Crítica:ROCK | MICAH P. HINSON & CENTRO-MATIC

Simple buen concierto

La mezcla de dos buenos sabores no garantiza que el resultado sea igualmente bueno. Los sabores han de combinar, y no siempre la calidad por separado de los mismos da lugar a un producto final a la altura. En esto se podía pensar en el repleto Palau que el viernes se rindió a la música de raíz norteamericana. Comparecieron dos excelentes propuestas que, combinadas en pos de una fusión, no pasaron de la alternancia y superposición, con el regusto final de que mejor hubiese resultado escoger uno solo de los platos.

Micah P. Hinson tiene voz de averno, profunda, con tendencia a la ruptura ...

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La mezcla de dos buenos sabores no garantiza que el resultado sea igualmente bueno. Los sabores han de combinar, y no siempre la calidad por separado de los mismos da lugar a un producto final a la altura. En esto se podía pensar en el repleto Palau que el viernes se rindió a la música de raíz norteamericana. Comparecieron dos excelentes propuestas que, combinadas en pos de una fusión, no pasaron de la alternancia y superposición, con el regusto final de que mejor hubiese resultado escoger uno solo de los platos.

Micah P. Hinson tiene voz de averno, profunda, con tendencia a la ruptura al final de las estrofas, fraseo perezoso y una singular y espasmódica presencia en escena. Tiene tuétano, carisma y un ramillete de canciones estremecedoras que, más que praderas, evocan lo que queda de ellas tras un incendio emocional: ceniza gris donde antes todo fue verdor. Centro-Matic, la banda del dolido Will Johnson, suena a declive emocional en una pradera aún verde pero con rincones ya marchitos. Hacen música bonita; duele por triste, pero es bonita porque melódicamente resulta evocadora e impecable. Por separado ambos artistas convencieron. Sin embargo, al alternar sus temas, la magia conseguida por cada uno de ellos se evaporaba, dejando el concierto sin norte, sin ángel. La mecánica fue, pues, ineficaz. Funcionó cuando Micah cantó en solitario y también al tocar su repertorio arropado por Centro-Matic; se atrancó cuando las atmósferas de unos eran seguidas por las de otro. Y para acabar de rematar, un Micah aquejado de incontinencia verbal y arrollado por su ego se dedicó a contar cosas que no por interesantes resultaban oportunas. En suma, fue un buen concierto que pudo ser, debió ser, mucho más.

MICAH P. HINSON & CENTRO-MATIC

Palau de la Música, Barcelona,

12 de noviembre

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