Eguiguren pide a López que cambie "radicalmente" su política de paz

Se decanta por llegar a acuerdos con el PNV "pensando en la estabilidad"

El presidente del PSE-EE, Jesús Eguiguren, volvió a suscitar ayer la polémica al pedir públicamente al lehendakari, Patxi López, que cambie "radicalmente" la política del Gobierno en materia antiterrorista y de pacificación. De paso, se separó de la iniciativa de su secretario general de pedir un congreso del PSOE y apostó porque su partido y el PNV lleguen a acuerdos en Euskadi, "pensando en la estabilidad", indicó.

Pese a que, según fuentes del partido, estuvo presente en la reunión de la Ejecutiva de Euskadi que la adoptó, y de haberla votado -López aseguró que fue respaldada ...

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El presidente del PSE-EE, Jesús Eguiguren, volvió a suscitar ayer la polémica al pedir públicamente al lehendakari, Patxi López, que cambie "radicalmente" la política del Gobierno en materia antiterrorista y de pacificación. De paso, se separó de la iniciativa de su secretario general de pedir un congreso del PSOE y apostó porque su partido y el PNV lleguen a acuerdos en Euskadi, "pensando en la estabilidad", indicó.

Pese a que, según fuentes del partido, estuvo presente en la reunión de la Ejecutiva de Euskadi que la adoptó, y de haberla votado -López aseguró que fue respaldada por unanimidad- Eguiguren mostró ayer total displicencia hacia ese debate. "No me interesa, me da igual", dijo, para señalar a continuación que su preferencia sería que José Luis Rodríguez Zapatero reconsiderara su decisión de marcharse. En todo caso, el dirigente socialista negó que los socialistas vascos estén planteando ningún "pulso" a Zapatero, y defendió su figura. "Parte de su desgaste es porque está haciendo la paz en Euskadi", afirmó.

El PP tacha de errático su discurso y replica que los números "no dan"
"No me interesa, me da igual", dice en relación al congreso del PSOE

Eguiguren, que alabó la apuesta que Zapatero hizo por el proceso de paz de 2006, cree que López debe ser más audaz y expresó el convencimiento de que en las elecciones municipales y forales de 2007 fue esa apuesta decidida lo que el electorado vasco premió en su partido. El abandono de esa posición determinada habría ocasionado el "voto de castigo" recibido ahora. Por ese convencimiento, reclamó del lehendakari, Patxi López, que cambie "radicalmente" la política en esa materia para la segunda mitad de su mandato.

El portavoz parlamentario socialista, José Antonio Pastor, admitió que es conveniente "abrir un proceso de reflexión sereno". El PP dijo no entender "a qué se refiere" el presidente del PSE y le pidió que reconduzca su discurso, "errático e inconsistente", en opinión de su portavoz en la Cámara, Leopoldo Barreda.

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Aunque no precisó qué cambios debe introducir el lehendakari en la política antiterrorista y de pacificación, el presidente del PSE se mostró partidario de incorporar ya en el debate político y parlamentario cuestiones como los presos o la conveniencia de una comisión de reconciliación. El lehendakari ha respondido ya en varias ocasiones, incluso desde la tribuna del Parlamento y hasta a través de un comunicado oficial de Ajuria Enea hace poco más de un mes. Ayer no lo hizo.

Eguiguren concilió dos mensajes aparentemente contradictorios: esa exigencia a López y la dureza respecto de Bildu, al abogar por cerrar a la coalición abertzale el paso a las responsabilidades de gobierno en las instituciones hasta después de que ETA se haya disuelto. Así cabe deducirlo de la referencia que utilizó: "En Irlanda, el Sinn Fein no tuvo responsabilidades políticas hasta que se disolvió el IRA".

Eguiguren realizó su análisis sobre los resultados de las elecciones del domingo y los eventuales pactos en los pasillos del Parlamento y le añadió un juicio tajante respecto de la legitimidad de Bildu para gobernar las instituciones en las que ha ganado: no debe permitírsele hasta que ETA se disuelva. "El Sinn Fein no tuvo responsabilidades políticas hasta que el IRA se disolvió", afirmó como referencia. "Bildu todavía tiene cosas que demostrar", añadió. Lo que toca en este momento, fue su apuesta, es que el PNV y el PSE solventen con pactos la gobernabilidad de las instituciones en juego, como modo de afianzar "las bases de la paz". En esta última tarea incluyó también al PP. "Si no lo hacemos, tendrían que echarnos a todos", recalcó.

A su vez, recordó que siempre ha apostado por el entendimiento con el PNV y precisó que apoyó el pacto con el PP porque "era la única forma de hacer la alternativa en Euskadi, pero creo que, en la sociedad vasca, los elementos que dan una cierta lógica pasan por el entendimiento entre el PNV y el PSE". En esta línea, resaltó que, en la actual "coyuntura", es "importante que nadie salga dolido" porque en el proceso de paz "se va a sentir marginado". "Creo que esto lo garantiza el PNV y PSE porque ser del PNV o del PSE es una forma de ser vasco". Por contra, Eguiguren rechazó también la pretensión del PNV de que dimita Patxi López como lehendakari. "No sé por qué va a tener que dimitir, si tiene los apoyos parlamentarios y estamos en mitad del mandato".

La visión del presidente del PSE sobre la naturaleza de los pactos que deben buscarse recibió el rechazo del PP. Su portavoz en la Cámara, Leopoldo Barreda, dijo que Eguiguren no está "muy enterado de qué va la fiesta" y criticó su propuesta por varios ángulos: el fundamental, que los números "no dan en ninguno de los sitios" donde son precisos los pactos. Barreda consideró que los acuerdos entre PNV y PSE son cosa "del pasado", en referencia implícita a los gobiernos de coalición que compartieron ambos partidos entre 1987 y 1998.

Jesús Eguiguren, segundo por la izquierda, escucha a Carmelo Barrio, ayer en compañía de un sonriente José Antonio Pastor.PRADIP J. PHANSE

Cerradas cinco de las transferencias pendientes

La comisión bilateral entre el Gobierno central y el PNV acordó ayer el traspaso a Euskadi de cinco de las transferencias contempladas, como contraprestación, en el pacto presupuestario que los nacionalistas alcanzaron el pasado año con el Ejecutivo socialista para sacar adelante las cuentas y garantizar la estabilidad parlamentaria al presidente, José Luis Rodríguez Zapatero. Una cesión valorada en 31 millones de euros y que supondrá el traspaso de 376 empleados públicos.

Los traspasos afectan a competencias como la Inspección de Trabajo, la homologación de títulos no universitarios en otros países y la de colegios extranjeros radicados en Euskadi, el profesorado de religión en educación primaria, el de prisiones, y el personal sanitario en centros penitenciarios. Ambas partes subrayaron ayer su "satisfacción por un acuerdo que, según explicaron, se ha retrasado sobre los plazos inicialmente previstos debido a "discrepancias" económicas.

El presidente del PNV, Iñigo Urkullu, había insistido durante las últimas semanas en que el traspaso era inminente, quizá como fórmula de presión a un Gobierno azotado por la crisis y que el domingo vio reflejado su desgaste en las elecciones autonómicas y municipales. El portavoz nacionalista en el Congreso, Josu Erkoreka, destacó ayer que el acuerdo supone "un impulso importante al desarrollo del autogobierno vasco" y retó al lehendakari, el socialista Patxi López, a mejorar el contenido de las transferencias, aunque, a su juicio, "lo tiene difícil".

Ambas partes volverán a reunirse el 8 de junio con el objetivo de cerrar otro paquete de transferencias pendientes, entre las que figuran el transporte marítimo y por carretera, la ampliación del traspaso de expedientes de regulación de empleo, los archivos de titularidad estatal, así como las enseñanzas náuticas y pesqueras. Para más adelante quedarán otros dos traspasos a los que el PNV da una especial relevancia económica: las autopistas de peaje y el servicio ferroviario de Cercanías Renfe.

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