MÚSICA / DISCOS

Cantes a pie de fiesta

Se reedita la antología del cante flamenco que dirigió José Manuel Caballero Bonald en los años sesenta

Eran los sesenta y corrían tiempos de revalorización del cante flamenco. Existe general coincidencia en que el arranque de ese fenómeno tiene mucho que ver con la publicación en 1955 de la legendaria Antología de Hixpavox, dirigida por el guitarrista Perico el del Lunar. Un inaudito afán de catalogación nace dentro de este arte con esta obra, y el mercado del microsurco patrio, recién inaugurado, se inunda de Antologías: una docena bien larga de grabaciones que va hasta ...

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Se reedita la antología del cante flamenco que dirigió José Manuel Caballero Bonald en los años sesenta

Eran los sesenta y corrían tiempos de revalorización del cante flamenco. Existe general coincidencia en que el arranque de ese fenómeno tiene mucho que ver con la publicación en 1955 de la legendaria Antología de Hixpavox, dirigida por el guitarrista Perico el del Lunar. Un inaudito afán de catalogación nace dentro de este arte con esta obra, y el mercado del microsurco patrio, recién inaugurado, se inunda de Antologías: una docena bien larga de grabaciones que va hasta la publicación en 1982 de la Magna antología, que dirigió José Blas Vega. Dentro de esa corriente hubo una de carácter muy singular: el Archivo del cante flamenco Vergara (1968) conocido así por la desaparecida casa que lo publicó.

El Archivo, aunque con afán antológico y clasificación de los cantes, se diferenció del resto de antologías porque no se utilizaron estudios de grabación. Sus autores fueron a las fuentes, a los lugares donde estaban unos artistas casi desconocidos: Juan Talega, Manolito de María, El Negro de El Puerto, Luis Torres Joselero, Tía Anica La Piriñaca... Más de una treintena de cantaores fueron registrados con una metodología inédita entonces: a pie de calle o de fiesta. Es algo que subraya el director del proyecto, el escritor José Manuel Caballero Bonald: "Siempre se grabó en patios de vecinos, tabernas y, sobre todo, ventas". El Archivo pretendió "recoger una tradición que se estaba perdiendo en las voces de los que eran sus depositarios, a los que no se había grabado nunca". El método elegido para los registro -tras un meticuloso trabajo de campo- posibilita una atmósfera natural. A principios de los sesenta viajó por Andalucía a la búsqueda de localizaciones que sumar a sus conocimientos de buen aficionado. Entre 1963 y 1965 se hicieron tres viajes con un técnico y un "aparato de aquellos tiempos" (un magnetófono horizontal) ya para grabar. "Aun a costa de emplear muchas cintas", recuerda el escritor, "el aparato se ponía a funcionar desde el principio, para no tener que parar cuando surgiera el cante". El Archivo Vergara no es su única aportación al flamenco, pero sí de la que parece más satisfecho. "Estoy orgulloso de haber grabado a esa gente entonces desconocida que murió poco después, y de haber recogido esta expresión del flamenco doméstico, que es un puente entre el clásico y todo lo que habría de venir después". Caballero Bonald no fue el único intelectual de aquellos años en interesarse por el flamenco. Entre otros, él cita a Fernando Quiñones o a los hermanos Moreno Galván, a la vez que advierte: "Fue un contado grupo de escritores, porque en otros muchos existía un cierto rechazo, producto sin duda de una mala educación cultural. Se identificaba al flamenco con una vida tabernaria o prostibularia".

Archivo del cante flamenco Vergara (BMG-Sony). 4 CD + libreto de José Manuel Caballero Bonald.

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