Análisis:ELECCIONES 2011

La oportunidad de Alarte en la derrota

Los resultados de ayer, no por esperados son menos frustrantes para los socialistas valencianos. En dos oleadas, de mayo a noviembre, han visto la cara a la derrota en tres elecciones (autonómicas, municipales y generales). Anoche, por tanto, en la sede del PSPV-PSOE las opiniones reflejaban no pocas dudas sobre el futuro. La novedad es que los socialistas valencianos ya no son una excepción, un descosido, en el mapa electoral español, aunque han perdido incluso el diferencial positivo que les hacía acortar distancias con el PP en los comicios generales. Dicho de otra manera, se han equiparado...

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Los resultados de ayer, no por esperados son menos frustrantes para los socialistas valencianos. En dos oleadas, de mayo a noviembre, han visto la cara a la derrota en tres elecciones (autonómicas, municipales y generales). Anoche, por tanto, en la sede del PSPV-PSOE las opiniones reflejaban no pocas dudas sobre el futuro. La novedad es que los socialistas valencianos ya no son una excepción, un descosido, en el mapa electoral español, aunque han perdido incluso el diferencial positivo que les hacía acortar distancias con el PP en los comicios generales. Dicho de otra manera, se han equiparado a la media del PSOE en la desgracia. O el PSOE se ha equiparado a ellos.

Lo que pase a partir de hoy dependerá, en la organización que lidera Jorge Alarte, de lo que ocurra en el conjunto del PSOE, obligado a sobreponerse y cerrar filas como principal fuerza de la oposición y a promover los cambios que la pérdida del poder exige en los liderazgos y el discurso. Si Alfredo Pérez Rubalcaba, como parece, está dispuesto a asumir el timón, al menos mientras se produce la catarsis, necesitará apoyos territoriales de cara al congreso federal que probablemente se celebrará en febrero. Y es en ese escenario, en el que Rubalcaba puede verse enfrentado a Carme Chacón, donde los socialistas valencianos dirimirán su futuro, mucho más que en el posterior congreso nacional del PSPV-PSOE. Sintomáticamente, la cabeza de lista por Valencia, Inmaculada Rodríguez-Piñero, hizo público en campaña su apoyo a Rubalcaba como secretario general del PSOE.

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Alarte es consciente de ese panorama en el que buscará un sitio a la federación valenciana ahora que nadie, o casi nadie, puede esgrimir éxitos electorales. Entre los dirigentes de su círculo arde un sordo resquemor con Rodríguez Zapatero y su gente. Están convencidos de que la desafección hacia el presidente saliente que se produjo en la opinión pública por la actuación ante la crisis frustró sus posibilidades de recuperación electoral en mayo y les hundió en el pozo. Sin embargo, ni él ni su equipo han sabido transmitir al electorado sensaciones de renovación. Las rutinarias candidaturas del 20-N han sido el reflejo más evidente de ello. Con los socialistas barridos en toda España, Alarte, cuyo partido lleva ya mucho tiempo instalado en la derrota, busca una oportunidad de sintonizar con el discurso general del PSOE y encontrar elementos útiles de oposición a un PP valenciano ahora desarmado, debido a su propio éxito, del recalcitrante argumentario victimista con el que sacó provecho de la caída en desgracia de Zapatero (aunque no hay que descartar que ahora recurra de nuevo a la ideología de reserva del anticatalanismo). Pero nada podrá hacer si no reactiva a un PSPV-PSOE desmoralizado, lo abre a la sociedad, lo reconcilia con amplios sectores de opinión y refuerza, en calidad y cantidad, su devaluada nómina de cuadros.

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