Inmersión práctica en Medicina

La etapa MIR (siglas de médico interno residente) es, en la actualidad, una fase indispensable en la formación de los facultativos. El proceso, que se creó en 1978, consta de un examen que se hace después de acabar la carrera -el título de grado con la nueva nomenclatura- cuya nota da el orden para elegir destino, y un periodo de cuatro o cinco años para obtener el título de especialista. Estos años se pasan en hospitales o centros de primaria, y son eminentemente prácticos. Se trata de que después de los seis años de titulación, los médicos consigan el título de especialista mediante un siste...

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La etapa MIR (siglas de médico interno residente) es, en la actualidad, una fase indispensable en la formación de los facultativos. El proceso, que se creó en 1978, consta de un examen que se hace después de acabar la carrera -el título de grado con la nueva nomenclatura- cuya nota da el orden para elegir destino, y un periodo de cuatro o cinco años para obtener el título de especialista. Estos años se pasan en hospitales o centros de primaria, y son eminentemente prácticos. Se trata de que después de los seis años de titulación, los médicos consigan el título de especialista mediante un sistema de rotaciones por los distintos servicios para completar su formación sobre el terreno.

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Concluir el MIR no da derecho a una plaza en la sanidad. Esta tiene que ganarse después por el sistema que las comunidades o los hospitales establezcan (generalmente, concurso de méritos). Pero sin él no hay prácticamente posibilidad de colocarse en la sanidad pública (y casi tampoco en la privada).

Además, el sistema MIR, junto con el númerus clausus para ingresar en las facultades, ha actuado como un colchón para adecuar la oferta de los centros sanitarios a la demanda de puestos de trabajo de los licenciados. De hecho, ambos cupos (el de plazas en las universidades y el de puestos de residentes de los hospitales) están coordinados para que prácticamente no haya quien se quede sin entrar.

Y así ha sido. En los últimos años hasta ha sobrado alguna plaza de las alrededor de 7.000 ofertadas para la formación de especialistas. Eso no quiere decir que todo el que quiera ser cardiólogo, por ejemplo, tenga posibilidades, ya que las plazas MIR se fijan por las necesidades del sistema y la disponibilidad de tutores.