Un exmuerto en el banquillo

Jenaro Jiménez se zambulló en Tarifa y emergió como Álvaro Domecq en Paraguay. La historia de este empresario gaditano sorprende todavía. Quiso huir de las enormes deudas y de la vida que llevaba en su ciudad y se le ocurrió fingir su muerte mientras buceaba. Había preparado su viaje a América, donde no pudo o no quiso atenerse a una vida discreta. Optó por un apellido de renombre jerezano, se casó con una miss y tuvo una hija. Pero año y medio después fue detenido. A...

Jenaro Jiménez se zambulló en Tarifa y emergió como Álvaro Domecq en Paraguay. La historia de este empresario gaditano sorprende todavía. Quiso huir de las enormes deudas y de la vida que llevaba en su ciudad y se le ocurrió fingir su muerte mientras buceaba. Había preparado su viaje a América, donde no pudo o no quiso atenerse a una vida discreta. Optó por un apellido de renombre jerezano, se casó con una miss y tuvo una hija. Pero año y medio después fue detenido. Ayer se sentó en el banquillo denunciado por un banco. Uno de los muchos que le reclaman el dinero que presuntamente dilapidó sin demasiados miramientos.

La Audiencia Provincial de Cádiz dejó visto para sentencia el caso por el que Bankinter le reclama a Jenaro Jiménez 30.000 euros. Según esta entidad, el empresario consiguió un crédito con un poder notarial que determinaba que su exesposa, a la que abandonó cuando se marchó a Paraguay, era fiadora del préstamo. Pero ese documento había sido revocado cuatro años antes por su propia mujer.

Bankinter le pide seis años de prisión y 21.000 euros de multa

Jiménez se presentó en la sala con traje y algo más delgado que cuando fue detenido en 2009 tras haber permanecido año y medio huido en Paraguay. No quiso atender a los periodistas ni tampoco respondió a los abogados de la acusación ni al fiscal. En sus respuestas a su letrado, trató de defenderse con evasivas. Argumenta que él no tramitó el crédito sino su gestoría, por lo que desconocía que el poder de la que era su pareja había sido utilizado en esta operación. Según su versión, nunca pretendió engañar al banco, de ahí que pida la absolución.

Jenaro Jiménez dejó entrever que su vida estaba resquebrajada cuando preparó su huida. "Mi mujer rompió el poder notarial en un calentón". Después añadió que algunas veces la que era su esposa le había acompañado a la firma de algunos documentos.

Ella también declaró ayer como testigo. Lo hizo tras un biombo. "Está destrozada. Entended que lo ha pasado muy mal con todo esto", explicó a los medios de comunicación su hermana, la excuñada de Jenaro. Ante la sala, la ex mujer aseguró desconocer completamente la solicitud del crédito y, mucho menos, que ella estaba actuando de fiadora. "Yo había roto el poder notarial cuatro años antes cuando me enteré de que lo había usado a mis espaldas". Ella asegura que no sabía nada de sus negocios ni de los planes del que era su marido. Le esperó muchos días después de que desapareciera mientras buceaba y sufrió como nadie su regreso.

Jenaro Jiménez espera desde ayer la sentencia de este juicio. Bankinter le pide seis años de prisión y 21.000 euros de multa por estafa y falsedad documental. La Fiscalía reduce la solicitud a tres años y medio de cárcel por los mismos delitos.

Pero el banquillo del empresario va a ser prolongado. Le aguarda todavía la resolución de otras denuncias presentadas por los muchos acreedores que dejó en España. Algunos de ellos le reclaman más de un millón de euros que no ha pagado todavía. También la que era su esposa en Cádiz le ha denunciado por abandono de hogar. Y tiene una mujer y una hija en Paraguay, por las que tiene todavía que responder económicamente ya sin impostado apellido.