Panasonic piensa en el futuro

El gigante japonés se centra en los servicios a empresas tras una dolorosa reconversión

Kazuhiro Tsuga, presidente de Panasonic. Consuelo Bautista

Cuando Kazuhiro Tsuga asumió hace tres años la presidencia de Panasonic, se encontró con un conglomerado de más de medio millar de empresas que sumaban unas pérdidas de 7.500 millones de euros. El gigante japonés había apostado por su rama más conocida, la electrónica de consumo, para sortear la crisis en los años en los que esta más se cebaba con Estados Unidos, Japón y Europa, sus principales mercados. Tras una ardua reestructuración que acabó con esquemas propios de la época de su fundador —Konosuke Matsushita, que dejó el cargo en 1961—, la firma ya encadena dos años de beneficios con un r...

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Cuando Kazuhiro Tsuga asumió hace tres años la presidencia de Panasonic, se encontró con un conglomerado de más de medio millar de empresas que sumaban unas pérdidas de 7.500 millones de euros. El gigante japonés había apostado por su rama más conocida, la electrónica de consumo, para sortear la crisis en los años en los que esta más se cebaba con Estados Unidos, Japón y Europa, sus principales mercados. Tras una ardua reestructuración que acabó con esquemas propios de la época de su fundador —Konosuke Matsushita, que dejó el cargo en 1961—, la firma ya encadena dos años de beneficios con un resultado neto de 1.328 millones de euros en el ejercicio fiscal que cerró el pasado mes de marzo.

“Como presidente, tuve que reconocer que Panasonic no era una compañía normal. No solo era difícil de visualizar y dirigir, sino que su desempeño era muy malo”, admite en el marco de una entrevista en la sede española de la multinacional, en Cornellà de Llobregat (Barcelona). Un equipo formado por tres directivos y algunos asistentes le acompañan incluso cuando sale al jardín para posar ante la fotógrafa. Tsuga, de 58 años, habla con orgullo de los resultados de una reforma aún en marcha que busca alcanzar un objetivo que parece simple, pero que para el enmarañado organigrama de la firma resulta todo un reto: definir las áreas de negocio para hacerlas crecer.

Unas de sus primeras medidas fue adelgazar la plantilla de las oficinas centrales. “Para cambiar la compañía, primero tenía que hacerme una idea global de lo que era. Pero soy solo una persona y la información me llegaba a través de miles de trabajadores. Era demasiado indirecto, recibía muchos datos, pero fragmentados”, recuerda. De los 7.000 empleados que tenía la sede principal a inicios de 2012, hoy solo quedan 130. Tsuga habla de los recortes con frialdad, sin explayarse en justificaciones. La corporación ha reducido su personal en un 30% desde 2011: más de 112.000 personas han perdido sus empleos en todo el mundo. Su comitiva no consigue evitar estallar en risas ante la pregunta de cuántas plantas ha cerrado desde que tomó las riendas de Panasonic. “Teníamos casi 400…, supongo que el 10%”, responde con una sonrisa transigente hacia sus acompañantes.

CORTES SIN PIEDAD

La firma ha echado a un lado proyectos que habían dejado de ser rentables o a los que no veía futuro. Como sus fábricas de pantallas de plasma ante el auge del LCD o el reciente anuncio del cierre de un centro de producción de baterías de iones de litio en Pekín, que se utilizan en móviles de modelos antiguos y cámaras fotográficas. Tsuga descarta que el sector de la electrónica de consumo haya perdido atractivo para la firma: “Es importante porque la gente se familiariza con nuestra marca a través de este tipo de artículos. Pero podemos crear nuevas clases de productos, como electrodomésticos de cocina o belleza. No es que el sector ya no nos interese, solo los televisores y las cámaras compactas, que han pasado a ser una especie de materia prima. Queremos que también se nos conozca como un proveedor de bienes y servicios para empresas (B2B)”.

La compañía prevé que el B2B sea su mayor fuente de ingresos en 2019, cuando se cumpla el centenario de su fundación. Aunque también espera que las ventas de electrónica de consumo aumenten en regiones donde la población está creciendo, como India, Asia y África. En Japón, en cambio, Tsuga admite que el mercado está “saturado en cuanto a unidades”, por lo que la estrategia pasa por renovar las existencias. “La gente envejece y necesita productos más fáciles de usar”, afirma.

Este mismo factor es una de las dificultades que su departamento de investigación intenta atajar en el sector del motor, una de las áreas donde la corporación espera crecer más en los próximos cuatro años. Al igual que para Google o Uber, el coche autónomo se ha convertido en un objetivo para la empresa, que trabaja con los principales fabricantes de vehículos del mundo. “Pero hay diferentes niveles. Los que conduzcan completamente por sí solos tendrán fines comerciales y se podrán usar en vez de taxis o autobuses, no para diversión. Y antes que eso vendrá la tecnología que pueda facilitar la conducción a gente que lo necesite, como las personas mayores, que tienen problemas de visión y ya no reaccionan con tanta rapidez”, explica el máximo responsable del área de automoción de la firma, Masahisa Shibata. Su meta es desarrollar un automóvil de estas características que pueda ser estrenado en los Juegos Olímpicos de Tokio en 2020.

La automoción es una de las mayores apuestas de la compañía, que espera aumentar su facturación actual de 8.892 millones de euros en un 75% durante los siguientes cuatro años. Además de los sistemas de asistencia en la conducción, la empresa ve un nicho en el desarrollo de elementos de entretenimiento, navegación y en el suministro de energía para coches eléctricos.

TESLA, LA GRAN BAZA

En este último punto, su alianza con Tesla es una de sus mayores bazas. Panasonic fabrica las 7.000 baterías que utiliza cada uno de sus vehículos, cuyo mercado más grande está en California y otras jurisdicciones donde las Administraciones fomentan el uso de este tipo de automóviles.

Dentro de sus estrategias en este sector también destaca la adquisición del 49% del capital del fabricante catalán de componentes para la automoción Ficosa. Es precisamente la consolidación de esta alianza lo que ha motivado la visita de parte de la dirección de Panasonic. “No hay un proyecto a corto plazo porque es un proceso en curso. Ficosa está enfocada hoy en día a negocios directos con los fabricantes de coches, pero hay espacio para desarrollar otros sectores, como los relativos a la energía, la tecnología, el ahorro de energía o la climatización. En Panasonic tenemos una gran variedad de productos y podemos usar la plataforma de Ficosa para expandirnos juntos a nuevos mercados”, explica el consejero delegado de Panasonic Europa, Laurent Abadie, que asegura que los planes para las fábricas catalanas incluyen nuevas contrataciones.

“El sector de la automoción es muy prometedor porque, originalmente, era muy mecánico y ahora se está transformando en una industria computerizada”, añade Tsuga. La empresa también prevé una expansión superior al 30% en las áreas de B2B y de productos para viviendas. Para consolidar su presencia en estos negocios, Panasonic ha anunciado inversiones de hasta 7.410 millones de euros hasta 2019. Al menos la mitad se destinará a adquisiciones o fusiones, por lo que la firma ha comenzado una “búsqueda agresiva” de candidatos.

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