Japón en un agujero negro
La economía nipona ya casi tres décadas perdidas, con una media de crecimiento muy cercana a cero
Aunque la caída del PIB de Japón en el segundo trimestre publicada este lunes (7,8%) fue ligeramente inferior a la de Estados Unidos (9,5%) o la de la mayoría de países europeos (11,7% en la UE), la situación de la economía japonesa es claramente peor. He aquí los motivos.
El primero es que Japón lleva ya casi tres décadas perdidas, con una media de crecimiento muy cercana a cero, desde que estallara la burbuja a principios de los nove...
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Aunque la caída del PIB de Japón en el segundo trimestre publicada este lunes (7,8%) fue ligeramente inferior a la de Estados Unidos (9,5%) o la de la mayoría de países europeos (11,7% en la UE), la situación de la economía japonesa es claramente peor. He aquí los motivos.
El primero es que Japón lleva ya casi tres décadas perdidas, con una media de crecimiento muy cercana a cero, desde que estallara la burbuja a principios de los noventa. Por tanto, esta caída del PIB no hace más que agudizar su problema de falta de crecimiento.
El segundo punto importante es que Japón lleva décadas utilizando la política fiscal y monetaria para intentar salir de tal senda de bajo crecimiento sin mucho éxito. De hecho, desde que el primer ministro Shinzo Abe llego al poder e introdujo sus políticas bajo el lema de Abenomics la expansión del balance del Banco de Japón ha sido mucho más rápida, reduciendo ahora el espacio para reaccionar a un shock enorme como el de la covid-19. En otras palabras, Japón llega debilitado a la pandemia, al menos en lo que se refiere al espacio fiscal y monetario.
Por si esto no fuera poco, los beneficios que Japón ha obtenido en los últimos años de su cercanía geográfica con China ya no son comerciales ni de una inversión directa muy rentable que pueda permitir repatriar muchos beneficios para Japón. El sector que más se ha beneficiado del gigante del continente en los últimos años ha sido el turismo, que se ha desplomado desde la erupción de la pandemia. China, además, se ha vuelto mucho más beligerante con el resto del mundo, incluyendo Japón en la disputa por las islas en el mar del Sur de China.
Tokio, por tanto, se ve obligado a revisar sus relaciones económicas con Pekín, a pesar de su apoyo al crecimiento de Japón, por lo que es difícil pensar lo que habría ocurrido con dicha economía si Japón no se hubiera beneficiado de China.
Cabría pensar que un país tan desarrollado como Japón debería poder encontrar su espacio en la situación económica y geopolítica mundial. Pero la realidad es que su situación es mucho más débil de lo que parece. Las terribles perspectivas demográficas —que para nada han mejorado en los últimos años— solo añaden más leña al fuego.
El único rayo de esperanza viene del enorme cambio estructural que está causando la pandemia —y más en general el proceso de desglobalización en el que nos encontramos—, que puede generar oportunidades para cualquier país, incluso Japón si sabe jugar bien sus cartas. De hecho, este país podría beneficiarse de un mundo más fragmentando mucho más que China y otras economías asiáticas. El motivo es que serán los servicios de mayor nivel añadido los más codiciados en ese nuevo mundo. Y los grandes acreedores netos los que más podrían beneficiarse, al depender menos del resto del mundo. Lo malo es que Japón no parece haberse dado cuenta de todo esto y sigue dentro de ese agujero negro tras tres décadas de falta de crecimiento. Veamos si cambian las tornas. Y cómo.
Alicia García Herrero es economista jefa para Asia de Natixis e investigadora sénior de Bruegel.