Análisis:CLIC CLAC | TOUR 2011 | 16ª etapa

Actitud y espectáculo

De qué me voy a ganar la vida ahora que ya no pedaleo de modo profesional no lo sé, pero sí que sé de qué no me la puedo ganar, entre otras tantas cosas: de pitoniso. Eso está claro. En mi columna de ayer decía que no preveía que ocurriese nada relevante en la etapa de Gap. Y algo sí que ocurrió, y me alegro enormemente de haberme equivocado.

Ocurrió que después del descanso todo el mundo salió a buscar la oportunidad como si el futuro no existiese. Los cazadores de etapa, la suya -quizá la última-; y los que disputan la general, también. Que la fuga no se formase hasta el kilómetro 100...

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De qué me voy a ganar la vida ahora que ya no pedaleo de modo profesional no lo sé, pero sí que sé de qué no me la puedo ganar, entre otras tantas cosas: de pitoniso. Eso está claro. En mi columna de ayer decía que no preveía que ocurriese nada relevante en la etapa de Gap. Y algo sí que ocurrió, y me alegro enormemente de haberme equivocado.

Ocurrió que después del descanso todo el mundo salió a buscar la oportunidad como si el futuro no existiese. Los cazadores de etapa, la suya -quizá la última-; y los que disputan la general, también. Que la fuga no se formase hasta el kilómetro 100 habla de lo violento de la salida: 51,4 km/h en la primera hora; 46,4 en la segunda, y algo más de 46 en meta; poco más de tres horas y media de carrera para recorrer los 162 kilómetros marcados en el libro de ruta. Como si quisiesen escapar de la lluvia que amenazó la jornada y que solo visitó al pelotón en los kilómetros finales, aunque el descenso del Col de Manse estuvo semiseco exceptuando los dos primeros kilómetros. No así la ascensión, con las ruedas escupiendo agua, pero las diferencias en meta no llegaron por causa de la lluvia, sino que fue más bien cuestión de fuerzas. Y de actitud.

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Eso fue lo mejor del día, la actitud que se vio en carrera, lo que da aliento a la esperanza que mantenemos de ver un gran espectáculo de aquí al domingo.

En la guerra por la etapa, los ataques se sucedieron en la subida, y un trío coronó en cabeza con los únicos dos noruegos de la carrera -Hushovd y Boasson Hagen, que ya han sido protagonistas ambos ganando sendas etapas- y el único canadiense, Hesjedal, compañero de Thor en el Garmin. Tras bajar, en los últimos tres kilómetros llanos los Garmin trataron de atufar al del Sky, pero el final terminó resolviéndose al sprint entre los dos compatriotas que, además de nacionalidad, comparten el hecho de ser dos auténticas bestias de torturar pedales. Así que en un sprint que fue un festival de vatios y músculos desbocados, Thor se llevó el premio gordo, sorprendiendo a su rival con la arrancada en un momento de ligero despiste en la mirada de control y acecho. Segunda etapa para Hushovd que, curiosamente, dijo: "El Tour me está saliendo redondo, pero no he ganado donde esperaba ganar, en Lisieux". Allí donde ganó Boasson Hagen.

Y por detrás, en la guerra por la general, la actitud fue la misma. Contador abrió la caja de los truenos, con el afán de no dejar escapar ninguna de las oportunidades, tal y como había anunciado. Evans y Samuel Sánchez le respondieron y se sumaron en la cacería. Voeckler se defendió lo mejor que pudo, que fue bastante bien. Y los hermanos luxemburgueses sorprendieron por su resultado. Andy fue el gran perdedor del día, cediendo más tiempo de lo esperado; y Frank se mostró más sólido que su hermano pequeño. ¿Marcará este resultado la jerarquía en casa Schleck? Yo lo dudo; veo a Frank trabajando para Andy, pero no termino de ver a Andy trabajando para Frank.

Pronto lo sabremos, quizá hoy mismo; también sabremos si mis dudas son racionales o son tan erróneas como mis predicciones de pitoniso.

Samuel, Andy y Voeckler.N. BOUVY (EFE)

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