Reportaje:

Olfato para la decadencia

Alfonso Batalla expone su último trabajo en la galería Vanguardia - El fotógrafo utiliza la Red para rastrear espacios en desuso

Nadie como Alfonso Batalla (Madrid, 1958) para rastrear la decadencia. Es un olfateador nato localizando lugares recónditos e inusuales y transformándolos en un discurso creativo. Sus fotografías invitan a un mundo donde se enfrentan lo nuevo con el declive. La tecnología le permite a golpe de clic superponer, generalmente elementos que nos rodean en una "sociedad moderna para nuestro uso y disfrute", explica Batalla, en espacios en desuso.

El artista, afincado en Bilbao desde hace 25 años, lo mismo incorpora un sofá fucsia rococó en una central nuclear abandonada, que una piscina en un...

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Nadie como Alfonso Batalla (Madrid, 1958) para rastrear la decadencia. Es un olfateador nato localizando lugares recónditos e inusuales y transformándolos en un discurso creativo. Sus fotografías invitan a un mundo donde se enfrentan lo nuevo con el declive. La tecnología le permite a golpe de clic superponer, generalmente elementos que nos rodean en una "sociedad moderna para nuestro uso y disfrute", explica Batalla, en espacios en desuso.

El artista, afincado en Bilbao desde hace 25 años, lo mismo incorpora un sofá fucsia rococó en una central nuclear abandonada, que una piscina en una fábrica de componentes eléctricos en ruinas. "Cojo un escenario en decadencia, que considero lo bello e interesante, e inserto un elemento de la vida cotidiana", añade.

Tiene fijación por la arquitectura en dos fases; la construcción y la descomposición
Dos años le ha llevado localizar fábricas o lugares en ruinas para la muestra

Sus imágenes requieren la atención minuciosa de quien las mira. ¿Qué es lo real y que es lo postizo? "Busco que el espectador vea algo que no cuadra y que se de cuenta que es más real lo decadente que lo brillante. Aunque cada uno escoge lo que cree", aclara el artista.

Su último trabajo está recogido en la exposición Paisajes reconstruidos que se expone en la galería Vanguardia de Bilbao hasta el 22 de julio. Una decena de fotografías de gran formato que retratan su obsesión por los espacios en decadencia.

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Dos años le ha llevado esta búsqueda casi por inercia. Un trabajo de investigación que ha requerido de horas de búsqueda en Internet, tirar de agenda y contactos e inmersiones en la hemeroteca. Al final, una colaboración en red entre colegas de la profesión y amigos.

¿Cómo se rastrean lugares en desuso? El fotógrafo reconoce que cuando no existían las redes sociales era más difícil la localización. "Pero nos conocemos todos y Google es una herramienta de gran ayuda. Me entero por una noticia que van a tirar una papelera o que hay un problema en alguna fábrica y me pongo en contacto para ir", explica.

Más de una vez, Batalla ha tenido que saltar alguna valla. Hay meses en lo que no encuentra nada interesante y otros, en cambio, no da abasto. "Este mes tengo el ordenador a reventar de ficheros", reconoce. Recapitula el último itinerario. A principios de mayo, Porcelanas de Bidasoa, a finales de ese mes Tabakalera de San Sebastián, "la demolición va a ser pequeña pero el espacio es bárbaro para fotografiar", recalca. Y la semana anterior se fue a León a las zonas mineras.

El artista tiene fijación en su obra por la arquitectura, pero en dos fases; la construcción y la descomposición. "Una fase dinámica que de un día a otro va a cambiar", dice el artista.

Batalla no se explica esa atracción por la decadencia. "Intento comprender porque siempre tiendo a hacer fotografías sin gente. Me motiva mucho el espacio en descomposición porque creo que es mucho más real que lo que vivimos", concluye.

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