de agua y poco a poco empieza a desbordarse Al principio puede que no le dé ninguna importancia. Pero mientras el tiempo avanza, el líquido comienza a filtrarse en los sitios más recónditos de su hogar. “¿Qué pasaría si no hacemos nada?”, ha preguntado Rubin. “Sería de tontos no actuar. Esta situación es parecida a la que tenemos con la emisión de gases en la atmósfera”.
Así que lo más lógico es cerrar el grifo o, en su defecto, poner un freno a las emisiones del CO₂. El objetivo es intentar que en los próximos 20 o 30 años la huella de carbono se reduzca a cero. Así se evitará que la temperatura del planeta aumente dos grados centígrados y que se produzcan algunos daños insostenibles e irreparables que pueden afectar a nuestra salud, al suministro de alimentos o a zonas en las que vivimos, como los provocados por la subida del nivel del mar. “Toda una serie de problemas que estamos experimentando en todo el mundo y que cada vez son más frecuentes”, ha concluido Rubin.
Una inversión rentable
Existen cuatro megatendencias que serán los nuevos motores del crecimiento económico: la sostenibilidad, la disrupción tecnológica, los cambios demográficos y sociales y las nuevas pautas de consumo. Al menos, así lo consideran los expertos de Banca Privada de BBVA quienes han identificado oportunidades de inversión en estas ramas. “La inversión temática trata de capturar fuentes de crecimiento y rentabilidad identificando las compañías y los modelos de negocio que tengan exposición a algunas tendencias a largo plazo, con el fin de obtener una rentabilidad superior a la que se obtendría invirtiendo en los índices tradicionales”, ha explicado Belén García-Moya, directora de Asesoramiento y Altos patrimonios de Banca Privada de BBVA.
Porque las inversiones relacionadas con la sostenibilidad han dejado de ser una moda para convertirse en una verdadera tendencia. “Se está produciendo un boom. Dos quintas partes de los activos mundiales ya tienen referencia a criterios sostenibles”, ha dicho la experta. Actualmente, hay en torno a 30 billones de euros invertidos bajo estos criterios en la industria de gestión de activos. La mayoría se produce en Europa y EE UU, ha destacado García-Moya, durante el mismo evento digital.
Hoy, la inversión sostenible es ya una corriente del mercado, ha añadido Ana Claver, country manager de Robeco España. “Pretende proteger los activos económicos, sociales y medioambientales”, ha abundado. “Un inversor comprometido tiene que estar persiguiendo un beneficio económico, pero también un beneficio social y medioambiental que pueda proteger a la sociedad y al planeta”, ha subrayado en la parte final del encuentro Inversión sostenible: impacto medioambiental y social, que forma parte del ciclo de encuentros digitales: El futuro, nuestra mejor inversión.
En este espacio han sido convocadas diversas personalidades relacionadas con el mundo de la inversión sostenible, los cambios demográficos y sociales, las tendencias de consumo y estilo de vida, las transformaciones tecnológicas y las inversiones en salud. La próxima cita se llevará a cabo el martes 20 de octubre.