Paraguas para el talento

El director de una oficina comercial de Mapfre en España tiene inquietudes, quiere dar un giro a su trayectoria profesional, hacer cosas nuevas. Se postula para el proyecto Global Talent Network de esta multinacional de seguros con unos 37.000 trabajadores y presencia en los cinco continentes. Es reclutado. Y pasa a ser director de Desarrollo de Negocio en un país de EMEA (Europa, Oriente Próximo y África, según sus siglas en inglés). Para ello, “se le ha elaborado un plan de desarrollo individual que se le ha comunicado junto con su asignación de movilidad internacional, que incluye un proceso de mentorización con un miembro del comité de dirección del país de destino y formación tanto para el desarrollo de habilidades de liderazgo como de carácter técnico”, informa la compañía. Con este ejemplo real Mapfre quiere poner en evidencia que los empleados son uno de los principales focos de atención de su responsabilidad social corporativa.

Tanto que Global Talent Network es uno de sus proyectos estrella. Arrancó hace un par de años para “generar oportunidades a los empleados”, dice María Narváez, subdirectora de Talento en el área corporativa de recursos humanos. Ahora se encuentra en su última fase, en la elaboración de los planes de desarrollo. Pero la idea es que se siga haciendo, cíclicamente. “Ya teníamos un portal interno donde se anunciaban las vacantes; llegaban aspirantes con mucha ilusión a los que teníamos que decir que no porque no estaban preparados para el puesto. Así que queríamos anticiparnos, darles las herramientas adecuadas según sus inquietudes para que, cuando llegara la oportunidad, las tuvieran en sus mochilas”, señala. “Es muy satisfactorio poder decir: 'Tienes ganas, y además te has esforzado en este último año y medio, así que, sí, estás preparado para cubrir esa vacante”, enfatiza. Todo el mundo ha tenido oportunidad en el proceso, jóvenes y veteranos, hombres y mujeres, interesados en cambiar de función o de área geográfica.

Atractivo del empleador

Que los empleados perciban que trabajan en una empresa atractiva, generadora de oportunidades y solidaria. Que sus grupos de interés la vean transparente, ética, innovadora y comprometida con su entorno. Que los clientes y proveedores sepan que cumple, y que actúa con rigor e integridad. Son los grandes objetivos del Plan de Sostenibilidad 2016-2018 del grupo, según resumen de su responsable de RSC, Clara Bazán, que accedió al puesto en 2004 y comenzó la labor de sistematizar, categorizar, institucionalizar, ordenar todo ese caldo de cultivo de ética empresarial, compromiso con el entorno y buena gobernanza que existía mucho antes.

Bazán entiende la RSC como “la herramienta, o motor, que permite llegar a los objetivos empresariales, porque somos una empresa, no una ONG, contribuyendo al desarrollo económico y social de nuestro entorno, de los países en los que estamos presentes”. Y contando siempre con sus grupos de interés. “No somos nada sin nuestros clientes”, enfatiza. “La vocación de sostenibilidad nos permite ser más flexibles, analizar riesgos y oportunidades del entorno y actuar”, opina, poniendo el proyecto Global Talent Network como ejemplo. “Es una forma de adelantarnos y de ser flexibles; si el futuro camina hacia la transformación digital, pues identifico todo mi talento interno, y lo formo para ello”.

Dos estudios de las universidades de Siena (Italia) y Cranfield (Reino Unido) demuestran que la inversión en empresas con buen gobierno corporativo es más rentable en el largo plazo. Es el corpus teórico en el que se justifica el Good Governance Fund, un fondo de inversión lanzado por la aseguradora que combina la inversión en valor y el buen gobierno. Su apuesta por la inversión socialmente responsable (ESG, según sus siglas en inglés). Y el primer fondo de este tipo que se gestiona y comercializa en España. “Para una empresa como la nuestra es importante orientar la estrategia de inversión hacia compañías que también tengan integrada la gobernanza en su ADN”, dijo José Luis Jiménez, director general corporativo de Inversiones del grupo, el día de su presentación.

“Estamos adheridos a la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030 de la ONU, y a sus Principios para la Inversión Socialmente Responsable”, subraya Bazán, que también destaca la compra de una participación del 25% de la gestora de activos francesa La Financière Responsable (LFR), con unos 150 millones de euros. “Es una boutique de inversión fundada en 2007 que gestiona cuatro fondos de inversión activa y cuenta con un historial muy reconocido en el sector como entidad especializada en los criterios sociales, económicos y medioambientales de inversión en las compañías”, indica Mapfre.

Homologaciones

Como eje transversal de sus políticas, Mapfre ha incorporado también los criterios medioambientales y sociales en los procesos de homologación de sus proveedores en 11 países (en 2018 lo ampliará a 22 países). La grúa, los talleres de reparación, las grandes y pequeñas empresas, los autónomos integrados en la cadena de valor del grupo saben que las condiciones laborales que establezcan, la medición de su huella de carbono, las políticas de reducción de agua y energía van a sumar como factores positivos. Y, al revés, en el peor de los casos: la no alineación con ellos puede descartarlos como colaboradores.

“Hablamos de RSC y automáticamente pensamos en la acción social, y eso nos ha hecho daño, porque no es solo eso: contribuimos al desarrollo económico y social también desde nuestra actividad mercantil, con la gestión del talento, con nuestros proveedores, con inversiones socialmente responsables, con la transparencia”, interviene Bazán. Dicho lo cual, se muestra “orgullosísima” de iniciativas de acción social como la Fundación Mapfre y su programa de voluntariado corporativo, que celebra su día con acciones globales relacionadas con un tema específico, este año, el medio ambiente. El cambio climático figura también como una línea estratégica en sostenibilidad.

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