Crónica:LA CRÓNICA

Pedaleando

Se llama Ankitoner, nunca ha tenido una bicicleta y sigue el ciclismo lo normal ("miro el Tour cada verano"). A pesar de ello, este músico barcelonés es el feliz poseedor de una curiosa colección integrada por unos 200 juegos de mesa dedicados a este deporte, el más antiguo de los cuales data de 1891. Por sus estanterías cargadas de cajas desfila la historia sin piedad. Una de las piezas que atesora incluye una ficha de doping como una carta de ayuda que se le da al jugador para que pueda avanzar más deprisa. ¿Imaginan cómo sentarían unas reglas así con la que está cayendo?

Le pi...

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Se llama Ankitoner, nunca ha tenido una bicicleta y sigue el ciclismo lo normal ("miro el Tour cada verano"). A pesar de ello, este músico barcelonés es el feliz poseedor de una curiosa colección integrada por unos 200 juegos de mesa dedicados a este deporte, el más antiguo de los cuales data de 1891. Por sus estanterías cargadas de cajas desfila la historia sin piedad. Una de las piezas que atesora incluye una ficha de doping como una carta de ayuda que se le da al jugador para que pueda avanzar más deprisa. ¿Imaginan cómo sentarían unas reglas así con la que está cayendo?

Le pillo en su casa. Acaba de regresar de Roma, de donde se ha traído una vieja colección de juke-boxes diminutos. Mientras le entrevisto, una de aquellas maquinitas se arranca cada dos por tres con una cancioncilla italiana. Ankitoner fue el cantante del grupo Superelvis entre 1986 y 1998, la banda que compartía con Meteo Giráldez y Raimon Aymerich. Después de aquello pasó a colaborar con Javier Piñango en Ankitoner Metamars -formación con la que ha sacado dos CD-, y acaba de publicar en solitario la recopilación File Under Toner. De niño hacía campeonatos por el pasillo con ciclistas de plástico. Recuerda que en casa había un tablero de su padre que se extravió en alguna mudanza. Años después lo compensaría iniciando esta colección, quién sabe si buscando aquel tablero perdido.

De niño hacía campeonatos por el pasillo con ciclistas de plástico

Según me explica, el juego ciclista más antiguo se fabricó en los Estados Unidos hacia 1885. Hasta esa fecha ya existían juegos de mesa dedicados al béisbol y a las carreras de caballos, pero la aparición de la litografía (que permitió rebajar su precio) coincidió con la pasión que despertaban las nuevas bicicletas, haciéndose muy populares. También es en Norteamérica donde se organizaron las primeras competiciones deportivas, que no pasaron a Europa hasta principios del siglo XX. De su colección pueden sacarse curiosas conclusiones históricas. Un juego francés de 1914 muestra un recorrido por todo el continente europeo, cuyas fronteras aparecen copadas de tropas y cañones. En otro tablero, uno de los aficionados del público -dibujado en un extremo-, está bebiendo vino de una botella. Cuando años más tarde se reedita el juego, este sujeto ha sido cambiado por un policía.

En su web (www.cyclingboardgames.net), aparte de imágenes de su propia colección tiene publicada una teoría sobre el juego ideal. "Hay pocos que tengan en cuenta el cansancio de los corredores o las peculiaridades del terreno. Los hay muy estudiados, pero hechos con materiales precarios. Los hay pretenciosos, pero de una simpleza pueril. Es difícil encontrar alguno que cumpla todos los requisitos". Por ello hay mucha gente que se hace y se edita su propio juego (él ha firmado ya cuatro, el último titulado Maillot Irisat). Las nuevas tecnologías han revolucionado el coleccionismo. Páginas de Internet como e-Bay o Todocoleccion han sustituido los mercadillos. Incluso han propiciado una relación más estrecha entre los coleccionistas. "Al principio, en las subastas en la Red ponían el nombre de los que pujaban y podías ponerte en contacto con ellos". Fruto de esa relación ha pasado varias vacaciones en casa de gente que ha conocido allí. "Ahora ya no los ponen y todo es más aséptico, pero en este mundillo las relaciones son muy transversales. Tengo un amigo que colecciona coches de Scalextric y que tiene el teléfono particular de presidentes de gobierno y ministros de medio mundo, también aficionados a ese juego. Yo prefiero el ciclismo porque es el deporte más literario que hay. Gana quien da más pedaladas, punto. El resto es literatura".

Ankitoner, junto a unos juegos de ciclistas.MARCEL.LÍ SÀENZ
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