El juez exhuma a ocho fallecidos en el asilo de Olot

Los cuerpos son de ancianos que perdieron la vida durante el turno del celador que mató a tres mujeres con lejía

El Juzgado de Instrucción número 1 de Olot ha ordenado la exhumación de ocho cadáveres de personas mayores fallecidas en la residencia La Caridad en la que trabajaba el celador Joan Vila Dilmé, autor confeso de la muerte de tres ancianas a las que envenenó con lejía y productos de limpieza. Las mujeres, octogenarias y con un delicado estado de salud, murieron entre el 12 y el 19 de octubre.

El magistrado quiere comprobar las causas de los fallecimientos para discernir si Vila causó la muerte de más residentes de La Caridad. En total, según los Mossos d'Esquadra, 50 personas murieron en ...

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El Juzgado de Instrucción número 1 de Olot ha ordenado la exhumación de ocho cadáveres de personas mayores fallecidas en la residencia La Caridad en la que trabajaba el celador Joan Vila Dilmé, autor confeso de la muerte de tres ancianas a las que envenenó con lejía y productos de limpieza. Las mujeres, octogenarias y con un delicado estado de salud, murieron entre el 12 y el 19 de octubre.

El magistrado quiere comprobar las causas de los fallecimientos para discernir si Vila causó la muerte de más residentes de La Caridad. En total, según los Mossos d'Esquadra, 50 personas murieron en la residencia mientras el asesino confeso estaba trabajando, principalmente durante los fines de semana. Su abogado, Carles Monguilod, restó ayer importancia a la medida. "Es normal que se quieran agotar todas las vías de investigación, pero no creo que tengamos resultados destacables", aseguró.

Vila fue detenido el 18 de octubre un día después de que su última víctima, Paquita Gironés, de 85 años, muriera en un hospital de Olot tras ser encontrada en estado crítico en la residencia. Los médicos del centro alertaron a la policía tras ver quemaduras en la boca y la garganta de la mujer. Nadie sospechó, en cambio, del fallecimiento de las otras dos víctimas del celador, Sabina Masllorens, de 87 años y asesinada el 12 de octubre, y Montserrat Guillamet, también mayor de 80 años y muerta cuatro después.

El celador confesó al juez haber quitado la vida a las tres ancianas porque "no podía soportar cómo vivían" por su delicado estado de salud, aunque admitió haberlo hecho durante "una semana que pasó bebiendo" y durante la que también tomó los psicofármacos que tenía prescritos desde hacía años. Algunas frases de la confesión rozaban lo delirante, como cuando señaló que "se sentía muy eufórico, como si fuera Dios" durante esos días y que la muerte de las ancianas era "la plenitud".

Ayer también se conocieron los informes encargados por el juez a dos psiquiatras que han tratado a Vila, que sigue ingresado en un módulo psiquiátrico de la cárcel de Can Brians, durante 20 años. Los informes destacan que padecía "un trastorno ansioso depresivo, con rasgos obsesivos" y "una personalidad claramente inmadura", aunque matizan que no sufría ningún "trastorno psicótico, ideas delirantes ni trastorno de personalidad antisocial".

Joan Vila Dilmé.

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