Calviño y Fainé dan luz verde a la compra de Bankia por parte de CaixaBank
Algunos directivos y empleados de la entidad presidida por Goirigolzarri lamentan que la unión suponga el final de un proyecto
Los veteranos en las fusiones bancarias dicen que el riesgo de ruptura siempre existe hasta el final. La compra de Bankia por CaixaBank va superando obstáculos y acaba de sobrepasar uno más: la reunión de la ministra de Asuntos Económicos Nadia Calviño e Isidro Fainé, presidente de la Fundación La Caixa, este martes por la tarde noche en el ministerio ha terminado con un consenso en las cuestiones clave, según fuentes conocedoras de las conversaciones. Entre los temas de más peso destaca el precio que recibirán los accionistas de Bankia, es decir, el Estado, que controla el 62% de las acciones de esta entidad.
Además, la composición del consejo, donde el Gobierno sentará a varios representantes con vocación de largo plazo, también era otra cuestión entre Calviño y Fainé, que representa al mayor accionista de CaixaBank, ya que también preside Criteria, que tiene el 40% de las acciones del banco catalán. Por último, el puente de mando y las atribuciones de José Ignacio Goirigolzarri, actual presidente de Bankia y que ocupará este cargo en el banco fusionado, era otro de los asuntos pendientes. No hay que olvidar que, de alguna manera, Goirigolzarri se puede considerar un representante de la participación del Estado en el futuro banco, que será el más grande por su negocio en España con 660.000 millones en activos. Ahora falta que los tres consejos de administración, los de las dos entidades y el FROB, den el visto bueno.
Tras 12 días de negociación, “demasiado tiempo”, según algún protagonista, en esferas de Bankia cunde el desánimo al ver que en un par de años quedará poco de su banco. “Es una invasión civilizada”, admiten fuentes financieras catalanas.
“Esta operación es lógica pura. Supone la adquisición de la heredera de Caja Madrid y Bancaja, con un presente complicado, por parte de la entidad que ha tenido mejor trayectoria en las últimas décadas. Es una operación con inconvenientes serios pero está bajo el mando del banco que ha hecho sus deberes”, apunta un directivo con décadas de experiencia en el sector.
Dominio absoluto de CaixaBank
Entre algunos directivos y empleados de Bankia cunde una cierta desazón porque supone el final de un proyecto en el que se han dejado mucho esfuerzo. Fríamente admiten que la venta es positiva porque coloca a Bankia en una gran entidad con más viabilidad, pero también consideran que se acaba el banco que diseñaron. Cada día parece más claro que todo lo que supone “el mundo CaixaBank será lo que se acabe imponiendo, no quedará ni el nombre ni el color corporativo, pese a que el presidente sea José Ignacio Goirigolzarri, que ahora ocupa ese cargo en Bankia”, añaden estas fuentes. En opinión de algunos analistas, esta macrooperación supone casi el final de la reestructuración de las cajas de ahorros porque el Estado pasa a tener una participación minoritaria dentro de una entidad privada, y porque el nuevo banco aglutina a 18 cajas de ahorros, casi la mitad del sistema.
Según fuentes financieras cercanas a la operación, la venta de Bankia se negoció al máximo nivel, en conversaciones preliminares entre Isidro Fainé, presidente de la Fundación La Caixa, accionista mayoritario indirectamente de CaixaBank, con Luis de Guindos, vicepresidente del BCE. Tras este consenso inicial se negoció con Goirigolzarri y Nadia Calviño, ministra de Economía. Precisamente una de las fases finales de la negociación la han protagonizado Fainé y Calviño que este martes se vieron en Madrid para negociar los últimos flecos del acuerdo. Entre ellos destaca el precio que van a recibir los accionistas de Bankia, con una prima de control que suponga un plus de cerca del 20% sobre el precio previo al del anuncio del acuerdo. Otro de los temas “políticos” son los despidos y prejubilaciones, que podrían llegar a las 8.000 personas, el 15,5% de la plantilla del nuevo banco.
El esquema de mando parece ya acordado, con un presidente ejecutivo, Goirigolzarri, con menos funciones que las que tiene hoy (pero con el área de Comunicación) y Gonzalo Gortázar como consejero delegado y primer ejecutivo ante el BCE.
La composición del consejo —y la presencia de representantes del Estado— es otro de los temas de la agenda de Fainé. No obstante, algunas fuentes apuntan que el asunto de los consejeros se dejan para más tarde, una vez cerrada la fusión. Se trata de evitar que los consejeros actuales, si saben que no van a continuar, se enroquen en sus puestos, y voten contra la operación.
Desde el punto de vista del negocio, los expertos apuntan otros retos de la fusión. “Como en cualquier integración los riesgos se basan en la ejecución que afectará a las áreas de tecnología, el ritmo del cierre de oficinas, la limpieza de la morosidad de la cartera de créditos y la reducción de plantilla. Pero, sobre todo, es muy importante que no haya mucha dilución de los ingresos por la pérdida o por duplicidad de clientes”, apunta Ignacio García del departamento Gestión de Patrimonios A&G Banca Privada. Ricardo Zion, profesor de banca en EAE Business School, coincide en que el nuevo banco se la juega el plan de ahorro de costes y gastos, “que lo debe cumplir porque es en lo que está basada esta fusión, no en el incremento de ingresos”.
El Gobierno velará para preservar el empleo
El Gobierno insistió este martes en que velará para preservar el mayor número de puestos de trabajo después de la fusión entre CaixaBank y Bankia en el caso de que la operación termine por fructificar. “Es obvio que este Gobierno va a luchar siempre por la defensa de los puestos de trabajo y va a intentar que aquellas empresas que tengan que hacer procesos de reconversión lo hagan con el menor coste posible de puestos de trabajo”, indicó la portavoz del Ejecutivo, María Jesús Montero, durante la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros.
Existe cierta inquietud en las plantillas de ambas entidades, sobre todo la de Bankia, por las consecuencias que tenga la operación de fusión y los posibles planes de ajuste laborales que acometa la dirección de la nueva entidad.
La ministra portavoz subrayó que la premisa del Gobierno sobre el caso de CaixaBank y Bankia, como sobre cualquier otra empresa, será el de preservar los puestos de trabajo.