Se vende ajuar a buen precio

La profundidad de la crisis fuerza a las compañías a acelerar las desinversiones

Telefónica ha vendido el 4,5% de China Unicom.

La crisis dura ya cuatro años y, lo que es peor, pocos se atreven a ponerle fecha de caducidad. Las empresas sufren una doble presión: en su cuenta de resultados, por la caída de la actividad, y en su balance, porque la recesión les ha cogido muy apalancadas en un momento además en el que los mercados financieros se han cerrado. La venta de activos es en este contexto una de las pocas salidas que tienen las empresas para reducir su deuda, calmar a los acreedores y apuntalar sus cuentas aunque sea a base de extraordinarios. En lo que va de año los grupos cotizados han realizado 20 operaciones d...

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La crisis dura ya cuatro años y, lo que es peor, pocos se atreven a ponerle fecha de caducidad. Las empresas sufren una doble presión: en su cuenta de resultados, por la caída de la actividad, y en su balance, porque la recesión les ha cogido muy apalancadas en un momento además en el que los mercados financieros se han cerrado. La venta de activos es en este contexto una de las pocas salidas que tienen las empresas para reducir su deuda, calmar a los acreedores y apuntalar sus cuentas aunque sea a base de extraordinarios. En lo que va de año los grupos cotizados han realizado 20 operaciones de desinversión por valor de 6.384 millones de euros. Los expertos creen que esta tendencia se acelerará en los próximos meses, sobre todo en el sector financiero.

“Las desinversiones continuarán. Son esenciales en estos tiempos de crisis para liberar capital y generar liquidez cuando los bancos ya no ofrecen financiación. Dada la duración y la profundidad de la crisis las sociedades mantendrán esta tendencia para centrarse en sus principales líneas de negocio con el fin de emplear mejor sus dos recursos más escasos en estos tiempos difíciles: el dinero y sus gestores”, explica Gerald J. Corbae, directivo de la consultora Álvarez & Marsal.

Los activos en el exterior son los que han permitido capear mejor la crisis a muchas compañías. Sin embargo, son lo que primero se están poniendo en venta porque son los más fáciles de vender. La última operación se anunció el pasado viernes con la venta por parte de Endesa de su filial irlandesa. Otro movimiento reciente lo protagonizó Telefónica con la venta del 4,56% de la participación que tiene en China Unicom. La operadora se había desprendido meses antes del 13,23% de Hispasat. Otra de las compañías más activas en el proceso de desapalancamiento es ACS. En lo que va de año, la constructora ha vendido el 10% de Abertis, el 3,69% de Iberdrola (con fuertes minusvalías) y el 23,5% de Clece.

El rescate bancario activará la venta de participaciones de las cajas en cotizadas

“El proceso de desinversión continuará en los próximos meses. Hasta ahora, la gran mayoría de las transacciones se han realizado a buenos precios, pocas empresas han tenido que malvender sus activos”, reflexiona el responsable de banca de inversión de la filial española de una gran entidad europea. “Las compañías españolas tienen negocios internacionales que cuentan con muchos potenciales compradores. Literalmente, hay tortas por hacerse con ellos. El problema vendrá cuando los bancos no aguanten más a aquellos grupos centrados en el mercado doméstico. Por los negocios con exposición solo en España se tendrían que aplicar importantes descuentos para venderlos ahora mismo”, añade esta fuente.

La resistencia de las economías latinoamericanas a la crisis económica permite a las compañías españolas mover ficha con sus negocios en la región para hacer caja, bien a través de la salida a Bolsa de sus filiales, bien a través de la venta directa de activos.

“En muchas operaciones con activos latinoamericanos ya no es una cuestión de necesidad de hacer caja, sino de que ahora mismo se están pagando múltiplos tremendos por esos negocios y las empresas españolas piensan que quizá se esté recalentando en exceso la economía de la zona y prefieren vender ahora”, comenta el citado banquero de inversión.

Uno de los sectores que, según los expertos, serán muy activos a medio plazo en la política desinversora será el de las cajas de ahorros. Durante los últimos 15 años, estas entidades tomaron el relevo a los bancos en la confección de potentes carteras industriales con participaciones en empresas cotizadas y no cotizadas. Esta estrategia les abría una nueva vía de ingresos vía dividendos y les permitía ejercer cierta influencia sobre el tejido empresarial de su zona geográfica de actuación. La crisis del sector, sin embargo, aboca a las cajas a vender activos. Hasta ahora, las ventas de participaciones han sido solo puntuales porque el desfase entre el precio de adquisición y el valor de mercado era, en la gran mayoría de los casos, muy grande. Sin embargo, con las provisiones que han realizado las cajas más el dinero que prestará Europa al sector para completar su saneamiento se facilita el despegue de las transacciones. La inyección de capital aprobada por el Eurogrupo estará condicionada a la realización de “reformas específicas, incluyendo planes de reestructuración”.

Los activos en el exterior son los más fáciles de vender

“El proceso de desinversión de las carteras industriales parece inevitable. En cuanto el mercado se estabilice, parece lógico que vuelva el interés de los inversores institucionales o de los grandes patrimonios por hacerse con las participaciones de las cajas. Muchas entidades no van a poder esperar tres años a que mejore la valoración de sus activos para desprenderse de ellos”, reconoce Guillermo Arbolí, consejero delegado de N+1 Corporate Finance.

La Bolsa española ha sido un mercado con una fuerte presencia del sector financiero. Ese peso ha disminuido en los últimos años, pero todavía sigue siendo relevante. En 1992, por ejemplo, bancos y cajas tenían el 15,6% del valor del mercado español y en 2011 ese control ha pasado al 7,5%, según los datos difundidos esta semana por el servicio de estudios de BME. A pesar de esa caída en la influencia de las carteras industriales, las entidades aún están presentes en el accionariado de 45 grupos cotizados.

“En algunas compañías cotizadas en las que hay presencia relevante de las cajas, el mercado sabe que, tarde o temprano, esas acciones saldrán a la venta, por lo que ya descuenta en el precio esa operación. La desinversión de paquetes pequeños será más fácil porque se puede hacer en el mercado de bloques. Las cajas que tengan grandes participaciones tendrán que esperar a que el mercado mejore para venderlas porque es imposible sacar tanto papel al mercado sin que afecte a la valoración”, opina Arbolí.

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