El Banco de España avisa de que la “salud del sistema financiero” se verá tocada por la pandemia
El BCE se conjura para evitar la “autocomplacencia” ante la incertidumbre económica
Europa logró frenar el derrumbe económico que experimentó durante la primera oleada de contagios de la pandemia. Sin embargo, en el Banco Central Europeo no ven razones para la “complacencia”, según se desprende de las actas de la reunión del consejo de gobierno de los pasados 9 y 10 de septiembre. En esa cita, se consideró que las perspectivas de inflación elaboradas por los técnicos —el 0,3% para 2020— parecían “demasiado optimistas” y se hizo una continua referencia al entorno de “incertidumbre”, en referenci...
Europa logró frenar el derrumbe económico que experimentó durante la primera oleada de contagios de la pandemia. Sin embargo, en el Banco Central Europeo no ven razones para la “complacencia”, según se desprende de las actas de la reunión del consejo de gobierno de los pasados 9 y 10 de septiembre. En esa cita, se consideró que las perspectivas de inflación elaboradas por los técnicos —el 0,3% para 2020— parecían “demasiado optimistas” y se hizo una continua referencia al entorno de “incertidumbre”, en referencia a una segunda oleada de infecciones, al Brexit o a las próximas elecciones de Estados Unidos.
Madrid, Bruselas o París. Algunas de las principales urbes europeas ya se han visto obligadas a adoptar nuevas restricciones que afectarán a sus economías. En especial, al sector servicios, cuyo crecimiento se está viendo más rezagado que el de la industria. El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, advirtió este jueves en un discurso previo a la conferencia anual de la Junta Única de Resolución (JUR) europea que “la pandemia provocará inevitablemente problemas económicos generalizados, y la salud del sistema financiero se verá inevitablemente afectada”.
En la reunión del BCE, precisamente, se abordó cómo el actual contexto económico está afectando a la banca europea. Según las actas publicadas este jueves por la institución que preside Christine Lagarde, se resaltó que el precio de las acciones y las valoraciones de los bancos de la zona euro han estado cayendo, lo cual podría estar reflejando unas perspectivas de baja rentabilidad y las dudas de algunos inversores respecto a la calidad de sus balances. Además, se apuntó que la banca está volviendo a exponerse a la deuda soberana, alimentando de nuevo ese círculo vicioso que el sistema financiero de la UE acusó en la última crisis de dicha deuda.
Incertidumbre sobre la pandemia y la vacuna
Los miembros del consejo de gobierno apreciaron que si bien la recuperación estaba en marcha, una serie de “riesgos a la baja” amenazaban el crecimiento, incluyendo la posibilidad de que el Reino Unido y la UE no alcancen un acuerdo comercial antes del 31 de diciembre. Los miembros del consejo también abordaron la fortaleza del euro respecto al dólar. Los consejeros señalaron que la tasa de cambio en sí no era el problema. Lo que podía convertirse en una “preocupación” en realidad era el ritmo al que se apreciaba el euro, que de momento parece haberse frenado en seco.
Pero si hay una palabra en las actas que se repite en varias ocasiones —hasta 23— es “incertidumbre”. El escenario en el que el BCE basa sus previsiones anuales de crecimiento —del -8% este año y del +5% para el que viene— e inflación —del 0,3% en 2020 y 1% en 2021— es el de la convivencia con el virus, pero bajo control. En cambio, de nuevo hay “incertidumbre” sobre la evolución de la pandemia y la disponibilidad de una vacuna para frenarla. “Se argumentó que el escenario severo no podía descartarse por completo, ya que había habido una nueva ola de infecciones, aunque hasta ahora no había sido tan letal como la primera ola”, señalan las actas.
También hubo un “amplio acuerdo” entre los asistentes en que una orientación y coordinación fiscal de los Gobiernos de la zona euro seguía siendo clave a la vista de la contracción que había sufrido la economía. Los consejeros del BCE celebraron el acuerdo para crear un fondo de reconstrucción europeo dotado con 750.000 millones de euros, pero advirtieron de que para usar “todo su potencial” sería necesario implementar “políticas estructurales sólidas” a nivel nacional.