Estrella Morente Morentiana

Morente en concierto es el título que ahora se da a las actuaciones de Estrella Morente, queriendo perpetuar -sin duda- la dinastía. Yo creo que esto era un hecho ya, pues sabemos que el cante de Estrella, desde que nació, seguía la huella del padre. Aunque no solo eso, pues la hija ha cantado desde el principio más cosas, quizá más diversas cosas que el padre.

Esta noche inaugural de la Suma Flamenca, se atuvo sin embargo bastante estrictamente al recuerdo del cante paterno, que hizo en ocasiones de manera esplendorosa. El fandango Decadencia, por ejemplo, o la canción ...

Morente en concierto es el título que ahora se da a las actuaciones de Estrella Morente, queriendo perpetuar -sin duda- la dinastía. Yo creo que esto era un hecho ya, pues sabemos que el cante de Estrella, desde que nació, seguía la huella del padre. Aunque no solo eso, pues la hija ha cantado desde el principio más cosas, quizá más diversas cosas que el padre.

Esta noche inaugural de la Suma Flamenca, se atuvo sin embargo bastante estrictamente al recuerdo del cante paterno, que hizo en ocasiones de manera esplendorosa. El fandango Decadencia, por ejemplo, o la canción La estrella, que tanto cantara Enrique en tiempos. En estos títulos la cantaora vibró de forma admirable, volcándose, rompiéndose, dejando constancia de su genialidad, que no es fortuita ni mucho menos, sino una manera de comportarse realmente digna de atención.

Pero Estrella cantó otras muchas cosas. Abrió con los fandangos de Granada, que hizo sintiéndose y doliéndose. Después, entre otros temas, nos brindó una brillante versión de la soleá petenera, que tan poco se canta habitualmente. De igual modo brillante, y además con mucha gracia, fue su versión de La colombiana, a la que precedió La caña en una simbiosis que yo no había oído nunca. De propina nos regaló, a palo seco, una sobresaliente versión del pregón El uvero, que en tiempos recientes hemos escuchado ya alguna vez.

El conjunto acompañante muy bien, con un solo de guitarra extraordinario de Montoyita. Al final el público ovacionó de pie, con unanimidad, lo cual estaba justificado, porque fue una gran noche de arte flamenco, de las que ya no es frecuente que hablemos en los tiempos actuales. Una noche en la que Estrella Morente brilló casi en todo momento, con personalidad y, sobre todo, con una voz limpia y poderosa que dominó en todo momento.

Se encuentra la cantaora quizá en su mejor momento, y además vemos que retorna -no sé si ocasionalmente o de manera ya permanente- al flamenco de calidad del que a veces se había alejado por el prurito de canta otros géneros más o menos distantes.