Amper: del abismo a la resurrección

La compañía tecnológica deja atrás la reestructuración y emprende una nueva fase de crecimiento mediante una agresiva política de adquisiciones

Amper obtuvo unos ingresos de 143 millones de euros en 2018, un 102% superiores al año precedente.

La historia de Amper, empresa de soluciones tecnológicas centradas en el suministro de hardware y software para el despliegue de comunicaciones, es el reflejo de una montaña rusa. Ahora, tras dejar atrás una larga y dura travesía por el desierto, el grupo emprende una nueva etapa centrada en el crecimiento con adquisiciones.

Fundada en 1956 por Antonio Peral, un ingeniero de telecomunicaciones, era conocida como la empresa que instaló la mayoría de los porteros automáticos en la España de entonces. Ll...

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La historia de Amper, empresa de soluciones tecnológicas centradas en el suministro de hardware y software para el despliegue de comunicaciones, es el reflejo de una montaña rusa. Ahora, tras dejar atrás una larga y dura travesía por el desierto, el grupo emprende una nueva etapa centrada en el crecimiento con adquisiciones.

Fundada en 1956 por Antonio Peral, un ingeniero de telecomunicaciones, era conocida como la empresa que instaló la mayoría de los porteros automáticos en la España de entonces. Llegó a estar posicionada entre las top del momento y era la principal proveedora de equipos para la todopoderosa Telefónica. Una situación de bonanza que cambió de rumbo en los años noventa con la liberalización de las telecomunicaciones, que le provocó una importante pérdida de cuota de mercado. Esto unido a los agitados años que vivió bajo la dirección del controvertido empresario Enrique Bañuelos, al que sucedió en el cargo Jaime Espinosa de los Monteros, terminaron de contraer el negocio de la empresa, que en 2014 alcanzó un resultado de explotación (ebitda) negativo de 3,8 millones de euros. En ese año, Amper entraba en preconcurso de acreedores. En 2015 se realizó una primera ampliación de capital por 27 millones condicionada por la banca, que se convertía en accionista de la compañía, y dos sucesivas en 2016 por un total de 17 millones, para tratar de reflotarla. Estos movimientos junto a una extraña maniobra, la compra del negocio de telefonía en las Islas Cook, en el Pacífico Sur, y las malas inversiones acometidas en Latino­américa derivaron en una delicada situación financiera que alzó la deuda hasta los 170 millones.

Hoy la situación no se parece a esta y la compañía levanta cabeza tras un proceso de reestructuración, que se prolongó hasta finales de 2017. En diciembre de ese año se tomó la decisión de renovar la cúpula directiva (de los cinco miembros de entonces solo se mantiene uno), dando salida al presidente Espinosa de los Monteros, sustituido por Clemente Fernández, e incorporando a tres nuevos consejeros. Una renovación con la que la empresa prevé reducir el gasto en 1,5 millones de euros. “Cuando llegamos el negocio estaba contraído. Además, el producto que Amper ofrecía estaba desfasado y no era propio. Necesitábamos darle la vuelta a esta situación”, afirma César Revenga, actual miembro del consejo. Un cambio que ratifican analistas como David López, en su informe para LightHouse. “Hay evidencias de una clara inflexión operativa. La deuda ya no es un problema y los negocios tradicionales de Amper se están recuperando. El ajuste está hecho”.

La nueva directiva acabó de liquidar los activos más problemáticos en Latinoamérica, de los que se había desprendido por un precio más que simbólico, y puso a la venta los negocios de Pacífico Sur, que les han reportado un total de 80 millones de euros. Con lo recaudado, Amper saldó la deuda financiera que le quedaba pendiente (de casi 13 millones de euros) y el resto de los recursos los destinó a la financiación del nuevo Plan Estratégico 2018-2020. Un plan que se sustenta en la contención de costes, en el crecimiento a través de la mejora de las ventas y la producción de sus negocios tradicionales, y en una política de compras de empresas tecnológicas.

Las expectativas de crecimiento de Amper y de sus 2.000 trabajadores en la actualidad vienen respaldadas por los datos económicos de 2018 y por los del primer trimestre de 2019. En el pasado año el grupo tuvo unos ingresos de 143 millones de euros (un 102% más respecto a 2017). El ebitda superó los 15,6 millones, cuatro veces más que el conseguido en el mismo periodo del año anterior. El beneficio neto ronda los 12 millones de euros, frente a los 0,6 de 2017. Los resultados del primer trimestre de este año refuerzan aún más estos datos, con una cifra de negocio que se eleva hasta 41,3 millones frente a los 28,24 del mismo periodo de 2018, lo que supone un aumento del 46%.

Unos guarismos positivos en sus tres líneas verticales de negocio: Telecom Seguridad, donde comercializan servicios, soluciones y productos de manufactura propia; Industrial, que aúna los negocios nacionales e internacionales en los ámbitos de montaje y mantenimiento industrial, naval, e Integración (diseño, instalación y mantenimiento de plataformas tecnológicas en Latinoamérica).

Nueva estrategia

Su agresiva política de adquisiciones es uno de los puntales para crecer y una vía “para dar un gran salto en tamaño”, apunta López. Comenzó en 2017 con la compra del grupo Nervión, encuadrada dentro del eje Industrial y por la que pagó unos 6,5 millones de euros. Le han seguido Rubricall, empresa de seguridad informática, con un coste de un millón de euros, e Ingenio, que, tras pagar 600.000 euros por el 51%, conduce a la tecnológica al negocio de la toma de datos en las redes de transporte de energía eléctrica. Con posterioridad al 31 de marzo, han incorporado las compañías Sensing and Control e Iberwave Ingeniería, por 1,5 millones (51%) y 400.000 (60%); sociedades con las que entra en el sector del Internet de las cosas (IoT). El 6 de mayo culminó dos nuevas adquisiciones, Wireless Watts y Signal Intelligence Consultancy, por el 75% en cada una, con un desembolso de seis millones, empresas especializadas en seguridad y defensa.

Frente a esta larga lista y aunque no siempre le han sonreído las compras, como la fallida operación de Euroconsult en agosto de 2018, a la que renunció por el lastre que suponían los compromisos económicos que la empresa tenía con sus trabajadores, para Revenga esto no ha hecho más que empezar. “Tenemos una caja neta de casi 30 millones y ahora que nos han devuelto la capacidad de conseguir crédito (cerrado hasta la liquidación de la deuda) podemos endeudarnos en 40 o 50 más. Tenemos casi 80 millones para financiar el crecimiento”.

Previsiones para inversores

Latinoamérica. Tras vender los activos latinoamericanos con deudas, Amper sigue apostando por crecer en este continente, que representa el 20% de su facturación. "No somos ajenos a que es un continente ciertamente inestable, pero nuestras inversiones se centran en Costa Rica, con una economía firme; en México, con un mercado muy grande, y en Perú, un país con increíbles posibilidades de crecimiento", dice César Revenga.

Dividendos. Pese a su buena marcha, Amper sigue apostando por no pagar dividendos al accionista "y así continuaremos tres o cuatro años más para financiar el crecimiento", afirma Revenga. En Bolsa desde 1986, tampoco parece que el mercado responda con optimismo a sus resultados. "Disponer de caja para invertir no se paga en Bolsa, sino lo que haces con esa caja. Somos una empresa sin deuda, y con un sólido resultado operativo. Hemos generado expectativas y el parqué está pendiente de ver qué hacemos. Si perciben que somos un grupo coherente, con una estrategia clara, empezarán a invertir".

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