Morente según Los Evangelistas

En un Mercat que a sus 23 años de edad vuelve a buscar su identidad, fue precisamente un espectáculo sobre la identidad el que concentró la atención de público y profesionales en la jornada de ayer del Mercat de Música Viva de Vic, que hoy echa el cierre en la capital de Osona. El homenaje que miembros de Los Planetas y de Lagartija Nick ofrecieron a la figura de Morente llenó la sala grande del teatro Atlántida evidenciando el tirón tanto de los grupos rockeros que alimentan el espectáculo como de la figura del cantaor recientemente fallecido. En esta búsqueda de la identidad, en este recobra...

En un Mercat que a sus 23 años de edad vuelve a buscar su identidad, fue precisamente un espectáculo sobre la identidad el que concentró la atención de público y profesionales en la jornada de ayer del Mercat de Música Viva de Vic, que hoy echa el cierre en la capital de Osona. El homenaje que miembros de Los Planetas y de Lagartija Nick ofrecieron a la figura de Morente llenó la sala grande del teatro Atlántida evidenciando el tirón tanto de los grupos rockeros que alimentan el espectáculo como de la figura del cantaor recientemente fallecido. En esta búsqueda de la identidad, en este recobrar el pulso de la propia cultura dándole un aire nuevo discurrió el concierto, antecedido por otras dos muestras de identidad, la de Sophia Charaï y la de Joan Colomo, triunfador inapelable en su concierto en el recinto pequeño del Atlántida.

El nuevo equipo quiere sacudirse la atonía en la que había entrado

Enrique Morente fue un referente tanto para Lagartija Nick, grupo con el que colaboró, como para Los Planetas, grupo responsable de haber acercado el flamenco a oídos que quizás nunca antes habían reparado en él. Bajo el nombre de Los Evangelistas y con una escenografía de inspiración religiosa -ventanales góticos, velas -el cuarteto se apropió del repertorio de Morente y le enchufó la correspondiente dosis de electricidad y psicodelia. El resultado, muy cercano al universo flamenco de Los Planetas, mezcla de desgarro flamenco y eléctrico, resultó muy estimulante y dejó claro que aún sin estar por completo redondeado ofrece instantes de notable intensidad. El espectáculo, luego de su estreno en Andalucía, debutaba en Cataluña en el contexto del Mercat, un certamen que este año estrena equipo de dirección planteándose nuevos retos.

Buena parte de ellos vienen dados por aspectos como la búsqueda de la primicia, siempre y cuando resulte razonablemente posible; en la apuesta por el riesgo artístico y la convocatoria de lo convencional solo cuando sea imprescindible; en el apoyo a los proyectos con vocación de desarrollo a lo largo de la temporada; en la valoración de la solidez y seriedad profesional de las empresas que alimenten cada uno de los proyectos que el Mercat ponga en cartel y en el esponjamiento de la programación de forma que pueda ser seguida por los profesionales sin necesidad de acudir a la ubicuidad. Con estas herramientas, el Mercat de Música de Vic quiere sacudirse la atonía en la que había entrado durante los últimos años, fijar un modelo de trabajo y convertirse así en un referente profesional de la escena musical en un momento de reinvención no ya del propio Mercat, sino de la música y del negocio generado por ella. De esta manera, en la jornada de ayer, en la que se quiso diferenciar como en el resto del Mercat aquello que tiene vocación popular y festiva, conciertos de la plaza Mayor, de lo que se orienta propiamente al sector profesional, los conciertos agrupados bajo la etiqueta MVlab, destacaron actuaciones como la ofrecida por la marroquí afincada en París Sophia Charaï. Síntesis de un mundo cambiante en el que las identidades, todo y que como en su caso estén fuertemente enraizadas en su propia tradición natal, se han de abrir y mutar por efecto de un mundo en el que las fronteras ya sólo las defienden los gendarmes, sobrepasados por el vuelo de las ideas -el vuelo del dinero entra en un capítulo aparte-. Fue así como Sophia mezcló su árabe natal con los sonidos propios de su París de adopción, rodeando sus canciones con el acompañamiento acústico de contrabajo, guitarra y acordeón. Así aquello sonó a jazz espúreo, música árabe, sonidos arrabaleros y, en suma, a todo lo deliciosamente impuro que parte de una raíz para reinventarse abriéndose al mundo. Un poco como el propio Mercat. Y como ejemplo más sintomático, sólo significar que la actuación de Sophie se cerró con un villancico español -"Los peces en el río" y con una versión de "Pienso en ti" de Luz Casal.

Mención aparte merece Joan Colomo, protagonista de una de las actuaciones más oxigenantes de la jornada. Sólo con mirar los rostros de los espectadores al acabar su actuación podía asegurarse que en cada uno de ellos ya viajaba un publicista del artista. Acudiendo al sentido del humor, hilvanando sus canciones, un mundo distinto cada una de ellas, con suma gracia y afrontando sin solemnidad temas últimamente olvidados por buena parte de nuestros músicos -economía, política, perplejidad ante un mundo en mutación- Colomo estuvo simplemente estupendo. La continuación de "Producto interior bruto 1", su segundo disco, en su tercera obra el próximo mes de noviembre, hace concebir que la popularidad de Colomo sólo puede ir hacia arriba. En Vic lo dejó muy claro.