China premia a los obreros delatores

La policía ofrece mil euros por pistas para detener a participantes en disturbios

La policía ha ofrecido dinero y permisos de residencia a aquellos inmigrantes que proporcionen información o denuncien a los causantes de las violentas protestas ocurridas a principios de mes en la ciudad de Zengcheng, un núcleo de la industria de la confección en la provincia sureña de Guangdong (Cantón). Las revueltas ocurrieron como consecuencia del ataque sufrido por una vendedora ambulante embarazada por parte de unos guardias de seguridad.

Las autoridades darán una recompensa de 5.000 a 10.000 yuanes (540 a 1.080 euros) a aquellas personas que ofrezcan pistas que conduzcan a la de...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

La policía ha ofrecido dinero y permisos de residencia a aquellos inmigrantes que proporcionen información o denuncien a los causantes de las violentas protestas ocurridas a principios de mes en la ciudad de Zengcheng, un núcleo de la industria de la confección en la provincia sureña de Guangdong (Cantón). Las revueltas ocurrieron como consecuencia del ataque sufrido por una vendedora ambulante embarazada por parte de unos guardias de seguridad.

Las autoridades darán una recompensa de 5.000 a 10.000 yuanes (540 a 1.080 euros) a aquellas personas que ofrezcan pistas que conduzcan a la detención de quienes participaron en los disturbios, que comenzaron el 10 de junio y duraron tres días, según señala un anuncio colocado el domingo pasado en la primera página del Diario de Zengcheng. Además de dinero, han ofrecido a los delatores los títulos de "ciudadano honrado y bueno" y "trabajador emigrante excepcional", y, lo que es más valioso, permisos de residencia.

Se otorgan permisos de residencia a los inmigrantes confidentes

En China existen más de 150 millones de personas que han emigrado a otras provincias, y la inmensa mayoría carece de permiso de residencia -el llamado hukou- en su nuevo lugar de empleo. Esto les convierte en ciudadanos de segunda clase, ya que la falta del papel les niega el derecho a servicios básicos, como cuidado sanitario o educación primaria para los hijos.

"Los departamentos de seguridad pública piden a la gente que no se deje incitar por instigadores con motivos ulteriores, sino que luche vivamente contra los criminales y revele las identidades de estos infractores de la ley", afirma el anuncio.

Miles de trabajadores emigrantes se volvieron contra las autoridades locales y saquearon edificios oficiales, quemaron vehículos policiales, lanzaron ladrillos y botellas, destrozaron cajeros automáticos y se enfrentaron a las fuerzas del orden, después de que trascendiera que una joven de 20 años embarazada había sido tirada al suelo cuando unos agentes intentaban desalojarla en una operación contra la venta callejera, y corriera el rumor de que su marido había muerto en el enfrentamiento.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Las autoridades aseguran que han detenido hasta la fecha a 44 personas, pero la publicación del aviso de recompensa indica que sigue buscando a más gente a la cual no ha conseguido localizar.

El hombre cuya supuesta muerte corrió como la pólvora por los teléfonos móviles y los blogs en Internet y su esposa -la joven maltratada- fueron presentados en una rueda de prensa días después de finalizar los disturbios y aseguraron que se encontraban "muy bien".

El estallido de ira pone de manifiesto el profundo resentimiento que alberga una parte de la población china, a causa de las grandes diferencias sociales, la corrupción rampante, los abusos de poder, y el alza de los precios, en especial de los alimentos y la vivienda.

En las últimas semanas, se ha producido una serie de protestas violentas por todo el país, aparentemente no conectadas. Algunas de ellas han estado relacionadas con emigrantes. El Gobierno suele responder a estas movilizaciones con palo y zanahoria. Por un lado, las reprime con dureza y aplica severas penas a sus líderes, y, por otro, cede ante algunas de las reivindicaciones.

Inmigrantes sentados junto a sus pertenencias en una estación de tren de Pekín.HOW HWEE YOUNG (EFE)

Archivado En