El celador de Olot no se arrepiente del asesinato de 11 ancianos

El celador de Olot, Joan Vila, "no manifiesta sentimientos de arrepentimiento" por el asesinato de 11 ancianos a los que cuidaba en la residencia La Caritat. Así lo recoge el informe psicológico de dos especialistas designados por el Juzgado de Instrucción 1 de la ciudad gerundense. En al menos tres casos, Vila acabó con sus víctimas de una forma especialmente cruel: les hizo beber productos corrosivos, como lejía, que les abrasaron por dentro.

El informe concluye también que Vila no sufre un trastorno de la personalidad, ni presenta alteraciones de sus "capacidades cognitivas y volitiv...

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El celador de Olot, Joan Vila, "no manifiesta sentimientos de arrepentimiento" por el asesinato de 11 ancianos a los que cuidaba en la residencia La Caritat. Así lo recoge el informe psicológico de dos especialistas designados por el Juzgado de Instrucción 1 de la ciudad gerundense. En al menos tres casos, Vila acabó con sus víctimas de una forma especialmente cruel: les hizo beber productos corrosivos, como lejía, que les abrasaron por dentro.

El informe concluye también que Vila no sufre un trastorno de la personalidad, ni presenta alteraciones de sus "capacidades cognitivas y volitivas". Aunque sí observa "un estilo dependiente, evitativo, depresivo y esquizoide".

Durante las entrevistas y pruebas que ha realizado en los cinco meses y medio que lleva en la cárcel (ingresó en octubre, cuando se descubrió el primer caso), Vila ha explicado a los dos peritos que "en parte no está mal lo que ha hecho", a pesar de ser consciente de que "ante la ley sí es un hecho delictivo". Algo que los psicólogos consideran contradictorio: "Por un lado dice que su motivación era hacer el bien, pero, por otro, lo esconde y piensa que jamás será descubierto porque era consciente de la acción ilegal que cometía". "Que lo ocultase no es incompatible con que pensase que lo estaba haciendo bien", opina su abogado, Carles Monguilod.

Igual que hizo ante el juez, el celador ha explicado que la mezcla de bebidas, alcohol y medicación que tomaba le causaba "euforia, energía y alegría", y eso fue lo que le llevó a "atreverse a iniciar sus acciones letales", en las que "actuaba como si fuese Dios".

El informe indica que el celador ha tenido una vida "dentro de los patrones de normalidad social", en "un ambiente familiar estable", a pesar de que durante la adolescencia se sintió "marginado por su condición de homosexual". Todavía faltan por conocer los informes de los psiquiatras de la cárcel de Brians y de los designados por el juez.

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