Reportaje:

Un pueblo pendiente de una grúa

Vecinos de Valdeavero viven atemorizados por la estructura plantada en una obra abandonada cuya pluma se mueve al capricho del viento sobre sus casas

La cuadrilla de albañiles faenaba desde primera hora, de lunes a viernes. Al llegar, sintonizaba una emisora de radio que repetía sin parar los mejores éxitos del momento. Vecinos como Tomás o María, jubilados, se acostumbraron a vivir en un ambiente de verbena con ruidos de taladradoras de fondo. Cierto día la melodía cesó. Asombrados, se asomaron y vieron que la obra, a medio hacer, estaba abandonada. Pero una gran grúa con 35 metros de pluma seguía pendiendo sobre sus cabezas. Dos años y medio después ahí sigue, girando a capricho del viento. El asunto atemoriza a los vecinos del centro de ...

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La cuadrilla de albañiles faenaba desde primera hora, de lunes a viernes. Al llegar, sintonizaba una emisora de radio que repetía sin parar los mejores éxitos del momento. Vecinos como Tomás o María, jubilados, se acostumbraron a vivir en un ambiente de verbena con ruidos de taladradoras de fondo. Cierto día la melodía cesó. Asombrados, se asomaron y vieron que la obra, a medio hacer, estaba abandonada. Pero una gran grúa con 35 metros de pluma seguía pendiendo sobre sus cabezas. Dos años y medio después ahí sigue, girando a capricho del viento. El asunto atemoriza a los vecinos del centro de Valdeavero, un pueblo de 1.300 habitantes próximo a Guadalajara, y de paso, aseguran, les deja sin señal de televisión cada vez que se coloca sobre sus tejados.

"Es un problema muy serio. En pie y sin mantenimiento, puede desplomarse"

La empresa constructora, Metropoli Proyectos Urbanísticos, radicada en Meco, entró en suspensión de pagos en 2008. Los responsables ni siquiera recogieron sus pertenencias. La compañía dejó en mitad de la calle las vallas que rodeaban la obra, una hormigonera y un cubo contenedor. El Ayuntamiento retiró todo, arregló las aceras y quitó la estructura metálica, por la que se podía trepar a los balcones de las casas de al lado. La grúa, al encontrarse en una propiedad privada que gestiona el juzgado que lleva el procedimiento concursal, no se podía desmontar. "Oyes los golpes de viento, la ves a través de la ventana y te da miedo, claro. En cualquier momento puede venirse abajo", lamenta María López Fernández, de 73 años. Lo que le llena de ira es que cada cierto tiempo, al encender el televisor, se encuentre la pantalla en negro con un mensaje indicándole que no tiene señal. "Un mes me puedo quedar sin poder ver nada, hasta que sopla fuerte el viento y se lleva la pluma a otra parte", añade.

Tomás Ortega Roa vive al lado de la obra abandonada, que da a las calles Fragua, Pobo y conecta con el callejón del Horno. Envió una carta al Ministerio de Industria por los problemas con los televisores, pero recalca que ese es un tema menor comparado con el riesgo que corren sus vidas: "Es un problema muy serio, la grúa de construcción en pie y sin mantenimiento puede desplomarse en cualquier momento". No es para tomárselo a broma: ha ocurrido en el último año en Abaltzisketa (Guipúzcoa), en Tenerife, en El Vendrell (Tarragona) y en Ceuta. Todas caídas por golpes de viento.

Ortega fue el primero que escribió al alcalde del pueblo alertándole de lo que estaba ocurriendo. Como antiguo jefe de obra conoce los peligros de una pluma sin anclar, que padece los achaques del clima y el deterioro propio del tiempo.

El dueño de la grúa, el administrador de Reyolis, SL, una empresa de A Coruña, es una víctima más de esta historia. La constructora nunca le pagó los 20.000 euros que costaba el alquiler de la estructura y retirarla, lo que incluye el transporte por carretera, cuesta unos 6.000 euros. Se llama Julián y su abogado le ha dicho que ni se le ocurra retirarla sin permiso. "La tengo ahí parada, sin poder darle uso. Es una faena para el pueblo y para mí", explica. Cada cierto tiempo, uno de sus trabajadores va a revisar la veleta, pero solo puede hacerlo echando un vistazo desde fuera. Tampoco podría hacer más. El mantenimiento de las grúas se realiza a través de los mandos que las controlan, pero en este caso están arrancados por un saqueo.

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El tema preocupa mucho al alcalde, Francisco Javier Quintana, que hizo caducar las licencias para que la próxima empresa que quiera construir ahí tenga que tratar con él. Con el fin de solucionar el tema, ha hecho un par de requerimientos al juzgado para que le autoricen a entrar y desmontar la grúa. No ha recibido ninguna respuesta aún del administrador concursal. "Sin ese papel no podemos hacer nada, estamos atados de pies y manos", señala Quintana. Valdeavero vive mientras tanto amenazado por la grúa de una construcción fantasma. Pende sobre sus cabezas.

Vista de la grúa situada en una obra abandonada de Valdeavero.SANTI BURGOS

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