Secuestrados en manos de su propio hijo

La policía entró por el balcón para liberar al matrimonio de septuagenarios

La partida diaria de parchís en casa de los López desató la tragedia el pasado martes. Un matrimonio de septuagenarios, Ángel López Humanes y Ana María Reinares, pasaron varias horas secuestrados, amenazados y agredidos por su propio hijo en el salón de su casa hasta que la policía logró liberarlos. Ahora, pasado el susto, solo desean que su hijo pueda volver con ellos.

Aquella tarde, sobre las cinco, Ángel López Reinares, de 51 años, llegó a su domicilio en el número 100 del paseo de Santa María de la Cabeza. Había bebido. Por eso, cuando quiso sentarse a jugar la cotidiana partida fam...

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La partida diaria de parchís en casa de los López desató la tragedia el pasado martes. Un matrimonio de septuagenarios, Ángel López Humanes y Ana María Reinares, pasaron varias horas secuestrados, amenazados y agredidos por su propio hijo en el salón de su casa hasta que la policía logró liberarlos. Ahora, pasado el susto, solo desean que su hijo pueda volver con ellos.

Aquella tarde, sobre las cinco, Ángel López Reinares, de 51 años, llegó a su domicilio en el número 100 del paseo de Santa María de la Cabeza. Había bebido. Por eso, cuando quiso sentarse a jugar la cotidiana partida familiar de parchís, su padre se negó.

Ángel hijo empezó a enfadarse, según relató ayer su madre en su vivienda del barrio de Carabanchel. La ira fue en aumento por el volumen del televisor. "Yo siempre le digo a mi marido que pone la tele muy alta", dijo Ana María excusando a su hijo. Pero se desató la bronca.

El padre tuvo que ser trasladado al hospital con una herida en la cabeza

Durante horas los vecinos de la casa contigua estuvieron escuchando los gritos. Aunque por los problemas de alcohol de Ángel las peleas eran habituales, sus padres aseguran que nunca lo habían visto así. Por eso, en un descuido de su hijo, uno de ellos descolgó el teléfono y llamó al 091 para pedir auxilio. Ya pasaba de las doce de la noche.

Varios miembros de la Brigada de Seguridad Ciudadana recibieron el aviso de que en una casa de Carabanchel se estaba produciendo una agresión y se personaron en el edificio. A la vista de que nadie respondía al telefonillo de la vivienda llamaron a varios vecinos hasta que pudieron entrar en el portal. Desde dentro, los gritos les dirigieron hasta el 2º 6, según explicaron ayer dos de los agentes que participaron en el rescate.

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Pese a la insistencia de los policías golpeando la puerta, Ángel se negaba a abrir. "Si entráis voy a matarles", aseguran los agentes que dijo el agresor, que está detenido como presunto autor de un delito de lesiones y otro de amenazas graves. Los policías, impotentes, llamaron entonces a los bomberos para echar la puerta abajo y entrar por la fuerza.

Narciso Delgado escuchaba junto a su mujer todo el trasiego desde su casa, contigua la de los López. Al ver que su vecino Ángel, al que ayer definió como una "excelente persona, aunque con problemas con la bebida", estaba amenazando a sus padres y no abría la puerta salió al rellano para ofrecer a los agentes el balcón de su casa.

Desde allí, dos policías de 30 años consiguieron colarse en el piso de al lado. Ayudados por dos compañeros, que requirieron la atención de Ángel desde la puerta, lograron distraerlo para entrar en la vivienda.

Sentados ante la mesa del salón esperaban Ana María, llorando, y Ángel padre, que tenía una brecha por la que tuvo que ser trasladado al hospital. Según la policía la herida se la produjo el hijo, que no iba armado, al propinarle dos patadas en el pecho que acabaron con el hombre en el suelo. Sin embargo, la mujer aseguraba ayer que su hijo solo le había dado un empujón.

Los dos agentes, orgullosos por el rescate, ofrecieron una rueda de prensa para relatar los hechos ante la Jefatura Superior de Policía. Mientras, en la vivienda de Carabanchel, bajo una fotografía de Juan Pablo II que preside el recibidor, Ana María y Ángel se recuperaban del susto. "Estamos disgustados, pero queremos que vuelva. ¿Qué madre no querría que su hijo volviera a casa?".

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