Greenpeace confirma que Garoña genera contaminación térmica

Asegura que la central supera con creces el límite legal

Un segundo estudio sobre la temperatura del agua del río Ebro a su paso por la central nuclear de Garoña (Burgos) confirma los efectos negativos que tiene la instalación en las aguas. La organización ecologista Greenpeace difundió ayer los datos que una empresa independiente recogió a finales de mayo, cuando concluía el periodo de parada de la central. Los resultados indican que, tras varios días de inactividad, la temperatura se mantuvo en niveles normales, mientras que los obtenidos en febrero pasado, con la nuclear en plena actividad, muestran diferencias de 14,5 grados, a pesar de que los ...

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Un segundo estudio sobre la temperatura del agua del río Ebro a su paso por la central nuclear de Garoña (Burgos) confirma los efectos negativos que tiene la instalación en las aguas. La organización ecologista Greenpeace difundió ayer los datos que una empresa independiente recogió a finales de mayo, cuando concluía el periodo de parada de la central. Los resultados indican que, tras varios días de inactividad, la temperatura se mantuvo en niveles normales, mientras que los obtenidos en febrero pasado, con la nuclear en plena actividad, muestran diferencias de 14,5 grados, a pesar de que los máximos establecidos por norma en este tipo de vertidos son de tres grados.

Garoña es una central gemela a la de Fukushima (Japón), que ha reactivado el debate de la energía nuclear. Los datos confirman la diferencia de la temperatura del agua en función de la actividad de la central y son una muestra, para Greenpeace, de los problemas de refrigeración del reactor de la instalación. Así, en febrero la temperatura del río junto a la central se situaba en 24,3 grados, mientras que en el punto más alejado era de 6,5 grados. En mayo, el agua de la central estaba a 18,1 grados y en la zona lejana a 16,5.

Los ecologistas plantean parar la nuclear o hacer una torre de refrigeración

Nuclenor, empresa que gestiona la central, "no desmintió los datos", aseguró ayer el responsable de la campaña nuclear de Greenpeace, Carlos Bravo. La organización ecologista censura que la Conferencia Hidrográfica del Ebro, no realice mediciones de este tipo y se valga de las que hace la empresa, cuyos datos no recogen diferencias de temperaturas como las de su estudio. En estos informes "el agua era incluso más fría cuando salía que cuando entraba", algo imposible a ojos de los ecologistas.

El resultado es "una degradación medioambiental muy notable", censuró Bravo. La organización verde ha pedido ya al Ministerio de Medio Ambiente que abra un expediente sancionador y revoque la autorización de vertido de aguas de refrigeración al incumplir la norma de una diferencia de tres grados.

Bravo solicitó que se pare la actividad de la nuclear, cuya fecha de cierre actual está fijado para 2013, o que se construya una torre de refrigeración. "Ni siquiera en condiciones normales puede refrigerar, ¿qué pasaría con una inundación o una ruptura de la presa?", cuestionó.

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Manifestación contra la central nuclear de Garoña celebrada ayer en Bilbao.SANTOS CIRILO

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