Crítica:

La ansiedad del amor

Tan corta de metraje como de pretensiones, Tímidos anónimos es una película tan leve que igual encaja entre cierto tipo de público porque al menos es consecuente con lo que acomete, un amable paseo por la vergüenza centrado en un par de cobardes afectivos. Eso sí, a Jean-Pierre Améris le ha atenazado la misma timidez que a sus protagonistas: en lugar de lanzarse al estrambote, se apunta al obvio poder de identificación con el espectador a través de una voz en off demasiado expositiva. Ahora bien, un par de momentos se salvan de la superficialidad: una elipsis en forma de simple c...

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Tan corta de metraje como de pretensiones, Tímidos anónimos es una película tan leve que igual encaja entre cierto tipo de público porque al menos es consecuente con lo que acomete, un amable paseo por la vergüenza centrado en un par de cobardes afectivos. Eso sí, a Jean-Pierre Améris le ha atenazado la misma timidez que a sus protagonistas: en lugar de lanzarse al estrambote, se apunta al obvio poder de identificación con el espectador a través de una voz en off demasiado expositiva. Ahora bien, un par de momentos se salvan de la superficialidad: una elipsis en forma de simple cambio de plano por corte, que pasa en medio segundo del primer beso al momento del orgasmo, lo que quizá sea lo mismo en casos de extrema virginidad; y el bonito plano final, incuestionable homenaje a Charles Chaplin.

TÍMIDOS ANÓNIMOS

Dirección: Jean-Pierre Améris.

Intérpretes: Isabelle Carré,

Benoit Poelvoorde, Lorella Cravotta, Lise Lamétrie.

Género: comedia. Francia, 2010.

Duración: 80 minutos.

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