DESDE MI DESPENSA

Foie gras y Coca-Cola

Año 2000. Me da por pensar en como realzar los productos que utilizamos. Y aparece la idea de retirar el foie de la carta, tan usado entonces en los restaurantes. El foie es un producto mágico cuando el hígado es muy fresco, se elabora bien y se consume pronto.

Antes de tirar la toalla hago un último intento. La idea viene de una conversación con Alfredo Argilés. Hablando de simetrías, de bocados iguales, de proporciones. Pues bien, era el foie gras el producto que me lo iba permitir. Para ello una crema de foie gras en papel, que cubriría con una redu...

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Año 2000. Me da por pensar en como realzar los productos que utilizamos. Y aparece la idea de retirar el foie de la carta, tan usado entonces en los restaurantes. El foie es un producto mágico cuando el hígado es muy fresco, se elabora bien y se consume pronto.

Antes de tirar la toalla hago un último intento. La idea viene de una conversación con Alfredo Argilés. Hablando de simetrías, de bocados iguales, de proporciones. Pues bien, era el foie gras el producto que me lo iba permitir. Para ello una crema de foie gras en papel, que cubriría con una reducción de Coca-Cola con piel de limones maduros y verdes y, en frío le añadiría ron añejo, bien cargado de madera.

Buscaba sustituir el típico vino dulce con el que se solía (y se suele) acompañar todo foie gras, encontrando en la reducción de la Coca-Cola un propio maridaje; y con el ron, su toque a barrica. Añadir rúcula y tendríamos en el montaje un plato simétrico en las proporciones, los ingredientes, los sabores básico (dulce Coca-Cola, salado con la sal que añadíamos, amargo con la rúcula, y ácido con la escarcha de limón). Cerrábamos así varios círculos que en mi cabeza rondaban tras la conversación con el señor Argilés.

quiquedacosta@quiquedacosta.es

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