Matanza terrorista en Noruega
El pasado viernes, día 22 de julio, a pocos minutos de que estallara un coche bomba de Oslo, escribí desde Washington, para la sección de Internacional de EL PAÍS un análisis en el caso de que terroristas yihadistas hubieran conseguido lo que ya trataron de hacer en esa misma ciudad noruega en julio de 2010 o lo que hicieron el pasado diciembre en Estocolmo.
Al tener más tarde conocimiento de la matanza de la isla y dudar sobre la autoría, debido al modus operandi y la selección de blancos, hablé de nuevo con la sección y solicité que no utilizasen el texto, al haber serias sospe...
El pasado viernes, día 22 de julio, a pocos minutos de que estallara un coche bomba de Oslo, escribí desde Washington, para la sección de Internacional de EL PAÍS un análisis en el caso de que terroristas yihadistas hubieran conseguido lo que ya trataron de hacer en esa misma ciudad noruega en julio de 2010 o lo que hicieron el pasado diciembre en Estocolmo.
Al tener más tarde conocimiento de la matanza de la isla y dudar sobre la autoría, debido al modus operandi y la selección de blancos, hablé de nuevo con la sección y solicité que no utilizasen el texto, al haber serias sospechas de que pudiera ser otro tipo de terrorismo el que estuviese detrás de los sucesos.
Mi requerimiento fue atendido amablemente y de inmediato, aunque por el desfase horario con mi residencia en Estados Unidos y un problema técnico, según he sabido después, en la mañana del sábado se pudo encontrar dicho texto, durante unas horas, en algún apartado de la web e incluso en alguna edición territorial del periódico.
A fin de no inducir a equívocos a los lectores sobre un asunto de tanta gravedad como este, deseo aclarar que la desafortunada aparición parcial de dicho artículo en modo alguno responde al deseo de insistir en relacionar los actos de terrorismo ocurridos en Noruega con una ideología distinta a la de la extrema derecha antisistema e islamófoba..