Provisiones bancarias
Los resultados del segundo trimestre van a estar condicionados por las provisiones que se realicen en anticipación a los deterioros crediticios
En los próximos días se inicia la publicación de los resultados del segundo trimestre por los bancos españoles y europeos, que ya incorpora en su integridad el periodo de confinamiento, con sus diferentes impactos sobre el negocio y los resultados bancarios. En el primer ámbito, volumen de negocio y márgenes del mismo, cabe anticipar una evolución favorable durante el segundo trimestre. Aunque en el segmento hipotecario se observará una clara caída del volumen, ello será más que compensado con el espectacular crecimiento del crédito a empresas, tanto grandes como pymes y autónomos, muy de la m...
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En los próximos días se inicia la publicación de los resultados del segundo trimestre por los bancos españoles y europeos, que ya incorpora en su integridad el periodo de confinamiento, con sus diferentes impactos sobre el negocio y los resultados bancarios. En el primer ámbito, volumen de negocio y márgenes del mismo, cabe anticipar una evolución favorable durante el segundo trimestre. Aunque en el segmento hipotecario se observará una clara caída del volumen, ello será más que compensado con el espectacular crecimiento del crédito a empresas, tanto grandes como pymes y autónomos, muy de la mano del primer programa de avales de 100.000 millones, utilizado casi en un 65% al cierre de junio.
Pero al margen de esa positiva evolución de la cifra de negocio, los resultados bancarios del segundo trimestre van a estar condicionados por las provisiones que se realicen en anticipación de unos deterioros de crédito que sin duda aparecerán, bien es cierto que con un “decalaje” de varios trimestres. Esa tardanza en la afloración de los deterioros crediticios se debe, por un lado, a la utilización por las empresas de los mecanismos de flexibilización de costes (ERTE, moratorias de alquileres), pero también a las medidas desarrolladas por las autoridades reguladoras y supervisoras bancarias, incorporando flexibilidad en la aplicación de las normas contables, así como en la reclasificación de créditos como dudosos o en dificultades.
En tal caso, la política de provisiones de los bancos tiene un elevado componente de anticipación y/o conservadurismo —”ponerse la venda antes de la herida”—, como ya quedó de manifiesto en las cuentas referidas al primer trimestre de este año. En dicho periodo, el agregado sectorial registró pérdidas de 500 millones, frente a un resultado positivo de 3.200 millones en el primer trimestre de 2019. Esa variación neta en el resultado (-3.700 millones) coincide con el incremento registrado en la partida correspondiente a pérdidas por deterioro de activos, con 4.700 millones en 2020 frente a los 1.100 millones de 2019.
Todo apunta a que el segundo trimestre seguiremos viendo un esfuerzo de provisiones en los bancos, que incluso podría superar al realizado en el primer trimestre. Ese mensaje es el que se desprende si se analiza el comportamiento de los grandes bancos estadounidenses, en términos de un muy rápido reconocimiento de los deterioros que están por venir. En este sentido cabe destacar que la docena larga de grandes bancos de dicho país que ya han publicado sus resultados han acelerado el reconocimiento de provisiones, destacando el caso de JP Morgan, el banco, que multiplicaba por siete sus provisiones, hasta 18.700 millones, en un contexto de elevada incertidumbre en el cual, en palabras de su primer ejecutivo “todos los esfuerzos son pocos”.
Ángel Berges y Fernando Rojas son profesores de AFI-Escuela de Finanzas