Un joven mata a su madre y acuchilla a dos compañeros de piso en San Blas

El presunto homicida se embriagó tras la cena de Nochebuena

Nena Cárdenes, una mujer de 43 años residente en Madrid desde hace 26, temía que su hijo Omar Valera, de 23, "le hiciese daño o la matase en cualquier momento". Así se lo comunicó hace tres días a uno de los muchos amigos que tenía en el distrito de San Blas, donde residía y "era muy querida" por sus compatriotas dominicanos. El amigo que revela estos detalles, que prefiere no dar su nombre, cree que Nena no puso sus miedos en conocimiento de la policía "por puro amor a su hijo", a pesar de que "a veces este la pegase".

En la madrugada de ayer, Omar presuntamente acabó con la vida de Ne...

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Nena Cárdenes, una mujer de 43 años residente en Madrid desde hace 26, temía que su hijo Omar Valera, de 23, "le hiciese daño o la matase en cualquier momento". Así se lo comunicó hace tres días a uno de los muchos amigos que tenía en el distrito de San Blas, donde residía y "era muy querida" por sus compatriotas dominicanos. El amigo que revela estos detalles, que prefiere no dar su nombre, cree que Nena no puso sus miedos en conocimiento de la policía "por puro amor a su hijo", a pesar de que "a veces este la pegase".

En la madrugada de ayer, Omar presuntamente acabó con la vida de Nena de una puñalada. También acuchilló a la pareja de su madre y a otra compañera de piso. La ex mujer de Omar, que reside cerca, no abrió la puerta cuando el presunto homicida fue a visitarla después de haber cometido el homicidio y las agresiones. Nena la había advertido horas antes del peligro que corría.

La mujer hacía días que temía una agresión del hijo, que la pegaba
El homicida se había separado de su mujer hace cinco meses

En el piso de la fallecida, situado en la segunda planta del número 26 de la calle de San Narciso, "la cena de Nochebuena había transcurrido tranquila", relata Roberto, uno de los seis moradores de la casa. Según cuenta el testigo, todos los compañeros del apartamento compartieron mesa: Él, su hermano Enrique, Omar, Nena, su pareja Pablo Peña, de 27 años y Norma, una paraguaya de 42. Roberto recuerda que tras la cena, Omar ya estaba "tomado" (borracho), un estado que según varios conocidos de este "le hacía ponerse violento". Roberto afirma que de pronto, y sin mediar razón, el presunto asesino "agarró una coca-cola y la derramó sobre la mesa. Después tomó el mantel y tiró de él hasta tirar todo lo que había encima".

El testigo cuenta que tras esa violenta reacción, Omar se levantó tambaleándose y se marchó caminando hacia la puerta, donde se cayó y se quedó dormido en el suelo. "Los demás preferimos meternos en la habitación de Nena y seguir con nuestra celebración allí, para evitar problemas", explica Roberto.

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Unas horas más tarde, el alcohol y las horas ponían punto final a la fiesta, así que Enrique se fue a trabajar, Nena se quedó en su cuarto con su pareja, Pablo; y Roberto y Norma se marcharon a descansar a sus respectivas habitaciones.

Después, cuando Roberto se levantó para ir al cuarto de baño, sobre las 7.30, lo que vio fue a Nena tumbada en el suelo delante de la puerta de su habitación y sangrando. La puerta del baño estaba entreabierta. Pablo, ya herido de varias puñaladas, se asomó a través de ella y susurró a Roberto que llamase al 112 urgentemente. Roberto, que no salía de su asombro porque se acostó "bastante tomado" y no se había enterado de nada, obedeció y posteriormente se asomó al cuarto de Nena. "Omar estaba sentado en la cama, con la cabeza inclinada hacia abajo y empuñando el cuchillo levantado", rememora el testigo. "Salí corriendo de allí por miedo a que tuviera un arrebato".

3La policía recibió la llamada de Roberto sobre las ocho menos diez y se personó en el domicilio junto a una dotación del Sammur y otra del Summa. Omar permanecía en la casa, donde fue detenido. Según los sanitarios, Nena presentaba una herida de arma blanca en la espalda y permanecía con vida, pero tras ser reanimada de una parada cardiorrespiratoria en la ambulancia que la trasladó al Ramón y Cajal, ingresó en el hospital en estado crítico y acabó falleciendo.

Pablo, la pareja de Norma, había recibido una cuchillada en el abdomen y cuatro en la espalda. Se le trasladó al Gregorio Marañón, donde permanece estable. La tercera agredida, Norma, fue atendida por el Sammur de varias heridas penetrantes en el tórax, el abdomen y la espalda. La paraguaya había huido de la casa y se había refugiado en el portal de enfrente. Mientras todo eso ocurría ningún vecino del 26 había escuchado nada.

Al lugar donde la policía no acudió es a la casa de Sandra, la ex mujer de Omar y madre de sus dos hijas, de 23 años, situada en una calle paralela a escasos 100 metros del lugar donde sucedió el crimen. El agresor se había pasado por el domicilio donde vivía Sandra junto a sus padres y las dos niñas poco antes de ser descubierto por Roberto en la casa. Se desconoce si antes o después de haber perpetrado los tres apuñalamientos. Sandra, que se separó de Omar hace cinco meses porque "era violento" y la pegaba, según asegura, nunca le había denunciado en cinco años de matrimonio.

La noche del crimen, hacia las siete de la mañana, Omar había llamado varias veces a la ventana de su ex mujer, situada en un piso bajo. "Le vi por la ventana, pero me escondí. Después se metió en el portal y comenzó a llamar a la puerta", relata ella visiblemente asustada. El padre de Sandra se asomó a la mirilla y le vio apoyado en la pared. "Es él, ¿le abro?", recuerda el hombre que le preguntó a su mujer. "No, ni hablar", le respondió su esposa. Sandra y su madre sabían que no debían dejarle entrar. Sobre las doce de la noche, habían recibido la visita de Nena, quien había acudido a alertarlas de que Omar estaba poniéndose borracho y las pedía que no le abriesen la puerta si venía a visitarlas. Quizás con este gesto las salvó del destino trágico que ella misma sufrió.

"Entraba y salía de portal todo el rato. Yo estaba muy nerviosa y no sabía qué hacer", añade Sandra. "Ahora lo que más me preocupa son mis hijas (de cuatro y dos años), no quiero que se enteren de todo esto". "¿Van a sacar a Omar de la cárcel?" preguntan desorientados ella y sus padres, que aún no han hablado con la policía par explicarles lo que pasó en su domicilio.

En el portal donde vivían Omar y su madre nadie concreta desde cuando habitaban la casa, aunque nadie recuerda que estuvieran hace más de cuatro años. Allí aseguran que en el piso de Nena siempre había ruido. "Chillaban muchísimo, a todas horas", cuenta una vecina. "Siempre estaban discutiendo y se oía a la madre regañar al hijo", aporta otra. Otra residente va aún más lejos y describe al presunto asesino: "Era un prepotente y un borracho. Un día empezó a tirar botellas a la calle y tuvo que venir la policía".

Los amigos de la víctima y los familiares y conocidos de Sandra y el presunto asesino, describen a Omar como un chico "antisocial y agresivo". Por el contrario, solo hay buenas palabras sobre la fallecida. "Era una persona buena y generosa", dice su ex consuegra. "Cuando llegábamos medio perdidos de República Dominicana, ella siempre nos ayudaba con lo que fuera", relata el joven al que Nena confesó el miedo a su hijo. La vecina que en una ocasión vio cómo la policía visitaba a Omar por tirar botellas a la calle, se indigna con el desenlace de la tragedia: "Lo más duro es que al final, cuando el chico se metía en líos, la madre siempre le defendía".

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