La última función del Circo del Sol: una guerra sin cuartel entre dueños y acreedores

La compañía de espectáculos más famosa del mundo estudia vías para asegurar su supervivencia tras declararse en quiebra

Un momento de uno de los últimos espectáculos del Circo del Sol

El Circo del Sol ha suspendido pagos. El parón de espectáculos por el coronavirus —que le obligó a suspender 44 representaciones y despedir temporalmente a 4.679 trabajadores— ha sido la puntilla para una compañía que arrastraba desde hace unos años una pesada carga en forma de deuda: hasta 1.100 millones de dolares (976 millones de euros).

El 29 de junio se declaró en quiebra al acogerse a la ley canadien...

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El Circo del Sol ha suspendido pagos. El parón de espectáculos por el coronavirus —que le obligó a suspender 44 representaciones y despedir temporalmente a 4.679 trabajadores— ha sido la puntilla para una compañía que arrastraba desde hace unos años una pesada carga en forma de deuda: hasta 1.100 millones de dolares (976 millones de euros).

El 29 de junio se declaró en quiebra al acogerse a la ley canadiense de Acuerdos y Acreedores de Empresas. Un día después, la Corte superior de Quebec autorizó el blindaje al menos hasta el 10 de julio. A ello se sumó el anuncio del despido definitivo de 3.480 personas. Asimismo, los directivos hicieron público un principio de acuerdo con los actuales dueños para reestructurar y relanzar la firma, aunque otros grupos podrían mejorar la oferta. La fecha límite para hacerlo es el 14 de agosto.

“Actuamos para proteger el futuro de la empresa. Hoy puedo decir que su continuidad está asegurada”, declaró Daniel Lamarre, presidente y consejero delegado, a Radio-Canadá. En 2019, el Circo generó ganancias por 155 millones de dólares. Lamarre dijo entonces que la compañía gozaba de buena salud financiera. Pero eso era antes de la pandemia y ya había mar de fondo en sus cuentas, Moody’s, por ejemplo, había señalado en 2015 que la deuda era muy elevada: “La empresa no tiene la experiencia para funcionar con este grado de endeudamiento”. En diciembre de 2018, esta misma agencia bajó por primera vez su calificación de deuda; movimiento que repitió en marzo pasado.

En 2015, Guy Laliberté, uno de sus fundadores, vendió el 55% de las acciones a la estadounidense TPG Capital, el 25% al fondo chino Fosun y el 10% a la Caja de Ahorros e Inversiones de Quebec. La operación alcanzó los 1.500 millones de dólares. La Caja adquirió el 10% restante en febrero pasado. A finales de 2014, la deuda de la empresa era de 253 millones. Desde entonces, la compañía ha invertido en renovar salas y en la compra de espectáculos. Sin embargo, la principal causa del incremento de la deuda tiene que ver con su propia adquisición por parte de TPG y Fosun, que apalancaron la compra.

“El Circo fue comprado por el capital riesgo. Pusieron cierto capital y el resto lo convirtieron en deuda de la empresa”, comenta Louis Hébert, de la Escuela de Altos Estudios Comerciales de Montreal. “Pensaron que los ingresos serían constantes para pagar deuda e intereses, generar crecimiento y contemplar su venta más adelante o su salida a Bolsa, pero llegó el cisne negro en forma de virus”, añade Hébert. El Circo pidió prestados otros 50 millones de dólares a principios de mayo y solicitó los servicios del Banco Nacional para estudiar distintos escenarios. Después, el Gobierno de Quebec ofreció un préstamo de 200 millones bajo ciertas condiciones. Por ejemplo, que la sede social permanezca en esta provincia canadiense y un derecho de adquisición de las acciones de TPG y Fosun.

Plan de reestructuración

De acuerdo con el plan de reestructuración, los dueños actuales del Circo inyectarían 300 millones (100 millones de sus bolsillos y 200 millones del préstamo gubernamental). La oferta incluye también 20 millones para apoyar a trabajadores afectados y contratistas. Los acreedores recibirían 50 millones de deuda no garantizada y el 45% de las acciones. Según explicó Lamarre, la deuda quedaría en 250 millones y la sede seguiría en Montreal.

Lamarre señaló que este plan marca la oferta mínima a poner sobre la mesa y que hay otros cinco grupos interesados. Medios canadienses e internacionales han barajado algunos nombres. Por ejemplo, una división de Goldman Sachs y la firma Live Nation. Otro nombre que figura en las quinielas es Québecor, el grupo de comunicaciones más importante de Quebec. Su mayor accionista es Pierre Karl Péladeau, un empresario que dirigió entre 2015 y 2016 el Partido Quebequés, la principal fuerza independentista. A principios de mayo, Québecor sostuvo en un comunicado que estaría lista para “inyectar varios centenares de millones de dólares para relanzar las actividades del Circo del Sol y asegurar su continuidad”. Sin embargo, denunciaba que los directivos de la firma no le permitían revisar con lupa los estados financieros.

Además, Guy Laliberté apareció el 24 de mayo en un programa de la televisión quebequesa para anunciar su deseo de volverse a implicar en la empresa. “La llevo en el corazón, me ha dado tanto. Tengo un gran equipo que me puede apoyar para volver a encender la flama”, comentó sin entrar en detalles financieros.

Catalyst Capital, con sede en Toronto, aparece como un jugador decisivo en el tablero, ya que es el principal acreedor del Circo del Sol. Adquirió en marzo alrededor del 80% de la deuda garantizada por la mitad de su valor. “Catalyst goza de una gran posición estratégica. Debe dar su visto bueno a la reestructuración de la deuda, puede convertirse en dueño o sellar alianzas”, expresa Michel Magnan, profesor en la Universidad Concordia.

Un grupo encabezado por Catalyst (donde figuran BlueMountain Capital, Sound Point, entre otros acreedores del Circo) presentó una oferta que consiste en convertir en acciones 800 millones de dólares de los 1.100 millones de deuda y desembolsar 300 millones de capital adicional. Gabriel de Alba, director gerente y socio de Catalyst comenta: “Nuestra oferta es al menos tres veces superior a la oferta actual. Somos los únicos capaces de reducir la deuda bajo nuestro propio criterio, aportamos dinero fresco y no necesitamos el préstamo gubernamental, que después de todo es dinero de los contribuyentes. La sede social no se movería de Montreal y dejamos la puerta abierta al diálogo con los empresarios quebequeses. Nuestra oferta reconoce la importancia cultural del Circo del Sol para Quebec”.

Según Reuters, los representantes del comité de acreedores señalaron el 30 de junio en la Corte superior de Quebec que el plan de los actuales dueños está “condenado al fracaso”. La próxima audiencia es el 10 de julio. El proceso podría concluir en septiembre. Gabriel de Alba opina al respecto: “No estamos obligados a aceptar una oferta que pone en riesgo nuestra deuda o que intenta reducirla de una forma forzada. Queremos una recapitalización rápida que permita recuperar empleos”.

Las giras de espectáculos del Circo seguirán paradas, al menos hasta la próxima primavera; la prioridad de la firma está puesta en el regreso de las funciones fijas. “La buena noticia es que el 3 de junio tuvo lugar la reapertura de nuestro espectáculo en China [The Land of Fantasy]”, señala Caroline Couillard, directora de comunicaciones. Por su parte, Louis Hébert subraya que los propietarios actuales del Circo del Sol y el grupo encabezado por Catalyst provienen de las finanzas: “Es fundamental el apoyo financiero, pero se requiere reequilibrar la fórmula con la participación de gente que conozca el mundo del espectáculo, un motor creativo”. Por su parte, Michel Magnan cree que el proceso de recuperación de la compañía será lento, pero ve posibilidades de que salga adelante: “Veremos qué ocurrirá con la vacuna contra la covid-19, pero de cualquier forma el Circo necesitará tiempo para gozar de estabilidad. Dicho esto, es una marca muy conocida y que ha demostrado su éxito. Las distintas firmas interesadas lo saben”.


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