Cartas al director

Aumenta la violencia de género

Hace unos días estuve en una conferencia en el Francesca Bennemaison que tocaban el tema. Recuerdo que me gustaron las componentes de las mesas porque eran todas mujeres profesionales del tema y cada una tocaba una cultura distinta con sus "pros y sus contras", siempre dirigido a la preocupación por las mujeres... No han ni transcurrido tres semanas y la repetidísima estadística ha ascendido escandalosa y vergonzosamente.

Yo fui una de las que se atrevió a pedir endurecimiento de penas, pues con la sensible democracia una ya no se atreve a decir casi lo que piensa y siente sin sentir...

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Hace unos días estuve en una conferencia en el Francesca Bennemaison que tocaban el tema. Recuerdo que me gustaron las componentes de las mesas porque eran todas mujeres profesionales del tema y cada una tocaba una cultura distinta con sus "pros y sus contras", siempre dirigido a la preocupación por las mujeres... No han ni transcurrido tres semanas y la repetidísima estadística ha ascendido escandalosa y vergonzosamente.

Yo fui una de las que se atrevió a pedir endurecimiento de penas, pues con la sensible democracia una ya no se atreve a decir casi lo que piensa y siente sin sentirse antidemócrata... Hoy he de afianzarme en este tema, pues me imagino a este grupo de varones compartiendo espacio en la prisión, en espera de juicios en los que triunfe su aparente demencia, cuando creo que lo único que subyace es aquella frase ancestral machista y torpe: "La maté porque era mía", sinónimo de una pésima educación que pervive en nuestra cultura. En mi trabajo como educadora se está incluido mejorar hábitos, corregir discriminaciones y crear vínculos para eliminar barreras sociales y corregir actitudes: desde Justicia no sé qué hacen... No me gustaría pensar que solo nos limitamos a ver la noticia en el telediario, a echarnos las manos a la cabeza, a engrosar listas y a ver cómo suben escandalosamente las estadísticas pensando que nada puede cambiar... A ver si nuestra democracia va a ser el hazmerreír de unos pocos asesinos.

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