Reportaje:

Rosell deja a su delfín en Foment

Joaquim Gay de Montellà inicia su camino hacia la presidencia de la patronal

En la disyuntiva sobre si el patrón de los empresarios debe ser un hombre de negocios o un gestor, no es sencillo ubicar a Joaquim Gay de Montellà. Su trayectoria dibuja un perfil de directivo clásico, pero en los últimos años se ha dedicado sobre todo a sus empresas familiares de hostelería y restauración. Es una tarea que, según dice su entorno, le deja suficiente tiempo para dedicarse a ser la voz del empresariado catalán al frente de Fomento del Trabajo, desde ayer como vicepresidente primero y, dentro de unas semanas, como presidente.

La Comisión Ejecutiva y la Junta Directiva de F...

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En la disyuntiva sobre si el patrón de los empresarios debe ser un hombre de negocios o un gestor, no es sencillo ubicar a Joaquim Gay de Montellà. Su trayectoria dibuja un perfil de directivo clásico, pero en los últimos años se ha dedicado sobre todo a sus empresas familiares de hostelería y restauración. Es una tarea que, según dice su entorno, le deja suficiente tiempo para dedicarse a ser la voz del empresariado catalán al frente de Fomento del Trabajo, desde ayer como vicepresidente primero y, dentro de unas semanas, como presidente.

La Comisión Ejecutiva y la Junta Directiva de Fomento aprobaron ayer por unanimidad la designación de Gay de Montellà como vicepresidente primero de la patronal. Ese cargo, según explicó la propia entidad, supone la "asunción de la presidencia de Fomento del Trabajo" cuando la deje Juan Rosell, quien está dedicando todas sus energías a dirigir la patronal CEOE. El nombramiento, sin embargo, estaba cantado desde finales de enero, cuando los vicepresidentes de Fomento decidieron respaldar a Gay de Montellà durante una cena en el hotel Palace.

El empresario es desde ayer vicepresidente primero de la entidad
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Licenciado en Derecho y con formación en la escuela de negocios Iese, Gay de Montellà, de 59 años, se conoce al dedillo el mundo de las finanzas y las infraestructuras. El nuevo rostro de los empresarios en Cataluña trabajó en el desaparecido Cadesbank y luego fichó por el holandés ABN Amro. En 1999 entró en Acesa, que dio lugar a Abertis. Ahora dirige su holding familiar, que cuenta con un hotel en Puigcerdà, el Villa Paulita, y una empresa vinícola. Quienes han trabajado con él lo definen como una persona locuaz, de trato fácil y con una gran capacidad para las relaciones personales. Y de hecho, en Acesa tuvo responsabilidades de comunicación y mercadotecnia antes de dedicarse a la logística. Su perfil, dicen, encaja en el de un buen relaciones públicas.

En lo que coinciden todos los consultados es en señalar que Gay de Montellà ha sido siempre la persona de confianza de Rosell, su mano derecha en la patronal. Ambos llegaron a la organización cuando la presidía Alfred Molinas, que decidió dar entrada a jóvenes que aportaran savia nueva. Entonces, Fomento ya era una entidad conocida para Gay de Montellà, descendiente de una conocida familia de la burguesía barcelonesa. Su bisabuelo por vía materna, Lluís Ferrer-Vidal, que fue presidente de la Caja de Pensiones para la Vejez, llevó las riendas de la patronal a comienzos del siglo XX.

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Como mano derecha de Rosell, Gay de Montellà se empleó para su reelección el pasado mes de octubre y, en especial, para allanarle el camino hasta la presidencia de la CEOE, donde ahora ocupa un puesto en la comisión ejecutiva. En ambas contiendas, Gay de Montellà aprobó con nota, puesto que Rosell ganó con una mayoría más que suficiente.

Después de esas victorias, en diciembre varios sectores de Fomento del Trabajo ya daban por hecho que Gay de Montellà sucedería a Rosell a pesar de no ser el único candidato. Antoni Abad, presidente de la patronal Cecot, había expresado públicamente sus aspiraciones. Precisamente, Abad no acudió ayer a la reunión que aclamó a Gay de Montellà, aunque fuentes de la patronal sostienen que se debió a motivos de trabajo. Ése será uno de los retos del futuro presidente: recomponer la unidad después de las elecciones de octubre, que enfrentaron a Rosell con el sector más próximo a posturas nacionalistas -liderado por Joaquim Boixareu-, y con Abad, que renunció a su vicepresidencia al entender que la nueva junta no garantizaba la renovación que él pedía. Por lo demás, en la patronal todo el mundo espera continuismo.

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