La confianza del inversor español cae a su mínimo histórico

Los ahorradores siguen refugiándose en los depósitos, según la encuesta de JP Morgan AM

En esta larga, larguísima, crisis no se puede decir nunca que lo peor ha pasado. Siempre puede haber una vuelta de tuerca adicional. En el primer trimestre del año la Bolsa española se perdió el rebote del resto de mercados. Ni el cambio de Gobierno, ni las reformas para dinamizar el mercado laboral y el sistema financiero, ni los presupuestos más austeros de la democracia han bastado para seducir a los inversores internacionales. Esta ola de desconfianza ha acabado por calar en el sentimiento de los ahorradores españoles como refleja la encuesta trimestral de JP Morgan AM correspondiente al p...

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En esta larga, larguísima, crisis no se puede decir nunca que lo peor ha pasado. Siempre puede haber una vuelta de tuerca adicional. En el primer trimestre del año la Bolsa española se perdió el rebote del resto de mercados. Ni el cambio de Gobierno, ni las reformas para dinamizar el mercado laboral y el sistema financiero, ni los presupuestos más austeros de la democracia han bastado para seducir a los inversores internacionales. Esta ola de desconfianza ha acabado por calar en el sentimiento de los ahorradores españoles como refleja la encuesta trimestral de JP Morgan AM correspondiente al primer trimestre de 2012.

En estos momentos encontrar un optimista en Bolsa es casi una quimera. Entre enero y marzo pasado la consultora GfK realizó 1.420 entrevistas en toda España. A la pregunta de cómo evolucionará la Bolsa en los próximos seis meses solo el 0,4% contestó que es “muy probable” que suba, mientras que el 15,2% contemplaba esta posibilidad como “probable”. Los que dijeron que el mercado “se mantendrá igual” fueron el 37,8%. En cambio, el grupo de los pesimistas ganó adeptos. El 38,4% respondió que es “probable” que la Bolsa baje y el 8,2% califica esta opción de “muy probable”.

El 38% de los ahorradores ve probable que la Bolsa aún caiga más, según la gestora estadounidense

Con estas contestaciones, el índice de confianza del inversor de JP Morgan AM se desplomó hasta el -3,86%. Se trata del nivel más bajo desde que se elabora este indicador (julio de 2007). Ni cuando quebró Lehman Brothers, ni cuando Grecia, Irlanda o Portugal tuvieron que pedir el rescate, ni cuando Estados Unidos y Europa entraron al mismo tiempo en recesión el sentimiento de pesimismo fue tan acentuado como ahora.

Entre aquellos que sí ven margen de subida para la Bolsa, el mercado donde vislumbran mayor potencial de subida (lo eligen el 23,8% de los encuestados) es el europeo, seguido del estadounidense (20,4%). En tercer lugar (19,3%) sitúan a la renta variable asiática, opción que fue la favorita en el trimestre anterior, mientras que únicamente el 13,7% apuestan porque la Bolsa española sea la mejor del semestre.

Con este panorama no puede extrañar que los ahorradores españoles sigan decantándose por una estrategia ultraconservadora. El 48% de los encuestados reconoce que lo que más valora cuando invierte es “no perder dinero”, mientras que el 39,1% afirma que está dispuesto a sacrificar parte de la rentabilidad a cambio de “cierta seguridad”. Aquellos que buscan la “máxima rentabilidad” para sus ahorros representan solo el 12,9% (el porcentaje más bajo para este tipo de respuesta desde que se elabora la encuesta).

Este grado de aversión al riesgo lleva a los inversores un trimestre más a elegir los activos más conservadores. A la pregunta de en qué productos de inversión invertirán en los próximos seis meses el 68,6% dice que comprará depósitos (es un porcentaje incluso mayor en el trimestre anterior cuando el 64,6% se decantaba por este producto). El 12,4% apostará por los planes de pensiones, el 2,3% invertirá en activos inmobiliarios, el 2,1% en renta fija, el 2% hará aportaciones a un fondo de inversión, mientras que solo el 1,8% de los inversores adquirirá acciones de compañías cotizadas. El 20% de los ahorradores no comprará ningún producto.

Gustan los bonos de empresas

La visión de mercado de JP Morgan AM no ha cambiado mucho con respecto al trimestre anterior. Se definen como “moderadamente optimistas”. El escenario central de la gestora pasa por un crecimiento de la economía estadounidense (prevén que el PIB crezca este ano cerca de un 2%), confían en la habilidad de las autoridades chinas para gestionar un aterrizaje suave de su economía y reconocen una situación recesiva en el área euro, aunque “moderada” y centrada sobre todo en los países de la periferia.

“En este contexto, los activos de riesgo como la renta variable y, sobre todo, el crédito corporativo siguen ofreciendo las mejores oportunidades”, explica Manuel Arroyo, director de estrategia de JP Morgan AM. La apuesta de la gestora por la renta fija privada (bonos basura y grado de inversión) se basa en el hecho de que los diferenciales todavía se mantienen altos “a pesar de que las empresas se han saneado bastante, muchas tienen liquidez y las tasas de impago se mantienen en niveles históricamente bajos”, argumenta Arroyo.

En el caso de la renta variable, la estrategia de la entidad ha variado en las últimas semanas, pasando de comprar a mantenerse neutral. Tras un buen primer trimestre para la Bolsa, parece que los inversores han optado por recoger parte de los beneficios ante las incertidumbres macroeconómicas que han surgido en las últimas semanas. “Hemos entrado en Japón, pero nuestras dos grandes apuestas dentro de renta variable siguen siendo EE UU y los mercados emergentes. Creemos que el mayor potencial de crecimiento está en esas dos áreas”, dice Arroyo. JP Morgan opta por sobreponderar el dólar frente al euro por el diferencial de crecimiento entre ambas economías.

Aunque ha mejorado un poco la opinión acerca de cuando se saldrá de la crisis, lo cierto es que los españoles aún siguen pensando que queda bastante antes de ver la luz al final del túnel. En concreto, el 79,6% de las personas que participaron en la encuesta cree que el final de la crisis tardará más de dos años en salir; el 12,3% responde que todavía habrá que esperar entre un año y medio y dos años, y solo el 6,3% sitúa este escenario en un plazo inferior a los 18 meses.

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