"Soy más rápido con el balón que sin él"

Hijo de universitarios, Jonas Gonçalves (Bebedouro, Brasil; 1984) llegó el invierno pasado al Valencia tan de puntillas que, más que hablar, susurra. No quiere molestar a nadie, pero en el campo se ha ganado el respeto de todos por su facilidad para interpretar con sus pases interiores los desmarques de Soldado además de por sus dotes de rematador (en su país era conocido como O Detonador).

Pregunta. Su compatriota David Luiz está teniendo problemas defensivos en el Chelsea junto a Terry.

Respuesta. Hablé con él hace unos días y creo que forman una de las mejores pa...

Hijo de universitarios, Jonas Gonçalves (Bebedouro, Brasil; 1984) llegó el invierno pasado al Valencia tan de puntillas que, más que hablar, susurra. No quiere molestar a nadie, pero en el campo se ha ganado el respeto de todos por su facilidad para interpretar con sus pases interiores los desmarques de Soldado además de por sus dotes de rematador (en su país era conocido como O Detonador).

Pregunta. Su compatriota David Luiz está teniendo problemas defensivos en el Chelsea junto a Terry.

Respuesta. Hablé con él hace unos días y creo que forman una de las mejores parejas de centrales del mundo. David Luiz es muy reconocido en Brasil.

P. Hoy los tendrá enfrente. ¿Cómo se definiría?

"Lo que menos me gusta de España es que algunos hinchas sean racistas"

R. Me muevo mucho y soy más rápido con el balón que sin él. Técnicamente, soy de la escuela brasileña. Me gusta crear jugadas y finalizarlas.

P. Pero le falta fuerza y debe compensarla en el gimnasio.

R. Me cuido mucho para estar lo mejor posible.

P. ¿Los jugadores más técnicos que ha conocido?

R. Zé Roberto y Neymar.

P. ¿Por qué empezó tarde a jugar al fútbol?

R. Porque quería estar cerca de mi familia. Me costaba separarme de ella. Mis padres, ya jubilados, han sido maestros: él, de matemáticas; ella, de ciencias. Yo estudié dos años de Farmacia. Empecé en el Guaraní, en 2005, un equipo medio de Brasil del que han salido Careca, Renato, Elano, Djalminha, Luiçao...

P. En el Gremio de Portoalegre se destapó como goleador.

R. Fui dos años el pichichi del conjunto con 24 y 42 goles. Me gusta también dar pases de gol. No soy nada egoísta.

P. Sin embargo, en marzo de 2009, ante el Boyacá, colombiano, en la Copa Libertadores, El Mundo Deportivo dijo que usted era el peor delantero de todo el planeta.

R. Sí, fallé tres ocasiones claras y ese periódico se portó muy mal porque no me conocía de nada. El año pasado me llamaron y les atendí. Es el fútbol.

P. Dicen sus compañeros que le falta mala leche. ¿Se puede ser buena persona y, a la vez, buen jugador?

R. Sí, seguro. La prueba es Messi.

P. ¿Tenía una cláusula de solo 1,2 millones de euros para marcharse del Gremio?

R. Sí, porque, cuando renové mi contrato, sabía que podía llegarme una oferta desde España y fijé unas condiciones. Del Valencia conocía a exjugadores como Fabio Aurelio o Edu.

P. ¿En qué se diferencian los entrenamientos?

R. En el Valencia hay más intensidad y se toca el balón todos los días. En Brasil, solo algunos.

P. ¿Y en los partidos?

R. Aquí se juega a toques muy rápidos: tuf, tuf, tuf

[agita el brazo derecho en señal de velocidad]. Es la esencia del juego español en contraste con el brasileño, que es más de conducción, como el de Kaká.

P. ¿Qué le ha sorprendido del Valencia?

R. La estructura del club y el estadio de Mestalla, siempre lleno. El campo del Gremio, el Olímpico, solo se llena cuando el equipo va muy bien. Aquí, además, todo el público está sentado, calmado, con un buen comportamiento. Salvo por algunos aficionados racistas. Es lo que menos me gusta de la Liga española. Lo han sufrido algunos compatriotas, como Marcelo en el Calderón. En Brasil hay menos racismo.

P. Ya ha debutado con Brasil. ¿Sus impresiones?

R. He jugado por detrás de Neymar. Manu Menezes, el seleccionador, me conoce. Trabajé con él en el Gremio. Pero eso no me da la seguridad de volver.

P. ¿Cómo está su país?

R. Todo el mundo está en crisis, pero Brasil sigue creciendo. Estuvimos muy contentos con Lula y ahora vamos a ver con Dilma Roussef. Sería un sueño estar en el Mundial de 2014.