Crítica:Richard Serra - Escritos y entrevistas 1972-2008

La integridad del artista

A pesar de que Benvenuto Cellini se aplicó en escribir un tratado sobre escultura en el Renacimiento, no es frecuente que los escultores hayan dedicado mucho tiempo a reflexionar por escrito sobre el sentido de su trabajo, de ahí la imagen que de ellos ofrece Leonardo da Vinci como sujetos taciturnos que trabajan aplicando la fuerza de sus brazos. Sin embargo, por diferentes motivos, Richard Serra ha sentido la necesidad y la obligación de tomar la pluma y la palabra para explicar algunos aspectos relacionados con su trabajo de escultor y con su posición en el mundo. Estas palabras escritas po...

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A pesar de que Benvenuto Cellini se aplicó en escribir un tratado sobre escultura en el Renacimiento, no es frecuente que los escultores hayan dedicado mucho tiempo a reflexionar por escrito sobre el sentido de su trabajo, de ahí la imagen que de ellos ofrece Leonardo da Vinci como sujetos taciturnos que trabajan aplicando la fuerza de sus brazos. Sin embargo, por diferentes motivos, Richard Serra ha sentido la necesidad y la obligación de tomar la pluma y la palabra para explicar algunos aspectos relacionados con su trabajo de escultor y con su posición en el mundo. Estas palabras escritas por él o pronunciadas al hilo de entrevistas y conversaciones, que luego han sido publicadas, cobraron particular interés cuando el 25 de octubre de 1989 el artista leyó un texto suyo en el Des Moines Art Center contra la censura artística en Estados Unidos. Entonces (1990) la editorial Benteli de Berna recopiló los escritos y entrevistas de Serra haciendo con ellos un libro. Ahora, la Cátedra Jorge Oteiza de la Universidad Pública de Navarra edita en español aquellos textos y otros tantos más -casi el doble- que han surgido hasta 2008.

Escritos y entrevistas 1972-2008

Richard Serra

Universidad Pública de Navarra Pamplona, 2011

544 páginas. 48 euros

En total, el libro recoge un conjunto de 57 textos, de los que más de la mitad son entrevistas y conversaciones. El interés del conjunto resulta innegable, no solo por la personalidad del artista sino por sus agudas opiniones, por las descripciones de su trabajo y por la expresión de sus afectos, manifestados al recordar diversos periodos de su vida. Ciertamente, Serra explica aquí sus intereses, su obra y sus ideas, pero las pone en el contexto de su historia personal, de su formación, de sus amistades e influencias, recordando y glosando a otros personajes, como Jorge Oteiza, Donald Judd, Dick Bellamy, Leo Castelli o Steve Reich. A través del libro se nos muestra un Serra que se interesa por el dibujo y por la música, que opina y polemiza, que se apasiona y, sobre todo, que no se doblega, que entiende y defiende la integridad ética del artista y que lleva sus ideas hasta los extremos más radicales.

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