Análisis:EL ACENTO

Proporción y somníferos

La Junta Electoral ha encontrado la mejor solución a los problemas de insomnio. En una decisión sin precedentes, todas las televisiones, incluidas las privadas, tendrán que dedicar a cada partido político el tiempo que proporcionalmente le otorgue su presencia en el Parlamento. La norma, aprobada en febrero pasado, contará desde mañana con unas instrucciones precisas acerca de cómo acunar a los televidentes en la próxima campaña electoral de las municipales y autonómicas que tendrán lugar en mayo. Con independencia de que un político determinado tenga algo interesante que decir y con independe...

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La Junta Electoral ha encontrado la mejor solución a los problemas de insomnio. En una decisión sin precedentes, todas las televisiones, incluidas las privadas, tendrán que dedicar a cada partido político el tiempo que proporcionalmente le otorgue su presencia en el Parlamento. La norma, aprobada en febrero pasado, contará desde mañana con unas instrucciones precisas acerca de cómo acunar a los televidentes en la próxima campaña electoral de las municipales y autonómicas que tendrán lugar en mayo. Con independencia de que un político determinado tenga algo interesante que decir y con independencia de la novedad de sus propuestas, su cuota de pantalla no la determinará el olfato periodístico de los redactores de las cadenas televisivas, sino la regla de tres impuesta por los partidos políticos y aceptada por la Junta Electoral Central.

Por si la norma aprobada hace un mes dejaba alguna duda, las instrucciones de la Junta Electoral Central insisten en que la regla de la proporción se deberá tener en cuenta incluso en el caso de entrevistas televisadas. De momento, los periodistas podrán plantear libremente sus preguntas, aunque el camino emprendido puede desembocar en cualquier otro disparate.

Porque en este asunto, los partidos políticos exhiben una unanimidad en contra de los criterios periodísticos altamente sospechosa y exhiben sobre todo un ingenio sin límites para sortear los criterios de la canallesca y, en ocasiones, defender una cosa y la contraria: se prohíbe la propaganda electoral durante la precampaña, pero (aquí sí manda la novedad; la noticia) se permite dar a conocer un acto electoral. Se prohíbe inaugurar obras en plena campaña, pero se permite visitarlas (bien acompañado el candidato, se supone, de fotógrafos y camarógrafos).

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De momento, los periodistas sí están autorizados a informar de candidatos sin representación parlamentaria. Se dice expresamente en el proyecto de instrucción de la Junta Electoral, lo que, tal como se presenta este triste panorama para votantes y medios, más que un alivio parece un tonto descuido de los partidos que negociaron este engendro.

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