Delatado por su incontinencia telefónica

Un agente fuera de servicio propicia el arresto del viajero de un autobús que confesó por móvil a un amigo su participación en un crimen en Málaga

"Acabo de matar a un tío", relató por teléfono móvil a su comunicante un viajero del autobús que cada noche cubre el trayecto entre Málaga y Madrid. La inesperada revelación, realizada durante la madrugada del pasado lunes, sobresaltó al pasajero del asiento contiguo, que resultó ser un joven policía nacional fuera de servicio. El agente, reincorporado en su butaca por el impacto emocional, afinó el oído para tratar de profundizar en la historia.

Con sangre fría y sin mediar palabra con el lenguaraz viajero, el agente envió varios mensajes de móvil a sus superiores. En ellos, describía ...

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"Acabo de matar a un tío", relató por teléfono móvil a su comunicante un viajero del autobús que cada noche cubre el trayecto entre Málaga y Madrid. La inesperada revelación, realizada durante la madrugada del pasado lunes, sobresaltó al pasajero del asiento contiguo, que resultó ser un joven policía nacional fuera de servicio. El agente, reincorporado en su butaca por el impacto emocional, afinó el oído para tratar de profundizar en la historia.

Con sangre fría y sin mediar palabra con el lenguaraz viajero, el agente envió varios mensajes de móvil a sus superiores. En ellos, describía con precisión al individuo -"es alto, moreno, con melena corta y lisa, y viste ropa oscura, zapatillas deportivas blancas", rezaba uno de los SMS-, y pedía a los investigadores que le confirmasen si los hechos relatados por el pasajero eran reales o una simple invención.

"Acabo de matar a un tío", relató el pasajero a su interlocutor

Aprovechando uno de los descansos del trayecto, de seis horas de duración, el policía llamó al 091, para alertar de que el autobús llegaría a su destino a las 5.30 del lunes. "Siempre con discreción, cautela y midiendo sus movimientos", según sostiene un portavoz policial.

Los datos propiciaron una investigación express, que pronto dio frutos. Las pesquisas confirmaron que el sábado por la tarde se había producido en Málaga un crimen de las características descritas por el pasajero. La historia cuadraba. Óscar Eliseo C. F., de 19 años y nacionalidad paraguaya, había decidido esfumarse de la ciudad andaluza para borrar pistas, desvincularse del crimen y despistar a los investigadores.

A la hora prevista, varios policías de paisano pertenecientes a la comisaría de Arganzuela aguardaban al sospechoso en la estación Sur de Autobuses de Méndez Álvaro. Disponían de la cuidada descripción del agente delator y de su presencia, ya que se había situado detrás de él para marcarle. Esperaron a que el presunto homicida recogiese sus maletas para confirmar su identidad y le detuvieron.

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Óscar Eliseo está acusado de un delito de homicidio. Los agentes creen que participó en la muerte de un hombre de 37 años que falleció el sábado a las pocas horas de recibir una puñalada con arma blanca en el hígado y el páncreas. Fue el fatal desenlace de una pelea multitudinaria registrada en la plaza de Murillo Carrera, de Málaga. La víctima, J. C. C., de nacionalidad española y origen colombiano, residía en la ciudad andaluza, según la investigación.

Siete personas fueron arrestadas hasta ayer por su relación con la muerte. De ellas, dos quedaron el domingo en libertad sin cargos, dos se encuentran bajo la tutela de la Fiscalía de Menores, y el resto pasó ayer a disposición judicial. Uno de los arrestados confesó durante el interrogatorio su participación en el crimen.

"Se comportó de forma indiscreta y la necesidad de hablar fue su perdición", explican fuentes policiales, que no precisan si el relato del lenguaraz responde al miedo, a la vanidad o a una combinación de ambos ingredientes. "Todo es posible", concluyen.

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