Columna

Decálogo socialista de buenas prácticas comerciales

Ante los devaneos que sufren los tratados internacionales, el PSOE propone unos principios de buenas prácticas en los que la UE debe tomar la iniciativa

Manu Escudero.Europa Press

En junio del año pasado, el PSOE se descolgaba del Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y Canadá, conocido como CETA. Fue una de las primeras decisiones de Pedro Sánchez tras su reelección como secretario general. Casi un año después, ha cambiado su posición y se muestra a favor de CETA “como punto de partida y no de llegada” para sustanciar nuevos tratados, algunos ya en marcha, con otras regiones (Chile, México, Mercosur, Japón…) que, a su juicio, “deben resultar coherentes con los principios que queremos invocar” que se recogen en un decálogo aprobado por su Eje...

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En junio del año pasado, el PSOE se descolgaba del Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y Canadá, conocido como CETA. Fue una de las primeras decisiones de Pedro Sánchez tras su reelección como secretario general. Casi un año después, ha cambiado su posición y se muestra a favor de CETA “como punto de partida y no de llegada” para sustanciar nuevos tratados, algunos ya en marcha, con otras regiones (Chile, México, Mercosur, Japón…) que, a su juicio, “deben resultar coherentes con los principios que queremos invocar” que se recogen en un decálogo aprobado por su Ejecutiva el pasado lunes a propuesta de su responsable de Economía, Manu Escudero.

Llega este propuesta en unos tiempos que no son precisamente buenos para las relaciones comerciales internacionales, laceradas por la política de Donald Trump (la última en el sector del automóvil). “Asistimos a un rechazo creciente a la liberalización del comercio que se percibe como una amenaza para el empleo, los servicios públicos, la seguridad alimentaria y la protección social”, dice el documento. “Entre la globalización a ultranza y la antiglobalización, entre un orden neoliberal que ya no tiene capacidad para resolver los problemas que él mismo genera y un orden nacionalista y xenófobo que nos podría conducir a tiempos ya superados de odio entre los pueblos”, plantea una “alterglobalización, una globalización justa, que sin renunciar a los beneficios del comercio asegure el progreso económico, social, democrático y medioambiental”.

Eso quizá explique el cambio de posición (“nuevo enfoque”) del PSOE, que “no es un capricho ni supone ningún volantazo respecto a lo que España y Europa se han fijado como objetivos de buena gobernanza”. Para el PSOE es fundamental el papel protagonista que debe jugar la UE. “Necesitamos más y mejor Europa, y un mundo abierto”. Pero eso significa un mayor nivel de exigencia y “una Europa fuerte capaz de imponer altos estándares, y no plegarse a los que otros quieran plantearle”. “La evidencia acumulada de algunos acuerdos comerciales de las últimas dos décadas (desigualdad territorial, destrucción de empleo en determinados sectores y países, flujos migratorios incontrolados, y muy particularmente la degradación ambiental) nos brinda unas lecciones que Europa debe utilizar en su favor”.

“Asistimos a un rechazo creciente de la liberalización del comercio”

La globalización exige un compromiso para redefinir un marco económico incluyente, con instituciones supranacionales con capacidad para regular los mercados financieros, luchar contra los monopolios, los carteles y los privilegios concesionales, y muy especialmente erradicar los paraísos fiscales. A su vez, reclama que los gobiernos nacionales apliquen las políticas adecuadas en esa dirección, y no escudarse en culpabilizar a la globalización o a Europa de sus malas políticas. “La construcción de una alternativa socialdemócrata adaptada a las condiciones del siglo XXI, aporta la esperanza de esta globalización justa”, sostiene.

El decálogo se reume en:

1. Defensa del Comercio Internacional justo y del Multilateralismo. Negarlo es cerrar la puerta a la internacionalización, a las exportaciones y a la competitividad, es negarse al progreso y al crecimiento.

“Necesitamos más y mejor Europa, capaz de no plegarse a los que otros quieran plantear”

2. Comercio justo que beneficie a la mayoría de ciudadanos y a las pymes.

3. Un comercio basado en los derechos laborales, sociales y medioambientales.

4. Las negociaciones comerciales deben desarrollarse de forma abierta y transparente.

5. Debe establecerse la “doble llave” democrática que coordine el Parlamento Europeo con los diversos Parlamentos Nacionales.

6. Mecanismos de Compensación. Una gobernanza económica global justa que permita repartir mejor las ganancias de la apertura económica entre todos.

7. Lucha contra el dumping laboral, social y medioambiental.

8. Se debe garantizar el derecho de los gobiernos a regular, suministrar y apoyar los servicios públicos, a no privatizarlos y a la exclusión de cualquier disposición que mine la posibilidad de renacionalizar servicios actuales o futuros de interés general.

9. Tribunales de Inversión. Es preciso acabar con los sistemas de arbitraje privado y avanzar en la creación de un régimen internacional de resolución de disputas mediante un Tribunal Multilateral de Litigios y Apelación público y permanente.

10. Combatir la corrupción e implementar, con firmes compromisos, las convenciones multilaterales y los estándares anti-corrupción. Y contener un compromiso recíproco en la lucha contra los paraísos fiscales.

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